Vuelta

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Teddy se volvió por última vez, Alph le estaba apurando aunque no hablaba. Trató de grabar la escena en su memoria, al fin y al cabo era un valioso recuerdo para él. Imprimió mentalmente a su padre aullando de agonía y sus tres amigos aterrados, a los dos profesores velando por los cuatro... y el joven de Slytherin. Ted miró en esa dirección, queriendo asegurarse de acordarse bien de él, al fijarse se dio cuenta de que en verdad no estaba espiando a Remus, sino a James. Le miraba con odio y envidia, como si él tuviera algo que le perteneciera. Teddy no quiso darle importancia, entonces, Alph tiró de su manga y le tendió un pequeño objeto. Era el diente que se había desprendido de la boca del lobo, aunque era algo asqueroso, para qué mentir, a Ted le gustó como souvenir.

Cuando apretó la palma con el diente en él , Alph lo entendió como la señal de salida y activó el mecanismo. La luz les envolvió como ya lo había hecho ciertas veces y llegaron de nuevo al presente. El bosque que se desdibujó reapareció prácticamente idéntico pero de día y en paz.

Los dos amigos miraron hacia el castillo, no había nada fuera de lo común, o nada a la vista. Decidieron entrar en él, si habían conseguido reconducir el tiempo, el profesor Longbottom estaría esperándolos en su despacho. Recorrieron los pasillos como ya habían hecho varias veces, todo lo que veían coincidía con su versión de la realidad. Serpentearon hasta llegar al lugar, cuando abrieron, el jovial profesor estaba esperándoles pero puede que no de esa manera.
– ¿Chicos? ¿Por qué venís de fuera?
– Perdón, tuvimos un inconveniente y no pudimos volver hasta aquí para... ya sabes– resumió Alph.
– Bueno– suspiró–, ¿entonces ya habéis terminado?
– Sí, profesor– respondieron al unísono.

Neville parecía comportarse completamente normal y al ver a sus amigos no había ningún signo de alteración. Todos estaban bien. Teddy no se presentó a ninguna de las clases por la tarde, tenía demasiado en lo que pensar, decidió esperarse un poco en el Gran Comedor antes de volver a su cuarto con la excusa de dolor de cabeza. Todavía tenía el diente de su padre en la mano, se sintió unido a él, aunque jamas llegarán a conocerse de verdad.

Cuando sonó la campana, Teddy fingió su enfermedad y se marchó hacia la sala común de Hufflepuff. Cruzó varios pasillos sin ánimo de nada hasta que alguien lo llamó:
– ¿Teddy?– preguntó una voz algo lejos–. ¿Te pasa algo?
Ted se volvió y vio a un joven de pelo de color avellana, alguien que no había visto desde hace al menos un año, Daniel.
– ¿Eh?– dijo él aturdido.
– ¿Estás bien? No pareces el de siempre– comentó preocupado–. ¿Te acompaño a enfermería?
– Emm... no pasa nada, volveré a mi habitación– respondió sin salir de su asombro.
– Estás pálido– continuó–, ¿estarás bien para el partido del domingo?
– Por supuesto– afirmó–, me recuperaré pronto.
– Bueno– concluyó Daniel aliviado–, entonces me voy a clase, ¿vale? Si no entiendes algo, puedes llamarme.
– Gracias– murmuró Teddy mientras se daba la vuelta.

Teddy se dirigió hacia su previsto destino con un verdadero dolor de cabeza: ¿por qué Daniel está diferente?, ¿eso significa que no han rectificado del todo? La cabeza de Ted daba tumbos y al llegar al cuarto, se derrumbó en la cama sin siquiera cambiarse. No supo con exactitud cuándo se quedó dormido, solo fue consciente al despertar. Una cara familiar le miraba de cerca cuando abrió los ojos, dándole a ambos chicos un enorme susto. El joven se cayó hacia atrás y le anunció al resto:
– Buenas noticias, no está muerto.
– Cuéntame algo que no sepa, Clare– le respondió alguien.
– Ja, ja– se rió fríamente Clare–. Night, ¿hay algo que no sepas?
– Sí– comentó–, tu orientación sexual.
– ¡Oye!– cinco o seis personas más estallaron en risas.
– ¿Insinúas que tú hermano es gay, Night?– gritó una voz femenina.
– Pues yo no lo dudaría– chilló Finn.

Alguien le dio dos palmaditas a Teddy en la cabeza, era Night.
– Levanta ya, princeso de mi hermano.
– ¡Teddy!– exclamó Rika–. ¡No me lo esperaba de ti! ¡Pensaba que eras de Dan!
– ¡Traidora!– murmuró la víctima mientras se abalanzaba sobre la chica.

Teddy estaba sorprendido, estaban Finn, Richard, Rika, Daniel, Night, Clare y Alph. Todos estaban sonriente, Ted dirigió la mirada hacia Alph, quien le devolvió una sonrisa cómplice mientras que encogía sus codos.

Teddy Lupin: ¿Quiénes eran los Merodeadores?Where stories live. Discover now