38 ~ Vivos

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A lo largo de todo el día, y siendo las visitas demasiado concurridas para su carácter aún serio, Samuel tuvo que soportar varios toques a la puerta y unos cuantos abrazos rápidos por parte de todo aquel que entraba a la habitación, tornando su día en algo incómodo y tenso. A pesar de que sabía perfectamente que todas aquellas lágrimas, abrazos y sonrisas venían de forma sincera y de parte de personas que de verdad habían añorado con poder verlo (como era el caso de los integrantes de su pelotón), una parte de él se sentía extraño ante semejantes demostraciones de cariño y preocupación; quería sonreír y corresponder a los afectos, de verdad quería, pero no podía. Las múltiples versiones de si mismo se habían encontrado finalmente y complotado como uno solo, convirtiendo al elemental en un ser extraño que contaba con un lio de pensamientos y posturas en su cabeza que no le permitían ni disfrutar plenamente de las visitas ni tampoco comportarse borde con ellas para que se fueran. Sin embargo, y luego de notar que repetía el mismo proceso una y otra vez, creía entender el porqué de su actitud distante y poco firme para con las personas que llegaban a verlo, y ello, como todo desde hacía más de un año, estaba relacionado con Guillermo.

Las personas llegaban entusiasmadas y emocionadas por verlo y entraban a la habitación sin preocupación alguna, importándoles poco o nada que el menor aún estuviese dormido y que eso significaba que su cuerpo estaba débil y que necesitaba descanso; de hecho, ni siquiera preguntaban por el estado del menor. Siempre era igual: alguien llegaba, abrazaba a Samuel mientras derramaba un par de lágrimas y luego comenzaba con la ronda de palabras felices y alentadoras, palabras fuertes y sin una pizca de consideración por la persona que dormía a su lado y que terminaban por sacarlo de sus casillas al morado y lo obligaban a, de una manera un tanto engañosa y cargada de chantaje, a recurrir al cansancio que no sentía su cuerpo para que se fuesen y quedar nuevamente a solas con el menor. Lo mismo pasaba con los enfermeros y gente que venía a revisarlo, quienes lo trataban a él de forma delicada y atenta y a Guillermo con aires de desprecio y poco cuidado a no ser que se tratase de Jessica, quien atendía y cuidaba a ambos por igual.

Guillermo había pasado a ser una cosa, algo que ocupaba espacio, un ser humano que se mantenía con vida pura y exclusivamente porque Samuel necesitaba que eso fuese así.

-Me gustaría que siempre fueras tú la que viniese a cuidarnos- dijo el morado mientras Jessica cambiaba la bolsa vacía de suero de Guillermo por una llena –No tienes distinciones con ninguno de los dos...

-No podría tenerlas- contestó la joven mientras anotaba los cambios superficiales del menor en su planilla y volteaba hacia el morado –Guillermo es mi amigo y, a pesar de todo lo que pasó, no puedo dejar de lado todo lo que hizo por mí cuando recién ingresaba. Hizo mi primer año de trabajo muchísimo más llevadero- el morado frunció el seño cuando sintió las manos de la enfermera apretar sus marcas –Puedo hablar con Borja y decirle que quieres que solo venga yo, si lo deseas.

-¿Podrías?

-Claro. Deja que hable con él- Samuel sonrió y Jessica volvió a anotar, estando ahora en la hoja de aclaraciones destinada al morado.

No quería admitirlo, pero odiaba ver como trataban a Guillermo de aquella forma tan brusca y poco delicada cada que venían a revisar su estado, por lo que el trato cuidadoso y no condicionado de la joven resultaba perfecto para mantener tranquila a esa parte de sí que seguía preocupándose por el menor.

Samuel había despertado con un sinfín de versiones de si mismo intentando tomar protagonismo y adueñarse de él finalmente, pero ninguna había podido prevalecer por lo cambiante que eran sus pensamientos y actitudes para con Guillermo y todo lo que se relacionase con él. Cuando estaban solos y tenía tiempo de observarlo y recordar todo lo que había pasado entre ellos, las partes que no lo querían pasaban al frente y ganaban territorio, pero cuando alguien llegaba y no tenía consideración por el nuevo verde o cuando alguno de los enfermeros lo trataba con desprecio todas aquellas que si lo apreciaban destituían a las otras y se hacían presentes, volviendo imposible el simplemente dejar ganar a alguna de las partes. Resultaba confuso y agobiante la mayoría del tiempo, pero era algo con lo que Samuel había tenido que convivir las últimas horas y sospechaba que podía suceder por algún tiempo más.

Tierra y otros elementos [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora