29 ~ Alerta

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En los muros externos de la Organización, más específicamente en la torre de seguridad de la puerta principal, varios guardias se movían ansiosos para dejar sus puestos y ser relevados por los del siguiente turno. Los jefes de cada torre, los cuales siempre se quedaban a la espera del siguiente grupo de guardias y jefes, se despedían amablemente de sus compañeros mientras intentaban establecer conexión con las otras torres, cerciorándose así de que los cuatro pilares de seguridad no perdieran la comunicación entre ellas y ni los últimos movimientos de todas ellas.

El jefe de la torre A, la principal y encargada de monitorear y proteger la puerta principal, presionó el botón de comunicación del tablero electrónico con el que estaba equipada la garita, haciendo que la pequeña luz sobre el botón cambiara de rojo a verde, señal de que había pedido hablar con las demás torres.

-¿Alguna anomalía?- preguntó el jefe de la torre A luego de que todas las luces del tablero cambiaran de rojas a verde y la conexión total fuese establecida.

-Ninguna- contestaron los restantes casi al unísono.

-¿Alguna señal del elemental Doblas?

-Ninguna- volvieron a decir, esa vez al mismo tiempo.

-¿Cree que debamos avisar de su ausencia?- consultó el jefe de la torre C, una de las más alejadas de la parte principal del muro –Lleva más de cinco horas fuera y, según me informaron, ya debería estar de nuevo aquí.

El jefe de la torre A estuvo a punto de coincidir con su compañero y sugerirle que enviara la señal de ausencia hacía la central dentro de la Organización cuando los sensores de su cabina comenzaron a sonar y llamar su atención, como así también la de los demás jefes al poder escuchar los pitidos. La máquina de sensores había captado niveles exageradamente altos en las mediciones del viento, señal de que algo extraño estaba ocurriendo a varios kilómetros de distancias de la Organización. Considerando la poca distancia a la que se había captado la anomalía, y teniendo en cuenta que ningún maligno conocía la ubicación exacta del lugar, todos los integrantes de las torres dieron por sentado que se trataba de algún elemental en camino, más concretamente Rubén Doblas; sin embargo, y siguiendo el protocolo de entrenamiento, todas las torres mandaron la señal gris a la central, indicando así lo que estaba ocurriendo en los muros. La señal se intensificó rápidamente al igual que el sonido del viento, demostrando que lo que fuese que se estuviese acercando a ellos venía a gran velocidad y sin intenciones de detenerse hasta llegar a destino. Pocos minutos después, y ya con los nuevos guardias alertas y atentos a lo que pudiese llegar a ocurrir, la presencia de Rubén irrumpió la tranquilidad de los muros externos de la Organización cuando este cayó a pocos metros de la torre A.

-Es Doblas- anunció el jefe de la torre que podía verlo, calmado las aguas en los demás pilares de seguridad –Viene herido.

El blanco se retorcía sobre el suelo con desesperación y dolor mientras intentaba erguirse nuevamente, sosteniendo su abdomen con su brazo derecho. Su anatomía se cubría de sangre en casi todos sus rincones, así como también de varias quemaduras y hematomas que evidenciaban que su salida no había sido para nada tranquila. Irguió su cuerpo como pudo y quedó sentado sobre el suelo del aparcamiento de la institución, teniendo que utilizar una de sus manos como sostén para que su cuerpo no cayese directamente hacia atrás; se sentía débil y mal herido, pero sabía que no tenía tiempo que perder en sus dolores y heridas.

Tenía que alertar sobre lo ocurrido con Guillermo.

Ignorando lo herido de su cuerpo, el blanco se puso de pie y volvió a manipular su elemento, logrando elevarse nuevamente y cruzar los muros externos por encima de ellos, cayendo nuevamente por la falta de energía pero esta vez del lado de adentro. Como la señal de emergencia había sido enviada, varios doctores y enfermeros, entre ellos Luzuriaga, habían salido disparados hacia la puerta principal de la Organización con varios botiquines de primeros auxilios y una camilla lista para trasladar al afectado, por lo que cuando Rubén volvió a caer ya tenía a varios profesionales acercándose para revisarlo.

Tierra y otros elementos [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora