CAPÍTULO 37

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El Quinque estaba a punto d atravesar a Ichiro, entonces de la nada unos tentáculos le dan al de la ABG atravesándolo y dejándole en un charco de sangre en el suelo. Me fijo y veo que esos tentáculos son mi kagune... ¡Es Rinkaku! ¡Es un kagune Rinkaku! ¡Lo he conseguido!
Noto como el kagune desaparece y mi ojo vuelve a la normalidad, así que me acerco rápidamente a Ichiro y me arrodillo a su lado, él se reincorpora poco a poco y se queda también de rodillas.
-¿Ese kagune era tuyo?
-¡Sí! ¡Lo he conseguido! ¡Es Rinkaku! ¡Tal y como dijo Yuki!
Veo como Ichiro suelta una sonrisa aliviado.
-Podrías haberlo sacado un poco antes.
-¡Hey! ¡Qué te he salvado la vida!
-Y yo a ti también, pero muchísimas veces ya.
-Bueno, eso compensa que hayas querido matarme un par de veces. Por cierto... Siento muchísimo no haber dicho nada sobre el tema de mi padre... Perdóname...
Hago una reverencia a modo de disculpa e Ichiro se levanta, después noto como me hace levantarme cogiéndome de la capucha.
-Vuelves a hacerle una reverencia a tu amigo y te juro que me lo pienso dos veces antes de perdonarte. El que se tiene que disculpar soy yo y... En fin, no soy bueno para esto.
Río ante esa disculpa tan peculiar.
-Volvamos a Kakasi, puede que necesiten ayuda y bueno, se sorprenderán al ver tu kagune. Pero recuerda ponerte la máscara.
Sonrío levemente, asiento y me pongo la máscara, Ichiro hace lo mismo y después nos vamos de vuelta a Kakasi, no me creo que por fin haya sacado mi kagune.

Estamos bastante cerca de Kakasi, Ichiro se para en seco y yo le miro extrañada.
-Quédate aquí.
-¿Qué? No.
-Estás herida.
-Tú también lo estás.
-(Resopla) Está bien, venga.
Ambos nos ponemos a correr, cuando llegamos todavía estaban todos peleando. Ichiro y yo nos unimos a la pelea. Saco mi kagune y empiezo a pelear con uno que intentaba atacar a Taro.
-¡Tu kagune, Lechuza!
-¡Así es, Buho!
Es raro llamarnos por nuestros motes, pero es bastante interesante.
Y en un abrir y cerrar de ojos, Taro y yo ya hemos acabado con ese miembro. Nos giramos y veo que todos ya habían acabado con el resto. Todos guardamos nuestros kagunes y nos quitamos las máscaras.
Yuki al verme se acerca rápidamente a mí y me da un fuerte abrazo.
-¡Hikari! ¡Tu kagune!
-¡Es Rinkaku, tal y como tú decías!
El resto de Kaisaki se acerca a mí y empiezan a felicitarme.
En ese momento Akemi da unas palmadas para que le prestemos atención y todos le miramos.
-Como veis este ha sido el primero de muchos ataques, por eso; esta noche vamos a frenarlos. Os invito a todos a venir.
Tras unos segundos en silencio doy un paso al frente.
-Yo me uno. Estoy totalmente en contra de matar, pero hace a penas unos minutos un amigo podría haber muerto a manos de uno de la ABG y no quiero que ocurra eso con nadie más. Así que yo también iré.
Miro a Ichiro, él da un paso también.
-Kobayashi y yo iremos, el resto también seríais de gran ayuda. Tenéis mucho potencial y podríamos de acabar de una vez por todas con los de la ABG.
Se hace el silencio de nuevo pero Yuki da también un paso.
-Estoy de acuerdo. Aunque solo sea por esta vez debemos colaborar con Kakasi, y tal vez, si los de la ABG ya no estuvieran podríamos estar todos como uno solo sin necesidad de hacer bandos.
Imiko da otro paso.
-Yo me uno.
Y Naoki...
-Y yo...
Keiji también...
-Yo también.
Y así uno tras otro hasta que llega el turno de Akiyama.
-Estoy muy orgulloso de todos. Y como jefe yo también debo ayudar. Así que esta noche nos reuniremos en Kaisaki para salir hacia el edificio.
Todos, tanto de Kakasi como los de Kaisaki, asententimos.

Un largo rato después salimos de Kakasi y volvemos a Kaisaki. Yuki, Shigeko e Imiko habían ido a ponerse ropa limpia, Keiji estaba preparando café para todos y Akiyama estaba ayudando a Taro y Naoki con sus heridas. Kihiro y Kirika se ocupaban de traer vendas y demás. Yo ya había terminado de ponerme una venda en el hombro así que voy a la sala. No veo a Ichiro por ningún lado así que voy hacia su cuarto. La puerta está entreabierta y puedo ver que está sentado de espaldas en su cama sin camiseta. Se veían todas las cicatrices y los profundos arañazos del Quinque, decido abrir la puerta con cuidado.
-¿Puedo pasar?
-Pasa.
Entro y me quedo de pie cerca de la puerta, Ichiro gira la cabeza y me mira.
-¿Te has curado el hombro?
-Sí. Está un poco mejor. Deja que te ayude con los arañazos del Quinque.
-No es necesario.
Suelto un leve suspiro y saco del bolsillo un pequeño bote de alcohol para heridas y unas vendas, me siento al lado de Ichiro.
-Date la vuelta.
-Tengo que hacerlo sí o sí, ¿no?
Asiento e Ichiro se gira dándome la espalda. Yo con un pañuelo y un poco de alcohol limpio con cuidado los arañazos. Él no se queja a pesar del escozor que debe sentir.
-Ya está, voy a ponerte una venda.
-No es necesario, no son tan profundos.
-Que sí es necesario.
Ichiro suelta un pequeño suspiro y se vuelve a girar.
-¿Tengo pinta de necesitar vendas?
-No, pero te vendrán bien.
-Eres pesada, uniojo.
-¿Uniojo? El pesado eres tú, peliazul.
-Tú tienes mechas azules, uniojo.
-Pero no tu carácter, peliazul.
-Pesada.
-Cabezón.
-Uniojo.
-Peliazul.
Ichiro iba a responder pero se echa a reír y yo también. Es la primera vez que le veo reír con tantas ganas.
Cuando ya nos calmamos me levanto.
-Voy a por un café. Ahora vuelvo.
Salgo de la habitación y cojo un par de cafés de la mesa, cojo también mi mochila. Vuelvo y veo que Ichiro estaba tumbado en su cama ya con una sudadera puesta. Le dejo un café en la mesita de noche y me siento en la cama. Él se reincorpora y se sienta también.
-Gracias.
-Me sorprende que des las gracias.
-No soy tan maleducado.
Suelto una leve risa y saco de la mochila el taper. Lo abro y veo que Hiroki había preparado unos pequeños rollos de tortilla, arroz, pescado y trozos de carne.
-¿Piensas comerte eso?
-Lo ha hecho mi hermano, tengo que comértelo.
-Si es que eres de lo que no hay.
Ichiro suspira, abre un cajón y saca un par de palillos chinos.
-¿Tienes palillos chinos en el cajón?
-Por las noches me entra hambre. Bueno, ¿comemos?
Miro a Ichiro extrañada.
-Si te comieras eso tu sola acabarías fatal, te echo una mano.
-¿Qué quieres a cambio?
-Eh, es un favor como amigo.
Sonrío ante su respuesta.
-Gracias.
Ichiro me sonríe y ambos comenzamos a comer. Me sabe todo horrible, pero Hiroki lo ha hecho expresamente para mí y no voy a rechazarlo. Agradezco que Ichiro me esté ayudando. No es tan malo al fin y al cabo.

¿Yo un ghoul?Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz