48

889 60 0
                                    


¡Holaa!

REBECA.

Domingo.

Domingo 18 de junio, hora: 14:32.

Estoy en el coche de mis padres, mi padre conduciendo, mi madre de copiloto y mi hermano Simon atrás conmigo.

He tenido una bienvenida resumida en: abrazo de mi padre con besos y otro en la cabeza, mi hermano otro y mi madre el cuádruple de sus abrazos y besos. Hacía tanto que no veía a mi padre y a Simon, sólo por las videollamadas. Bueno, y mi madre aunque vino la eché muchísimo de menos.

Para comer vendrán mis hermanos vendrán con su respectiva mujer e hijos. Y Gaston, también.

Ganas tengo de ver a mi familia, pero sinceramente, tengo más ganas de descansar porque es lo que menos he hecho en estas quince horas.

No he dormido porque no puedo.

En estas quince hora puede que... Unas doce horas mi mente sólo pensaba en Jason Wilde.

Tengo unas ojeras enorme, unos ánimos por los suelos y una sonrisa más falsa que Judas.

He hablado lo mínimo desde que estoy con mi familia.

Jason me quiere y yo me quiero morir. ¿Por qué? ¿No debería estar alegre, contenta, dando saltos? Pues resulta que es todo lo contrario. Dejar estos meses atrás... Dejarlo atrás es...

Me choco contra el cristal.

—Ay.

Me froto en la frente y Simon se ríe. Ruedo los ojos y sigo mirando al paisaje o lo que sea que es. De bienvenida me ha comprado golosinas que ya he comido unas cuantas y cuando llegue a mi casa me las zamparé enteras para ahogar mis penas.

Mierda... Todo esto es una mierda. Una completa mierda. Mi vida es una mierda.


[...]


Estoy en mi habitación con mi madre guardando algunas cosas. Son las seis, hemos acabado tarde de almorzar. Ver a mis tres hermanos mayores me ha hecho sentirme más en casa y también la niña pequeña. Estoy en la vuelta a la rutina del verano que se basa en toda la mañana en mi casa, por la tarde doy una vuelta con mi madre o Selena y otras amigas, los viernes no salgo pero los sábados tal vez lo haga más seguido. No sé. Tal vez si tengo un verano "inolvidable" el curso en Washington sea algo irrelevante.

Y por su puesto hacer ejercicios elegidos por el fisio e impuestos por él y mi padre.

¿Por donde íbamos? Aah, el orden de a maleta y tal. Alguna ropa es para lavarla y otras no.

—¿Y qué tal te ha ido estos últimos días? —me pregunta mi madre.

Eso me hace acordarme de Zac. Todavía no puedo entender por qué ha hecho eso, ya no porque me lo haya hecho a mi sino en lo perfecta forma en que se ha mostrado frente a la persona que ha herido, en lo bien que ha mentido.

—Me lo he pasado bien. —digo con la voz monótona, mintiendo por una parte y por otra no.

—¿Y tu cumple, cariño? ¿Lo celebraste?

—Fui de compras con Ally, mi amiga. —mentí de nuevo por una parte ya que fui el viernes.

—¿Y el chico...? —inquiere doblando una manta y mirando a ella como la que no quiere la cosa. Toda madre le encanta los chismes amorosos de sus hijas.

Inspiro.

—¿Qué chico?

Dejo salir el aire.

No me impide/ TerminadaWhere stories live. Discover now