Mulciber

430 51 17
                                    

Los días de invierno fueron pasando y la temperatura aumentaba gradualmente. Ted seguía estudiando como debía y carteando con su padrino, quien le daba a veces noticias de Mulciber, el fugado. El peligro era inminente, cada vez las noticias de pequeños robos eran más cercanos a la posición del colegio. La directora le había citado más de una vez para hablar con los profesores sobre las medidas de seguridad.

A veces se encontraba con Daniel por los pasillos o en el Gran Comedor, pero sólo se miraban uno al otro con rabia. Alph y él últimamente se habían unido mucho con los gemelos Night y Clare, quienes lamentaban no haber sido escogidos a Hufflepuff. Clare era un Sol y animaba a todos a seguir adelante, aunque era una pena pues Hufflepuff no compartía clases con Gryffindor. Night era mucho más tranquilo que su hermano mayor y aparentaba ser mucho más adulto que su gemelo. Night también tenía su parte traviesa pero sus bromas tenían un cierto carácter más maligno y planeado. Richard también se llevaba bien con muchas otras casas como Gryffindor y muchas veces iban junto a la sala común roja.

Ted pasaba mucho tiempo sin preocupaciones, o eso parecía, pues él en verdad se temía lo peor. Le había contado la punta del iceberg a sus compañeros de cuarto y también a los hermanos Hendrickson. En las clases de Vuelo, solía volar muy alto, intentando ver si el prisionero llegaba y para alivio, todavía no era el momento. O no venía en esa dirección. Descubrió un día que su manejo para la escoba era excepcional, hasta el punto de que la señora Hooch quería que se uniera el equipo de Hufflepuff ya. Pero Ted era un chico de reglas e insistió en esperar un año.

A mediados de Marzo, empezó su época de exámenes, el cual no resultó un problema para la prodigiosa mente del metamorfomago, pero sí para el puré cerebral de Finn.

En contra de lo previsto, Hogwarts recibió el primer ataque de Mulciber. Fue a la hora del descanso, en uno de los patios de un lateral del edificio. Habían tres docenas de estudiantes de Gryffindor y por suerte, el profesor Longbottom también estaba presente. Hemos de mencionar, dado esta situación, que el ex-Mortífago había tenido pésima fortuna, pues de los más de 30 estudiantes, habían al menos una quincena que cursaba ÉXTASIS de Encantamientos. Nuestro protagonista apareció tarde en la escena: cuando llegó, ya estaba todo resuelto.

Los siguientes días fueron tensión pura para Ted, quien quiso haber aprendido un conjuro para dividirse en mil individuos o algo parecido. Tenía la sensación de que algo malo se cocía, pero sentía lo mismo en todas partes. Ted estaba más estresado que nunca, quería ayudar pero se sintió inútil. Solo podía rezar por que los profesores se hicieran cargo.

Un día de aquellos, Ted estaba paseando tras la comida, junto a Alph y Finn. En un momento determinado, se despistó y al volver a darse cuenta de sí mismo, se situaba en un pequeño patio. Este debía estar cerca de uno de muro que separaba el colegio del mundo muggle. Los edificios eran bastante más viejos que los que solía ver. Además de eso, los cuatro lados que rodeaban esto desprendía un aire diferente, maligno. El suelo de césped era especialmente oscuro, para nada uniforme ni mullido como los de la zona principal. Incluso los colores que reflejaban los cristales eran sombríos y no se divisaba nada al otro lado.

Sintió como si alguien le observaba fijamente y se giró instintivamente. En el peor de los momentos, se percató de que estaba solo. Esto va mal, fatal. Sea quien sea estaba cerca y listo para atacarle. Volvió a girar y examinó todas las esquinas, sin ver a nadie.

Ahí está, un hombre de largos y grasientos cabellos se abalanzó sobre él. Ted forjeó, trató de quitar la mano que tapaba su boca y pateó, todos sin éxito. Algo le hizo sentirse adormilado, sus extremidades le fallaban y los párpados empezaron a caerse. Aun todo esto, su mente daba ordenes en vano y su piel seguía sintiendo. Notó como el hombre le cogía y lo llevaba consigo, Ted no se rindió y siguió intentando reaccionar. Parecía estar paralizado.

Al volver a recobrar la posesión de su propio cuerpo, Ted se vió dentro de una fantasmagórica casa. Dedujo que no debía estar lejos de Hogwarts, pues todavía era de día. ¿Pero y si era la tarde del día siguiente? ¿O de pasado mañana? Ted sacudió la cabeza, no podía haber pasado tanto tiempo, ¿verdad? De pronto, el hombre que le había raptado entró en la habitación. Tenía el lacio pelo negro recogido en una simple cola, en su cara podía leerse que no había gozado de demasiados placeres en su estancia en la Tierra y su sonrisa desprendía un aura malévola. Era Mulciber.

Teddy Lupin: ¿Quiénes eran los Merodeadores?Where stories live. Discover now