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REBECA.

—Mmmm yo... —balbuceé.

—Ah bueno no se preocupes. — me sonrió Robert. —Nosotros al no ser tu médico, necesitamos rellenar unos documentos para saber si el paciente está realmente inválido o no, ya que aquí los productos como son de fábricas son más baratos...

Y empezó a explicárme un momento de cosas que a la mitad no entendí y casi la otra mitad no atendía de los nervios sin motivos.

Cuando me dieron la caja con mi muleta parecía una niña que iba a abrir sus regalos en navidad. Mi sonrisa era de tonta.

La abrí y... Wow. Me sentía nueva. Como si hubiera subido un escalón y todos los malos recuerdos que atraían la antigua muleta se iban.

—Gracias, Jason. — No me lo pensé lo abracé. Sentí su aroma impregnarse por mi nariz. Una aroma que me relajaba tanto. Jason se tensó y sus músculos se pusieron más duro por mi inesperada acción. Pero luego me devolvió el abrazo y sentí sus brazos rodearme la cintura pegando nuestros perfiles y nuestras orejas.

Nos separamos.

—Esto es genial. —dije emocionada y llevándome las manos a mi boca.

Jason me la pasó cuando la puso a mi medida. Me mordí los labios.

Cuando di los primeros pasos con ella me sentía una mujer nueva. Volví mi cabeza y Jason elevó sus ojos. Me miraba el culo atentamente. Tragué saliva.

—¿Quién es Colin? —pregunté a Jason  para entablar conversación. Él sentado delante mía, me metí una patata en la boca.

Estábamos cenando (temprano) en un restaurante de comida rápida. Estaba lleno.

—Mi abuelo.

—Ups, me esperaba tu apellido. Que tonta. —se rió de mi. Me ruborizé.

—Eres más guapa cuando te sonrojas. —solté una risa tonta y bebí de mi coca cola nerviosa. Jason miraba cada movimiento mío.

—¿Se lo dices a todas? —enarqué una ceja.

—No es que tenga muchos encuentros con ellas y quede seguido. —se encogió de hombros. Bebió de su bebida. Sus labios gordos rodearon la varilla y me apetecían morderlos. —Mis encuentros eran de noche y no les veo la cara.

Parece que me han dado una patada en toda las tetas y el dolor que sentía se fue a mi corazón estrujándolo.

—Qué descarado eres. —rodé los ojos y luego desvié mi mirada hacia la gente que pasaba por el restaurante.

—Tú has sido la que me miraba descaradamente —pronunció la última palabra más fuerte. — mis labios.

¿Lo niego? Si lo niego va a saber que me importa. Mejor me quedo en silencio. Bueno no, al final hablé:

—Piensa lo que quieras, Wilde. —sonrió de lado.

—¿Quieres que llegue mañana?

—¿Nuestra cita? —Oh... La cagué. Cita. Era una salida al cine, no una cita.

—Nuestra cita. —repitió Jason como para hacerse consciente de lo que iba a hacer conmigo, pero esas palabras sonaban tan jodidamente bien saliendo de su boca. Me acomodé el pelo. —Nuestra cita.

—Sí. Me gustaría ver si te quedas dormido. —reí.

—No soy de esos. Me gusta ver películas, Lima.

—Al igual a mi.

—Entonces podremos ver más. —dijo sin vacilar.

—Emmm... Si. —dije saltando en mi interior de emoción pero a la vez nerviosa.

No me impide/ TerminadaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ