Carta de Harry

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Una pregunta esencial surgió de dentro de Teddy: ¿qué sabía el profesor de su padrino que él no supiera? Los ojos del profesor le despertaban intriga, no mostraban más que pura felicidad. La inocencia que desprendía era inadecuado para la edad del señor, sonreía como un chico de cinco años y movía la cabeza tontamente. En un momento dado, el profesor no pudo esperar más a la reacción del chico y continuó hablando:
– Me dijo– tosió un poco y puso una ridícula voz como si fuera la de Harry–, "Neville, necesito que vigiles de él por mí. Obviamente no quiero descuidarme pero hay algo que no va bien. Échale un ojo". Y supongo que también tienes el derecho de saber lo que quieras, ten por hecho que te contaré todo lo que sé.

Él siguió examinando las expresiones faciales de su interlocutor, desde pequeño era extremadamente precavido con mayores.
– Profesor, ¿cuál es tu relación con Harry Potter?
– Era compañero de clase, buen amigo y subordinado suyo durante un tiempo. Éramos de Gryffindor y siempre lo apoyé.
– Y, ¿qué no va bien?
– Eso va fuera de mis conocimientos– su voz agravó y ambos se dieron cuenta de su seriedad–, pero tiene que ver con algún prisionero de Azkabán.
– ¡¿Azkabán?!– chilló Alph, incrédulo.
– Sí. Por lo que sé, es malo de verdad, no como Sirius.
– ¿Sirius? ¿Sirius Black?– preguntó Ted.

Dando un repaso por su mente, recordó que Sirius fue el padrino de su padrino, por lo que él sería el ahijado de su ahijado. Además de que era un gran amigo de su padre y también sabía que la primera vez que Harry se encontró con Sirius, él había huido de Azkabán. Bingo. Por lo cual, un tipo, seguramente ex-mortífago, había escapado. Pero esto ya había pasado antes...
– ¿Es esto actual?– tanteó Teddy.
– Al parecer, desde que tu padrino pisó las oficinas, se hizo cargo del caso pero sigue sin haberlo terminado. Aun habiendo terminado otros casos con gran velocidad.

El profesor apoyó los codos sobre la mesilla del café, tapándose parcialmente la boca, el ambiente cambió completamente. Ted se dio cuenta de una cosa, algo que Potter le había dado permiso pero ahora se lo cuestionaba.
– ¿Puedo seguir escribiéndole?
– Por supuesto, te conseguiré un búho, tu cumpleaños pasó hace poco, ¿verdad?– el profesor se acordó de pronto de algo, su cara mostraba la sorpresa por sí mismo–. Hablando de búhos, Harry me mandó una carta y me encargó darte esto.

El profesor rebuscó en los cajones del escritorio, sacando tres toneladas de hojas y tres docenas de plumas. Desmonto el cajón y siguió buscando. En un momento determinado, asomó la cabeza y gritó de euforia:
– ¡Aquí está! Toma. Esto es para ti.

Ted cogió la carta de las manos del profesor, constaba de una única hoja. Su padrino siempre había sido breve y preciso. Él no tardó en sumirse en los folios. La respiración entrecortada de Alph le hizo darse cuenta de que sus ojos también estaban posados sobre la misma carta.

Querido Teddy,
Supongo que si estás leyendo esto es porque ya te has encontrado a Neville. También puedo pensar en que has hecho amigos, estás en una casa, que te lo estás pasando bien. Eso último sobre todo, me gustaría que pase lo que pase, lo disfrutes. Te he confiado a Neville porque, me da miedo que durante tu tiempo en el colegio, pueda pasar algo con lo que no te pueda ayudar. No estoy diciendo que le cuentes a él antes que a mí, yo siempre estaré ahí para tu disposición.
La letra del padrino se volvía más conjunta, como si algo fuese escrito antes que el resto.
Y sobre otra cosa, James tiene ganas de verte ya. He tratado de decirle que vendrás en las vacaciones de Navidad (lo harás, ¿no?) pero se ha empeñado en escribirte

 He tratado de decirle que vendrás en las vacaciones de Navidad (lo harás, ¿no?) pero se ha empeñado en escribirte

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Ted esbozó una sonrisa, la letra de James era ilegible, pero le recordaba a casa. Seguro que el hijo mayor de los Potter había vuelto a crecer y se ha vuelto más travieso aún.
Te lo traduzco por si acaso, pone: te hecho de menos, vuelve pronto. También hizo un dibujo para ti pero creo que lo traspapelé, ya te lo enviaré cuando lo encuentre.
Teddy, quisiera que me cuentes todo lo que has hecho, desde el primer paso dentro de tren hasta lo que sea que estés haciendo mientras lees esto. Cuando termine la semana también quiero un informe exhaustivo de las materias, cuales te gustan y cuales no. ¿Entendido, teniente segundo Lupin?
Ted volvió a sonreír, Harry sabía cómo sacarle sonrisas de donde no las hay.
He visto de camino al trabajo un montón de cosas que te gustan. Eres como un tercer hijo para mí, siempre estoy pensando en ti al igual que en mis dos pequeños.
Vayamos a algo más serio, ten mucho cuidado, Teddy. Estoy con un caso de un prisionero escapado de Azkaban.
Bingo. Lo que había dicho el profesor.
Es un caso muy antiguo, desde antes de la Guerra en Hogwarts. El criminal es muy escurridizo, al igual que despiadado. Solía ser un Mortífago. Debería haberte dado el Mapa del Merodeador para que hubieras podido ver si está en Hogwarts o no. Debes saber que el fugitivo va hacia el norte. No me extraña, sois unos rehenes perfectos, intentaré ayudar al colegio con la seguridad.
Escríbeme pronto,
Harry

Teddy Lupin: ¿Quiénes eran los Merodeadores?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora