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El siguiente contenido puede ser algo fuerte y explícito para algunas personas, si eres menor de 18 años, o por alguna razón no te gusta leer este tipo de contenido, ve a la parte final del capítulo; encontrarás una breve nota para poder continuar...

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El siguiente contenido puede ser algo fuerte y explícito para algunas personas, si eres menor de 18 años, o por alguna razón no te gusta leer este tipo de contenido, ve a la parte final del capítulo; encontrarás una breve nota para poder continuar con la historia y no quedarte sin contexto.

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~Violette~

La atracción a lo prohibido es tentativo; peligroso, pero tentativo. ¿No es fastidioso escuchar a tu conciencia cada vez que estás por tomar una increíble decisión? Sí, lo es, por eso, está vez no escucharé mi maldita voz de conciencia. Haré lo que quiero hacer.

Al final, la mejor manera de librarnos de la tentación, es cayendo en ella...

Dejé de escuchar sus palabras, no podía parar de pensar lo mucho que deseaba en ese momento ser suya y de nadie más; su mano derecha sobre la pared, acorralándome, daba una sensación que me hacía sentir tan bien, como si él tuviera todo el control de mí «Sí, soy una loca desquiciada y masoquista». Mis hormonas estaban enloqueciendo y me rogaban acercarme a él. Me maldecía internamente por lo enferma que era al excitarme mientras él me gritaba y discutía conmigo, probablemente se debía a su interés por mi bienestar, algo que por muchos años dejé de sentir. «Lo que se siente saber que genuinamente le importas a alguien».

Sin pensarlo dos veces, lo detuve para que no se alejara y con mis manos tomé su cara obligándolo a mirarme. Afirmé sus palabras y lo besé, no me importó nada más.

—¿Qué haces? —Se separó casi al momento, su expresión cambió totalmente, estaba confundido.

—Lo que siempre he querido hacer... —respondí mientras saboreaba sus labios, bastaron segundos para saber que deseaba tenerlos nuevamente. Me desconocía totalmente, jamás había sacado ese lado extraño, pervertido y lujurioso de mí. No que lo recuerde.

—Estás ebria, deberías dormir, no sabes lo que dices ni lo que haces. —ordenó con firmeza, consciente de que hacía lo correcto, pero se veía algo nervioso.

Enamorada del chico del barDonde viven las historias. Descúbrelo ahora