33 ~ Verde

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El silencio que reinaba en la habitación de terapia intensiva era persistente y agobiante, aunque más lo era para Samuel quien no paraba de intentar manipular su habilidad sin tener mucho éxito. El silencio en su intercomunicador solo lo alteraba más de lo que ya estaba, incrementando aún más su poca capacidad de concentración.

-¿¡Qué paso!?- preguntó ya entrando en desespero y mientras generaba una nueva tormenta que descargó varios rayos contra sus enemigos.

Pero nadie contestó; el doctor y los elementales restantes solo atinaban a mover sus ojos sobre la anatomía del maligno inconsciente en la camilla, acabando cada uno de sus recorridos en la marca de los verdes que ahora se dibujaba en su brazo derecho. El único sonido que predominaba en la sala era el de las respiraciones preocupadas de los observadores y el de la máquina que marcaba los latidos de Guillermo, los cuales se habían normalizado en cuanto el líquido verde comenzó a surtir sus efectos en su organismo. El ex entrenador dormía plácidamente sobre la camilla manteniendo sus muñecas quietas y sin generar fricción con las plantas contra su piel, como así también el semblante completamente relajado y sereno a pesar de que el morado seguía batallando fuera. Era lógico, de todas formas, ya que el líquido que Borja le había suministrado tenía esa habilidad: Guillermo estaría dormido hasta que su cuerpo lograra adaptarse a los cambios físicos que acarreaba su nueva habilidad.

-¡Alguien responda!- volvió a gritar Samuel, esta vez esquivando algunos ataques.

-Está dormido...- habló Luzu aún con la aguja entre sus manos y conectada a la intravenosa de su paciente –Tiene la marca de los verdes. Es un elemental verde.

-Revisen si se borró su marca de maligno- pidió el morado, intentando nuevamente generar alguna planta y fallando en el intento.

Una vez dejó la aguja en la mesa más cercana, Borja se acercó a Guillermo y tomó sus hombros con ambas manos, obligando al dormido joven a sentarse sobre la camilla y provocando que su cabeza cayera inevitablemente hacia adelante por lo pesado de su sueño. Como pudo, y sosteniendo el cuerpo contrario ahora con uno de sus brazos, corrió los mechones que tapaban su nuca y corroboró lo que el morado le había pedido, encontrando la misma marca partida que había visto tiempo atrás.

A pesar de ser un elemental, Guillermo no había dejado de ser un maligno.

-Aun es un maligno- acotó el doctor para soltar sin cuidado a Guillermo y que este cayera con fuerza contra la camilla –No tiene sentido.

-Nada tiene sentido con este chaval- acotó Rubén desde su lugar, dibujando una mueca de asco en su rostro por la situación.

-¡Despiértenlo!- los tres en la habitación se miraron extrañados ante el pedido. Tener a Guillermo dormido era más beneficioso para poder tratarlo cada que Samuel recibiera algún golpe, por lo que pedir que lo despertasen sonaba absurdo -¡No puedo controlar la tierra y tiene que ser por su culpa!

Samuel se movía de una punta a la otra de la cima del domo intentando esquivar las plantas que amenazaban con atraparlo, teniendo que moverse con verdadera velocidad y destreza para evitarlo. Los malignos habían ganado terreno y se habían acercado considerablemente más a la zona de la Organización, teniendo una visión perdida pero más clara de sus movimientos e impulsando al morado a tener que moverse con más rapidez que antes. Cada que una planta atrapaba alguna parte de su cuerpo se veía obligado a quemarla o romperla ya que su habilidad verde seguía sin manifestarse, impidiéndole el hacerlas desaparecer y consumiendo rápidamente su energía y resistencia física.

Comenzaba a agotarse.

Viendo que sus enemigos comenzaban a vaticinar mejor sus movimientos y a atacar de una forma más efectiva, el morado generó una ventisca tan poderosa que provocó que rápidamente todo se viera cubierto de tierra, dándole más tiempo para seguir intentando manipular su habilidad inmunizada.

Tierra y otros elementos [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora