41

862 59 4
                                    


Hola, 😊😊. Nos vemos abajito.

REBECA.

-Quiero que lo disfrutes.

-Lo estoy disfrutando, Jason.

No me atrevía a preguntarle si él disfrutaba.

-Yo también. -Parece que me oyó. Sonreí.

Me dio otro beso casto, entreabrí mis labios y noté su lengua recorriéndolos.

—Ahora relájate, ¿okey? —dijo con voz ronca. Asentí. Metió sus manos por debajo de mi blusa y dejándolas en las caderas.  Me mandaba miles de corrientes eléctricas. Se relamió los labios. —Agárrate bien.

Lo hice. Jason me soltó y sus manos se fueron a mi pantalón. Empecé a temblar. Me lo desabrochó. Apoyé mi cabeza en el armario cerrando los ojos de placer ¿cómo puedo sentir placer con sólo eso? Jason es la respuesta.

—Mírame.

Me costaba verlo, simplemente porque no podía creer que estuviéramos así.

Me lo pensé si abrir los ojos o no pero lo hice.

Besó mis labios y mordió el inferior.

Estoy en un éxtasis.

Fue metiendo su mano derecha por debajo de mis bragas.

—Joder. —dijo inconscientemente. —Quiero hacerlo ya.

—Y y-yo.

Bajó más la mano y solté un jadeo cuando tocó mi parte íntima.

Me reincorporé y agarré el pelo de la nuca de Jason aguantando las ganas de gritarle que le quiero. Sus manos acariciaban mi órgano humedecido. Empezaba a tener mucha calor.
Jason me agarró con la otra mano y salió del baño.

Abrió una puerta y por el olor a lavanda sabía que estábamos en mi cuarto. Me dejó en el suelo con un gruñido saliendo de mi boca. Enredó sus dedos en mi blusa y me la quitó. Me miró a los ojos. ¿Por qué los tenía tan brillosos? Siguiendo sus ojos fijos en los míos empezó a bajar mis pantalones.

—No sé si debo quitármela. —dije insegura refiriéndome a la pierna de acero.

—Te la quito. —me respondió dulcemente entendiéndome. Un Jason que pocas, o apenas nunca, había visto.

Se acercó a mi clavícula señalada donde mordió antes y la besó, bajó hacia mi pecho derecho y noté el roce de sus labios y cómo inspiraba.

Ya no tenía los pantalones. Jason se puso de cuclillas para deshacerme de la parte de mi pierna.

—¿Cómo lo hago? —me interrogó mirándome. Me agaché un poco colocando mis manos por encima de las suyas que estaban en mi pierna amputada y llevándolas al lugar correcto.

—Estira de aquí suavemente.

Lo hizo y pude ver que sonrió.

—Luego... —tragué saliva. Nunca pensé (de nuevo) que estaría enseñándole a un chico cómo quitarme la pierna. —...desliza la redecilla hacia bajo. —lo hizo. Miró hacia arriba satisfecho. Me cogió las mejillas.

—¿Por qué...? ¿Quieres llorar?

—N-no, es solo que ésto es tan importante para mí y a la vez vergonzoso y... Nunca pensé que te iba a enseñar cómo quitar esto después de odiarnos... No sé. —solté una risita nerviosa y luego suspiré. Absorbí mis mocos.

—Eres extraordinaria, Beca.

Y con esas palabras me cambió los ánimos. Hizo sentirme especial.

No me impide/ TerminadaWhere stories live. Discover now