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JASON.

Estaba tan rayado.

Mi madre con su amabilidad, mi tío Eliot con su descortesía y su cabronería de siempre, mi abuelo con el tema de bisnietos y yo que sé qué más y, por último, el beso de Beca. Todo me tiene tenso y descontrolado.

Beca después del beso casto que me revolvió todo el estómago no me miró. Apareció mi abuelo por la puerta y nos sonrió, se sentó en una de las sillas de la mesa grande sin estufa.

Ésta ya estaba preparada y guíe a Rebeca para sentarse dándole la espalda a la ventana windows y ponerse al lado mía, que a su lado en el parte más estrecha de la mesa se sentaría mi madre y a su frente mi abuelo, luego Celeste que quedaba enfrente mía y Finn quien tendrá a su lado a mi tío el cual también lo tendría a mi otro lado.

Llegaron mis hermanos corriendo. Celeste llevaba una mayas de florecitas rosas y amarillas con una camiseta fina de mangas largas del mismo rosa, llevaba las zapatillas de casa y en la cabeza su pelo estaba sujetado por un coletero. Mi hermano Finn venía detrás de ella, llevaba una sudadera de Monstruos SA del color de Sulley, unas mayas holgadas hasta la rodilla y también unas zapatillas.

Se acercaron a Rebeca y la inspeccionaban.

-Soy Finn. -le alargó la mano mi hermano pequeño.

-Hola, Finn. Soy Rebeca. -se presentó con una dulce voz, ella le dio su mano. Mi hermano me miró con una sonrisa de "¡le he gustado!".

-Esta es Celeste, Rebeca. -Finn presentó a mi hermana.

-Hey, Celeste.

Mi hermana estaba muy cortada. No dijo nada, sólo un saludo con su mano. Rebeca soltó una pequeña risita, miró a mi abuelo que estaba super atento y distraído con la sopa de letras y luego a mí. Su sonrisa era verdadera. Ojalá la tuviera así toda la noche.

-¿No vas a decir nada, Celeste? -pregunté burlón.

-No... -dijo para correr a sentarse en la mesa. Finn la siguió.

-Mi hermana no es así... -le dije a Beca en el oído. Dio un respingo que me hizo reír.

Los ojos de Celeste escaneaban a la chica que tanto me gusta.

Mi madre apareció con un plato de cristal enorme con las albóndigas. La mesa ya estaba preparada con sus cubiertos, vasos, bebida, etc. Puso el plato en el medio.

-¿No ha llegado tu tío, Jason?

-Déjalo que se vaya, mamá. Sólo molesta.

Mi madre frunció el ceño.

-Papá, deja ya los pasatiempos, anda.

-Uy, lo siento, hija.

Enseguida quitó el libro y el boli de la mesa y los puso en un baúl que había detrás nuestra.

Mi madre se sentó.

Unos pasos hizo que todos los de la mesa nos miraramos. Era mi tío.

-Pensaba que ya ni me íbais a esperar. Por nada del mundo me perdería esta cena tan interesante. -andaba haciendo ruido con sus zapatos, se dejó caer en la mesa y cogió una servilleta para ponérsela en su regazo para no mancharse. Eso era uno de los pocos buenos modales que tiene mi tío. -Bueno, a comer, ¿no?

Mi madre empezó a ponernos las albóndigas.

Me fijé en Beca, se echó agua como mis hermanos. Mi madre le dio su plato.

-Eliot, ¿quieres ensalada?

-Sí.

Mi madre le acercó el plato donde estaba toda para sacarnos en los nuestros de forma individual.

No me impide/ TerminadaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα