26

919 63 4
                                    


REBECA.

No me lo puedo creer. ¡Cómo ha tenido que dejar a Zac con los golpes! ¡Lo estampó contra un cristal! Y ahí fue cuando me retiré de la cafetería de la universidad. ¡Maldita sea! Y todo porque lo besé llegué a escuchar y Jason le pegó por... ¿celos? No tiene sentido, Jason no siente nada por mi. No puede sentir eso.

Se creía que teníamos una relación amorosa, que eramos algo así como novios. Sí, fui capulla por besarme con un chico cuando estaba "saliendo" o "quedando" con otro. Pero quería tener las cosas claras y no tomé las consecuencias, yo que sé si Zac va a contar que nos hemos besado.

Y la cagué. Jason me odia. ¿Pero realmente por qué me tiene que odiar? ¿Por no saber que etiquetación nos venía bien? Claro, él está muy perdido en esto de conocer a una chica más profundo y no en el sentido guarro o pervertido. Pero... mierda, esto es frustrante.

He hecho alejarme de Jason. Qué tonta. Necesito relajarme.

El timbre sonó. Corrí hacia él, ¿y si Jason ha vuelto? Abrí y era mi amiga Sel. Parpadeé.

—¿Qué te ha pasado? —vino hacia mi y me abrazó.

—¿Que qué me ha pasado?

—Tienes los ojos cristalizados, Rebeca.

No separamos. Anduve hasta el salón, Sel me siguió.

—Jason... —señalé la puerta. —Creía que estábamos saliendo "oficialmente". —hice comillas en la última palabra. —Y yo como no lo sabía, o sea, es que no lo éramos, sólo habíamos salido varias veces y tal, me besé con su amigo Zac. —reí con sarcasmo. —¿Te lo puedes creer? Y ahora Jason me odia para añadir y rematar.

—Rebeca, eso no es tu culpa, cariño.

—Pero me invitó a salir, tuve una cita con él y no sólo eso, ¿sabes?

—Entonces...

—Entonces es mi culpa. —terminé la frase por ella.

—No te eches todo el marrón, amiga.

—Pero...

—Dale espacio a Jason. Si deberas te quiere... —enarqué una ceja.

—No me quiere. Jason es muy frío para sentir una cosa así. —volví a interrumpirla.

—Los fríos también tienen corazón, acuérdate de eso, Rebeca. Y si deberas te quiere...

—¿Perdonarías una infidelidad? —la paré por tercera vez.

Se quedó en silencio.

—No. —respondí por ella. —Yo tampoco lo haría.

—Lo vuestro es diferente.

—Jason no me va a perdonar.

—¿Compramos helado?

—¿Helado?

—Jason volverá a ti y si no lo harás tú, tranquila. —me abrazó de nuevo y lo deshizo del tirón. —Ahora compraremos helado. ¿Nunca has visto un película o leído un libro que cuando lo dejan los protagonistas, ella y sus amigas se van en busca de helado?

—No ayudas. —reí.

—Pues quiero cumplir eso de los helados. —sonrió divertida haciéndome nada de caso.

El timbre sonó. Nos miramos.

Fui a abrir la puerta y me encontré con una chica alta, delgada y rubia y podría decir que triste, le pasaba algo.

No me impide/ TerminadaWhere stories live. Discover now