28

922 60 2
                                    

REBECA.

Cuando me desperté al rato llegó Selena.

—Estaba dando una vuelta por los barrios de aquí y me distraje. —Me explicó Sel.

Se presentó en mi casa a eso de las tres y media o un poco más tarde. ¿Cuánto dormí? ¿Una hora?

—¿Tienes hambre? —negó con la cabeza. Se dirigió a la mesa del salón y puso ahí su cartera, móvil y llaves.

—Me iré a tomar una siesta.

—Okey.

Desapareció por la puerta de mi cuarto y la cerró.

Decidí llamar a mi madre.

—¡Cariño! ¿Cómo estás? ¿Te gustó la sorpresa de Sel?

—¡Hola, mamá! Bien. —mentí. —Sí, ha sido genial. —intenté reí.

—¿Y los estudios?

—Estupendo.

Seguimos hablando de cómo me iba con la universidad y también sobre las comidas, que si como bien y no porquerías. También le conté sobre David, Ally y Daniel. Enseguida me dijo cuando le expliqué sobre cómo era Daniel, que este chico sería el ideal de mi padre para mí.

—Tu hermano quiere hablar contigo, hija.

Seguro que es Simon, mi hermano pequeño, bueno, no tan pequeño.

—¡Hola, pesada! ¿Cómo te va por ahí? ¿Hay tías buenas? Porque aquí las tengo todas vistas...

—¡Simon! —soltó una carcajada. —Sí, hay chicas como podrás saber, algo normal. Que te gusten a tí...

—La quiero todo lo contrario a tí, hermanita, para que no me recuerde la chica a ti.

—Gracias, también te quiero.

Luego hablé con papá.

—Espero que no estés haciendo cosas que ya sabes que no me gustan... —me dijo con voz protectora.

¿Qué es lo malo de ser la única hija de varios hijos? Algo típico, que tu padre sea bastante protector y que te trate como si fueras cristal.

—Papá... ¿Cuántas veces te tiene que decir mamá de que estés tranquilo? 

—Espero que vengas a casa sola. —dijo firme.

Eso me ha dolido.

Sinceramente mi padre, después de lo ocurrido con Scott, quiere que esté sola el resto de mi vida.

Las charlas terminaron. Mis demás hermanos no viven en mi casa. Como dije hace tiempo: el mayor casado, el segundo igual, el tercero de aventuras aunque muchas veces anda por mi hogar, y el último si vive bajo el techo y el mandato de mis padres.

El móvil de Sel empezó a sonar. Yo me encontraba haciendo cosas de la universidad en el salón. Me levanté un poco para mirárlo que estaba encima de la mesa y quien llamaba era Jason.

Jason llamando a mi amiga.

Tragué saliva y esperé a que dejara de sonar y cruzando los dedos para que Sel no se despertara.

¿Para qué la había llamado? ¿Cómo es que se tienen los números? Una ola de celos me invadió.

De nuevo sonó el móvil y vibraba encima de la mesa. No me lo pensé y cogí molesta, dañada, furiosa y... Podría decir más adjetivos de cómo me sentía (otro como: nerviosa).

No me impide/ TerminadaWhere stories live. Discover now