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~Violette~

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~Violette~

"Nunca se sabe lo que tienes, hasta que lo pierdes", Es increíble que esta frase se adapte a cualquier situación, nunca imaginé que este día perdería tanto...

En la imagen podía observarse a Evan y a una de las modelos que me parecía bastante familiar encima de él, dentro de su Porsche. Evan intenta tapar un poco la escena, pero se logra ver el sostén sobre el otro asiento. Recordé fácilmente a la chica, hace unas semanas llegó en busca de empleo, yo la entrevisté, pero claramente no pude contratarla, pues sus estudios estaban inconclusos y mínimo necesitaba su preparatoria.

¿Quién la contrató?

Evan... Ya me he respondido para qué.

Sentí tantas cosas dentro de mí, tanta decepción, ¡A la mierda Evan!, Sentía coraje por mí, por cómo me veía como tonta a lado de él y con un matrimonio en pie. Fue un recuento de mi vida con él, desde pequeña, siempre vivimos enganchados por la sociedad, ninguno sentía amor por el otro, de un momento lo hubo, pero se terminó. No lo culpo, honestamente creo que no soy lo suficiente para él, necesita más, probablemente no me encuentra sexualmente atractiva y mucho menos con un estilo atractivo.

Me pregunto si hay algo, solo una cosa que él ame de mí. Yo respondería que amo la forma en la que se ama a sí mismo, la envidio, es casi seguro, no conozco otra persona con un nivel de narcisismo superior al suyo.

—¿Estas bien? —preguntó Alessia después de que me perdí.

—No, no estoy bien, sabes que no me importa lo que los demás piensen de mí, pero el hecho de que me vea la cara de estúpida a ese nivel es algo que no tolero, me hierve la sangre, lo hace como si jamás fuera a enterarme, olvida su vida pública y lo miserable que es —expliqué mientras mis puños se apretaban de tan solo pensar lo mucho que deseaba golpearlo.

—Lo lamento, eres mi mejor amiga, tal vez nunca debí mostrarte eso, pero necesitaba hacerlo o te casarías con un imbécil como él... —no la miraba, estaba con mi cabeza sobre el pequeño espacio que había frente al asiento, la lluvia estaba presente, y me perdí viendo como cada gota caía sobre el parabrisas, cada gota ocupando el lugar de otra, siendo reemplazada al instante.

—Corrección...—contesté después de varios segundos.

—¿De qué hablas Violette?

—Dijiste "te casarías con un imbécil como él", pero sabes que eso es imposible, debo casarme con él —no podía apartar la mirada del parabrisas, no quería ver lo molesta que Alessia se pondría.

—¿Por qué? —me miró con gran enojo, podía sentirlo desde el rabillo de mi ojo izquierdo.

—Ya lo sabes —la miré después de pronunciarlo.

Bufó con mucho enfado —Ohh ¡Claro! Solo porque a tus padres les importas un pepino y quieren que te cases a la fuerza para no perder la gran fuente de ingresos que les brinda tu estúpida relación —dijo con gran sarcasmo y mucha realidad.

Enamorada del chico del barDonde viven las historias. Descúbrelo ahora