Capítulo veintiuno

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Capítulo veintiuno

Eso se siente bien.

Gimo sin poder evitarlo. ¡Dios!, había olvidado que podía sentirse tan bien. El mundo debería conocer el poder del pepino. ¿Qué demonios? Al pepino deberían hacerle un altar...No, una estrella en el paseo de la fama.

La noticia podría ser: El pepino alcanza su estrellato luego que la convención de mujeres destrozadas del mundo del espectáculo asegurara que hace cosas buenas por sus ojos hinchados.

Si el pepino tuviera unos buenos abdominales le pediría matrimonio —asegura Camille acostada junto a mí.

Creo que el gemido que escapa de mí a continuación es mi manera de hacerle saber que estoy totalmente de acuerdo. El frio de las ruedas que reposan sobre mis ojos se filtra deliciosamente relajando cada vez más mis hinchados parpados.

No sé cuánto tiempo llevamos de este modo y sé que en cualquier momento voy a tener que retirarlo pero es tan difícil renunciar a las cosas que te hacen sentir bien y el pepino es una de esas cosas...es como comer chocolate evitándote las calorías.

—Si supiera que me va a decir que si montaría al pepino ahora mismo en un avión hacía Las Vegas y haría que Elvis Presley nos casara —replico.

Ella suelta una risita.

—Técnicamente, no puede decirte que no por lo que podrías forzarlo...Lo que significa, que el señor pepino se podría casar con ambas incluso sin querer.

Ese es un buen punto. Quizá, si salgo corriendo ahora mismo con el podría estar en las vegas en dieciocho hora si tengo suerte, Camille podría venir con el hermano de señor pepino y conseguir alguien que nos...

Espera, ¿En serio acabo de planear mi escape con el señor pepino? Joder, yo sí que estoy mal, muy mal de la cabeza. Que alguien llame al manicomio y me interne, por favor.

Una carcajada me hace volver de mi mundo particular donde la cantante de Top Flair contraía matrimonio con el pepino que alivia sus penas...o sus ojos para el caso.

— ¿Debería empezar a sentirme celoso? —se mofa. Escucho sus pasos cada vez más cerca pero me niego a apartar las rodajas de mis doloridos parpados.

—Te presento a tu cuñado, hermanito. En este momento esta besando mis ojos.

Rio porque esta situación es absurda. Somos dos mujeres adultas huyendo de lo que nos atormenta de una forma ridícula. Sin embargo, eso no le quita lo divertido. Quiero decir, creo que puedo hablar por las dos cuando digo que necesitábamos esto. Un momento normal...donde todo lo demás pasara a segundo plano por al menos unos minutos.

—Y este sobre mis ojos, es la razón por la que no puedo aceptar ese anillo que todos aseguran me compraste, nos casaremos en Las Vegas en dieciocho horas —informo encogiéndome de hombros.

Ahora es Camille quien se carcajea.

El frio abandona mi rostro obligándome a apretar los ojos cuando la luz regresa a formar parte de mi universo.

Maldigo en silencio y los abro poco a poco...una rendija es todo lo que necesito para darme cuenta que Nicholas está cerca. Demasiado cerca, en realidad.

El único aviso que recibo es sus manos sobre mi rostro antes de que sus labios besen primero un parpado y luego el otro. Repite el proceso al menos otras tres veces haciéndome suspirar por algo totalmente distinto.

El pepino es parte del pasado, señoritas. Cuando tengan los ojos adoloridos solo hagan que Nicholas los bese. Miles de emociones recorren mi cuerpo mientras sus besos se trasladan a mis mejillas y cierta incomodidad entre mis piernas aumenta. Sigue su camino hasta mis labios y cuando la situación promete volverse incluso más interesante un carraspeo nos recuerda que no estamos solos.

Un Nicholas para Nicole (TOP FLAIR I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora