24 ~ Ruptura

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El sonido de la lluvia contra la ventana era estrepitoso y llamativo, uno que dejaba en evidencia que por fuera se estaba desatando la peor tormenta de la temporada. Las nubes negras tapaban el sol con descaro, dejando un ambiente oscuro y brindándole al día, el cual ya pasaba la mitad, un frio especial y poco común. Era una tormenta extraña y poco vista y que, para los meteorólogos que habían tenido que informar sobre su estado en la mañana, iba bastante en contra de las típicas lluvias de la zona. Fue cuestión de dejar estar un par de segundos más de sonidos fuertes para que uno aun más poderoso viajara a través de los cielos e hiciera retumbar con la misma intensidad el edificio. Cuando el trueno sonó y el relámpago iluminó las nubes negras, Samuel abrió los ojos del susto y se sentó de golpe en la cama, provocando que su pecho subiera y bajara con rapidez por las pequeñas bocanadas de aire que intentaba atrapar. A su vez, y por lo rápido de sus movimientos, la piedra que reposaba sobre su tórax salió volando hacia el suelo, sonando como vidrio a punto de romperse cada que rebotaba y volvía a caer, aunque Samuel no llegó a escuchar el sonido por lo aturdido de su despertar.

La cabeza le estallaba y sentía las extremidades débiles y algo torpes, pero eso no le impidió aclarar la vista con un par de parpadeos y volver a analizar su panorama, ignorando ahora el ruido de la lluvia que lo había despertado. Podía ver sus pies cubiertos por la sábana blanca y alguna que otra manchita roja sobre la misma, cosa que le hizo fruncir el ceño por lo extraño del contraste entre los dos colores; también se encontró con el armario a sus pies abierto de par en par y completamente vacío, señal de que alguien había entrado y sacado todo con velocidad. Giro la cabeza a su izquierda y vio el mismo escritorio oscuro de siempre y la misma pizarra de corcho sobre ella, solo que esta vez completamente vacíos y desocupados, como si nunca hubiesen sido usados desde su compra...pero sabía que eso no podía ser posible, ya que Guillermo lo utilizaba todo el tiempo.

Guillermo...

Como si fuese un baldazo de agua fría, los recuerdos golpearon con fuerza su subconsciente, causándole todavía más dolor y malestar del que ya tenía. Se veía a él mismo y al menor discutiendo frente a sus ojos, moviéndose de un lado al otro y forcejeando en el piso; se vio golpear al menor con fuerza y no pudo evitar sentirse angustiado y dolido de un momento al otro. ¿Por qué lo había golpeado?

Sus padres...

Y la imagen de sus recuerdos cambio, volviéndose oscura y caótica, casi desastrosa. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver a su propio recuerdo llorar y escucharlo decir lo mucho que odiaba al menor, pero más fue su sensación de angustia cuando recordó lo mucho que detestaba el collar en su cuello y lo decidido que estaba al sacárselo. Llevó su mano derecha a su pecho, intentando encontrar el maldito artilugio para quitárselo de una vez, pero por más que palmeo la zona varias veces no pudo encontrar el material morado.

La piedra ya no estaba en su cuello.

Miro en todas direcciones de la habitación hasta que la vio, tirada justo de su lado y sobre el suelo, completamente transparente y sin un rastro de color en ella.

El golpe...

Automáticamente, desvío la vista a sus brazos y marcas, encontrándose con que los cuatro dibujos elementales seguían igual que la última vez que los vio, manteniéndose tres de ellos pintados de sus respectivos colores y el restante manteniéndose en negro. La punta de sus dedos se mantenía morada, aunque no como si se tratara de algún golpe o hematoma, más bien era como una burla por mantener el color de su tribu, una vil y cruel burla que le recordaba exactamente que Guillermo le había hecho algo que le había provocado el desmallo.

-Agh- se quejo cuando su cabeza volvió a punzar, obligándolo a llevar una de sus manos hacia la zona con dolor.

Sentía los ojos secos pero la necesidad de llorar intactas, por lo que se permitió humedecerlos y nublar su campo de visión con tranquilidad para que las lágrimas cayesen lentamente segundos después.

Tierra y otros elementos [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora