Capítulo 1: Conociendo el error

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CRISTAL

Amor.

Música.

Fiesta.

Dolor.

Alcohol.

─Dios, que calor insoportable...─ las vacaciones habían llegado y el calor acompañadolas.

No podía elegir otro día para ordenar el ropero. Ahora me encuentro con una montaña de ropa en mi cama y yo sólo deseo estar acostada con el ventilador encima, que idiota, debí hacer esto entre semana no un sábado. Mi celular sonó y por el tono de la llamada ya sabía de quien se trataba.

─¿Si?

─¿Qué haces?─ la voz tras el teléfono contestó.

─Sufro ordenando mi ropero ¿Por qué?

─En cinco paso por ti, saldremos a por algo fresco.─ y colgó.

Recogí la montaña de ropa y la trasladé al ropero de nuevo, al menos no estaría a la vista el desorden. Al igual que yo mi ropero por fuera se ve impecable, ordenado y bien, pero por dentro es un desmadre imsolucionable.

Esa calurosa tarde de verano mi mejor amiga desde que tengo cinco, Ashley, me jugó una mala pasada llevándome engañada a un lugar, odiaba que hiciese eso, lo que más detesto en el mundo son las mentiras, odio que me mientan. Aunque sea una insignificante cosa, mentira es mentira.

─ No puedo creer que me arrastraras hasta aquí...─murmuré furiosa, íbamos a por un helado y terminamos en un Festival de Música. El mismo al cual le insistí que fuésemos hace semanas y siempre me rechazaba el plan ¿qué le hizo cambiar de opinión?

Hay unos amigos aquí, anda, no seas gruñona Cristal Dunn.─ me sonrió como si le importara una mierda mi opinión y me arrastró entre la gente contoneando su voluptuoso trasero y moviendo su negro y ondulado cabello. Algunos con los que choqué en el camino me miraron horrible lo cual incrementó mi mal humor. Intenté zafarme de su agarre en más de una ocasión pero no pude, estúpida Ashley.

Llegamos hasta un grupo compuesto por dos chicas que no conocía y que jamás volvería a ver y cuatro muchachos, tres rubios para nada llamativos, bueno, a mí no me gustan los rubios, ninguno, pero también había un chico alto, de piel blanca, con cada musculo de su cuerpo muy definido, demasiado, a decir verdad debe tener horas y horas de gimnasio, no me molestaría tocar cada uno de esos abdominales, pero lo que más me llamó la atención en ese momento fueron sus ojos, de un negro intenso, una mirada que oculta mucho...una mirada muy parecida a la mía. Es ese tipo de chico misterioso tirando a criminal que todas nos paramos a ver solamente, porque sabemos que por todo su sexy cuerpo grita "problemas" hasta su vestuario era de chico malo, jeans gastados, remera blanca y chaqueta de cuero, demasiado sexy, lo sé, y unas cadenas en su cuello, y creo que vi un anillo cuando sacó las manos de sus bolsillos. Me quedé como boba mirándolo y él a mí, parecía el protagonista de a tres metros sobre el cielo, sólo le falta la moto y que me diga "fea", demasiado irreal para ser verdad, no me sentí culpable de quedarme mirándolo tan fijamente pues todas las mujeres alcoholizadas de los alrededores se lo comían con la mirada, yo al menos no era tan exagerada y giraba la cabeza como la chica del exorcista para verle, sí, había una chica a su derecha que estaba mirando así. Las cosas que hace el alcohol...

─Hola, al fin llegan, nosotros vamos por más bebidas, Lu se queda a cuidar las mochilas.habló uno de los chicos y señalaron al pelinegro, así que se llama Lu... ¿será Lucas? ¿Luciano? ¿Lucifer?

Rápidamente vi a las chicas y al otro muchacho irse riendo tirando todas sus cosas al suelo despreocupados, recién ahí noté los tatuajes de las chicas, unos tribales en sus piernas, que lucían muy bien en sus cortos pantalones de mezclilla, para mi pesar, Ashley también se fue diciéndome que necesitaba ir al baño seguida por los otros dos chicos, todo pasó tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar oponiéndome a quedarme con el presunto delincuente. Lu.

JUNTOS (#SYPS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora