Capítulo siete

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Capítulo siete

Andrés me observa por encima de sus lentes de media luna sin decir nada.

Hace una semana yo estaba perfectamente ignorante en Edimburgo y entonces mi hermana, como siempre, apareció para arruinarme y me envió de vuelta al psicólogo.

Bueno, para ser justos, cuando Wyatt leyó el mensaje llamó a mi psicólogo, lo hizo volar hasta Manchester, y así envió a la mierda mi excusa de no interrumpir el itinerario de conciertos de la banda.

Trate de callarme lo que estaba pasando por mi mente tanto como pude, pero Wyatt me conoce demasiado y mis acciones no hacían nada por ayudarme.

Supongo que el que estuviera tan lejos de la remitente de ese mensaje ayudo a que solo tuviera una pequeña crisis nerviosa por culpa de sus palabras. Crisis nerviosa que termino conmigo evitando cada lugar en donde hubiera comida y obligando a Wyatt a ordenar por mí y así no cometer una estupidez que me enviará de nuevo al comienzo.

Por supuesto que eso lo hizo darse cuenta de las cosas y obligarme a confesar.

—Nicole, no sé cuantas veces voy a repetirte esto. Haz avanzado mucho y las crisis de ansiedad ya no te perjudican del modo en que lo hacían, pero la bulimia no es algo que se cure así de fácil. Las secuelas tanto físicas como emocionales son algo que se mantiene contigo por años, sobre todo, si te niegas a enfrentar lo que te hace daño.

Yo tampoco sé cuantas veces más tendrá que repetirlo para que entienda que de verdad he avanzado mucho durante los últimos dos años.

Suspiro.

—No las quiero en mi vida. No quiero volver a ser la chica que se creía todo lo que le decían. Amo mi vida como esta justo ahora, pero entonces ellos se empeñan en volver, y tengo un ataque de pánico ante la simple mención de ese hecho. Siento que cada vez que aparecen, todos estos años de terapia se van a la mierda.

Puedo recordar cada palabra de mi madre hacia mí, mientras me miraba con desprecio y no dejaba de compararme con mi perfecta hermana.

Cada vez que ambas me llamaron gorda, incluso cuando no lo estaba.

Cada operación a la que me obligo a someterme.

Cada vez que mientras ellas comían deliciosos platillos, yo debia conformarme con una ensalada de lechuga. Irónico, si tenemos en cuenta que ahora la como voluntariamente.

Y entonces, recuerdo lo que ambas hicieron cuando todo se salió de control. Cuando ocurrió lo que ocurrió.

—Ahora estas bien. No vamos a permitir que te lleven de nuevo ahí, ¿Cierto? Eres fuerte, Nicole. Nunca vi a alguien con este trastornó con tantas ganas de superarlo. Esta en tus manos seguir avanzando o no. Nadie tiene poder sobre tu vida y tus decisiones más que tú.

Asiento absorbiendo sus palabras.

Quizás, no esté lista para enfrentarlas pero si estoy lista para luchar con todo lo que tengo para mantener su veneno fuera de mi vida.

—Por un milagro del cielo tengo dos semanas muy ocupadas que sin duda van a ayudarme a mantener todos estos...sentimientos, a raya. Pero, por si las dudas, ¿Podrías recetarme pastillas para dormir? Quizás algún relajante o algo como eso.

Alza ambas cejas y sus ojos café me estudian.

Ni siquiera en el peor momento le pedí esto.

—Estaba seguro de que querías mantenerte lejos de los fármacos —afirma, analizando cada expresión de mi rostro.

Tiene razón.

—Estoy de gira —me encojo de hombros —, lo último que necesito es que las canciones se borren de mi mente en el escenario porque no fui capaz de dormir durante la noche. Solo mira mis ojeras, ellas están hablando por mí en este momento.

Un Nicholas para Nicole (TOP FLAIR I)Where stories live. Discover now