Sacudi mi cabeza y la imagen de Evan se cruzó por mi mente.

Apostaría cualquier cosa que el sabía algo. Mordi mi labio inferior nerviosa, ¿Cómo podría contactarme con él?

Miré instintivamente a Eli que ya estaba colocando los platos sobre la mesa y sin pensarlo dos veces caminé con con cautela hacia las escaleras. Ella ni siquiera se dió cuenta.

—El número de Evan... Debo conseguir el número de Evan —murmure para mí misma.

Traté de entrar a la habitación de James pero está estaba cerrada con llave.

Piensa, piensa...

Está vez fui al cuarto de Elizabeth y me metí sin hacer ningún ruido. Algo tendría que encontrar.

Se siente verdaderamente mal revisar cosas que no son mías pero ¿Qué otra cosa puedo hacer?

Abrí el cuarto cajón que revisaba casi perdiendo cualquier pizca de esperanza y pude notar varias cosas.

Está lleno de fotos y papeles viejos, agarre la primer cosa que llamo mi atención y noté que era una foto de un hombre de espaldas y un niño en su hombro. Pude notar que el niño se trataba de James cuanto tenía unos cinco años, tenía esos inconfundibles ojos celestes y mostraba su incompleta y tierna dentadura.
Él miraba con muchísimo amor a quien sacaba la foto, podías notarlo.

Se me estrujo el pecho al recordar la historia de James y su padre, esos debían ser ellos dos.

Mis ojos se aguaron incapaces de ignorar lo sensible que soy y dejé la fotografía en su lugar, con mi mano toqué algo duro al fondo del cajón de madera y lo tomé de inmediato, era una libreta.

Sacudí la tapa de plástico sacando el polvo de ella, algo debería encontrar ahí, un número... una dirección... algo.

Abrí la libreta comenzando a leer pero a la segunda palabra la voz de Elizabeth hizo que pegara un saltito y la libreta cayera de mis manos.

—¡La cena está lista!

Levanté torpemente la libreta del suelo y dejé todo en su lugar como si nunca hubiese estado ahí, eché una última mirada con tristeza a la fotografía de James y su padre y cerré el cajón con cuidado.

Antes de bajar por las escaleras abrí rápido la puerta de mi habitación y tiré la libreta sobre mi cama.

—Aquí estoy —dije cuando terminé de bajar el último escalón.

Eli me dedicó una sonrisa cansada y se sentó en la mesa, imite su acción sentandome a su lado.

La cena pasó lenta y tortuosa, intentaba hablar de cualquier cosa pero Elizabeth contestaba distraída o simplemente no hablaba y se quedaba mirando un punto fijo en la habitación. Eso sólo hacia que mi angustia aumente.

Después de ayudar a Elizabeth a juntar y lavar los trates, limpié todo lo que habíamos dejado y subí las escaleras junto a ella. Nos dimos las buenas noches y entramos a nuestras respectivas habitaciones.

Cerré la puerta de mi cuarto tras de mi y me centre en la libreta.
Revisé páginas y páginas con la intención de encontrar algo pero eran cosas inútiles que no ayudaban en nada.
Después de varias hojas con cosas como listas del súper, recordatorios y citas con médicos comenzaron los nombres y números, mi pecho se aceleró ante la idea de que podía llegar a encontrar lo que deseaba y asi fue.

Ámbar Jensen (Mamá Evan) —Lei en mi mente.

Debajo había una dirección y un número. Supuse que el número era del hogar de Evan puesto que no era un número de celular, seguramente era de cuando James y Evan eran pequeños y James se iba a su casa a jugar.

El color de la inocenciaWhere stories live. Discover now