2 ~ Diversión

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La habitación estuvo repleta de risas y carcajadas todo lo que quedó de festejo, al igual que un par de travesuras y bromas de parte de Rubén y Miguel. Guillermo, alejado de los elementales junto con Borja y con un trozo de pastel en sus manos, observaba como Alejandro, acompañado de Frank, se defendían en una guerra de comida bastante tonta y dispareja, ya que los afectados no tenían nada con que atacar. Samuel, atraído por la diversión e intentando jugar a ser el héroe, movió su mano e hizo que una leve briza empujara tanto al elemental blanco como al verde, haciendo que estos golpearan sus cabezas la una con la otra. El morado carcajeó de forma potente.

-¡Sin elementos, Samuel!- regañó el doctor conteniendo una risa.

-¡Tramposo!- gritó Rubén sobándose la cabeza.

Miguel, como represalia, arrojó el último pedazo de pastel que quedaba en dirección a Samuel, consiguiendo que este se estampara de lleno contra su rostro y que dejara de reír de un instante a otro; el equipo agresor chocó los cinco.

-Me sorprende que puedan llegar a ser tan infantiles- susurró Guillermo al ver a Samuel arrojar el poco pastel que había logrado recoger de su propio rostro en dirección al verde.

-Es su forma de conectarse con el mundo, supongo- respondió el profesional junto a él –Pasan mucho tiempo preparándose para un combate que no saben cuándo llegará- Alejandro tomó algo de crema del suelo y corrió para estampársela directamente a Miguel en el rostro –Algo de diversión no les viene mal.

El entrenador retuvo esas palabras en su mente mientras observaba la pequeña guerra de comida frente a él, entendiendo lo que el mayor decía. Todos ellos pasaban horas entrenando y capacitándose para batallar contra los malignos, quizás muchas más horas que el resto, y gastaban gran parte de su energía en lo mismo, siempre queriendo ser mejores, siempre queriendo no fallar. Era entendible que quisieran buscar de vez en cuando alguna que otra forma de distraerse y no olvidar que, más allá de todo el entrenamiento y de las expectativas que tenía todo el mundo en ellos, eran jóvenes y debían disfrutar de eso.

Guillermo vio a Samuel saltar sobre la espalda de Frank y a este correr hacia Rubén y Miguel, quienes estaban de la misma manera y con el verde llevando al contrario sobre su espalda, para luchar, quedando el morado y el blanco soltando torpes manotazos mientras sus compañeros intentaban mantenerlos a ellos y su propio equilibrio, y se le hizo imposible no comparar al Samuel de ahora con el que había conocido tiempo atrás. El morado era una persona seria, centrada y con un objetivo claro e inquebrantable, alguien cegado completamente por la desesperación de vengar la muerte de sus padres y por hacer que todos aquellos años de entrenamiento no hayan sido en vano, alguien que parado junto al morado que ahora reía mientras intentaba esquivar los golpes de su compañero era completamente diferente. El entrenador sonrió ante el recuerdo; Samuel no había perdido su autoridad y seriedad y mucho menos había pasado a tomar los entrenamientos como un juego, pero había aprendido a disfrutar de los pequeños momentos que la vida le otorgaba, como pasar tiempo junto a sus divertidos y carismáticos compañeros de pelotón.

-Veo que hablaste con tus padres- habló Luzu luego de varios segundos de silencio mientras clavaba sus ojos en la enorme maleta que aún estaba junto a la puerta principal y que ahora tenía pequeñas manchas de crema en ella.

-Si, aunque no les gustó mucho la idea- Guillermo se llevó el último pedazo de pastel que sostenía a la boca.

-Es entendible- el doctor imitó sus movimientos y terminó también con su porción –Has pasado por muchas cosas desde que llegaste aquí...es normal que no quisieran que vengas- el contrario asintió con los labios fruncidos -¿Samuel lo sabe?

Tierra y otros elementos [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora