17 ~ Rojo

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Cuando el reloj marcó las seis de la mañana, Samuel recorría los pasillos del complejo de habitaciones con un nudo en la boca del estómago y algún que otro temblor en sus labios a causa del nerviosismo. No sabía cómo Guillermo no había notado su estado notablemente inestable cuando le pidió que le dejara la llave de su habitación antes de irse ni como hizo para no confesarle todo su plan en cuanto preguntó para que la quería; había recurrido a la frase "quedan un par de cosas mías dentro que necesito, y no haces tiempo a acompañarme...Yo se la dejo a los de recepción en cuanto termine" y con eso fue suficiente. Ahora, que se encontraba frente a la puerta de la habitación intentando atinar la llave en la cerradura, no podía evitar sentirse mal por haber mentido pero satisfecho por lo mismo, como si una extraña mezcla de emociones comenzara a alojarse en su cabeza para terminar alborotando sus pensamientos. Mentirle al menor y ocultarle semejante cosa como la que estaba a punto de hacer no era bueno ni lo hacía sentir bien en lo más mínimo, pero debía admitir que la necesidad de respuestas y la adrenalina de estar yendo contra las reglas lo estaba impulsando a seguir adelante y continuar con los movimientos torpes mientras actuaba. Tenía un objetivo bastante claro, por lo que solo debía concentrarse en el y evitar que la culpa y negatividad que venía acompañado del nombre del entrenador lo hicieran flaquear.

Una vez estuvo dentro, fue directo a la pizarra de corcho que se ubicaba justo sobre el escritorio y contra la pared para encontrarse con un sinfín de pequeños papeles de colores enganchados al material por distintos pinchos, también coloridos. Sabía que varios de esos retazos de papel eran anotaciones e hipótesis del entrenador, pero que otras solo servían como camuflaje, por lo que, conociendo a la perfección que papeles mover, desenganchó varios de los pinchos de color y dejó al descubierto una pequeña pero reluciente llave plateada colgando de su soga negra, también sostenida por un pincho. Tomó la llave de la sala de monitoreo y, una vez que se la colgó junto con la piedra, acomodó todas las anotaciones tal y como estaban, procurando dejar todo en perfecto estado por si Guillermo llegaba antes de que él pudiera acomodarlo. Suspiró con fuerza y volvió a los pasillos una vez terminó, sintiendo como todo temblaba a su alrededor a causa de la adrenalina. No recordaba haberse sentido así cuando cruzó el muro aquella noche en la que salió con el menor ni nada mínimamente parecido, por lo que se sintió estúpido de un momento al otro. Había roto las reglas antes de formas mucho más atroces y descaradas que estas, ¿por qué le afectaba tanto esta vez? Por lo que pudiese llegar a descubrir, quizás.

Cerró la puerta con llave y corrió hacia la recepción con agilidad, llegando a ella en cuestión de segundos a pesar de que la habitación de su pareja se encontrase en uno de los rincones más alejados del segundo piso; entregó la llave a la chica, quien le sonrió despreocupada, dio los datos del menor y una breve explicación de por qué tenía la llave y la entregó para salir de la misma forma hacia el hospital, más concretamente a la sala de monitoreo del cuarto piso, sosteniendo la llave y la piedra colgantes de su cuello por sobre la tela de su camiseta con su mano derecha, evitando así que revotasen mientras se movía.

[...]

Samuel se había tomado el descaro de llamar al técnico que había acondicionado la sala de monitoreo para bombardearlo a preguntas sobre el algoritmo de los sensores y alguna que otra cuestión técnica de la que necesitaba cerciorase antes de comenzar. Para llevar a cabo un entrenamiento efectivo pero discreto, el morado necesitaba poder ver los valores de todos y poder compararlos con los últimos que se hayan calculado de los mismo, pero poder conservar los anteriores y suyos de alguna manera, evitando así dejar evidencia de lo sucedido. Con un par de preguntas no tan directas, y alguna que otra que no se relacionaba con las anteriores para despistar, el elemental había obtenido las respuestas que necesitaba y estaba listo para comenzar; podía manipular, cambiar y certificar todos y cada uno de los distintos entrenamientos y valores de los demás elementales sin alterar los suyos siempre y cuando hiciera un backup antes de comenzar, al igual que podía eliminarlos totalmente del sistema y volver a plasmar en las pantallas los correspondientes a él y de los entrenamientos con Guillermo.

Tierra y otros elementos [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora