Capítulo 65.

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Otra vez el insomnio me había atacado. Estaba despierta, mirando hacia el techo, una vez más en un mundo que no parecía real. Dudaba seriamente tener algún problema psicológico o estar en un estado de shock emocional serio. No podía pensar ni estaba dedicada a sentir dolor; exactamente. Sino que me encontraba tan vacía que ni siquiera lo presentía.

Sentía mi presión baja casi constantemente, mi piel estaba más pálida y fría de lo normal; y sabía que mi organismo jamás reaccionaba bien a los síntomas post-traumáticos... por mis malditas defensas bajas y mi salud debilitada por tanto alcohol en sangre -quizás también otras sustancias tóxicas- de los últimos años.

Miré la hora cerca de mi mesa de noche, marcando las seis de la mañana en punto. Había dormido mucho más que las últimas noches, mis ojos abiertos en su mayor esplendor sin dejarme conciliar una vez más el sueño. Luego de unos largos segundos de puro silencio y contemplación, mi mente formuló una idea, que fue aceptada por esa parte de mí que quería recuperarse, casi eliminada por la parte fatalista.

Podía ir al instituto ese día. Tenía que hablar con Drew, disculparme con May y comunicar a los directivos los motivos de mi ausencia. No sería difícil que un médico encontrara anemia en mi organismo, o incluso otra enfermedad menos grave, rápidamente formulando un certificado válido por mis tres días de falta, y los muchos que estaban por venir.

Era el único plan que tenía para mi vida en ese momento, así que lo utilicé como motivación singular. Me adentré en la ducha y había olvidado cuántos días habían pasado desde la última vez que lo había hecho. Y la verdad, era que me encontraba algo perdida en tiempos y espacios, porque no entendía más de una situación que se había presentado en mi soledad; o tardaba más de lo necesario en entenderla.

Coloqué mi uniforme limpio en su lugar, arrojando libros sobre mi bolso sin recordar cual era mi horario del día. Decidí no arreglar mi ropa, ni moverla de su lugar original: la dejaría al largo que todos usaban y mi cabello iría suelto, sin anteojos adornando mi rostro.

Si iba a contar la verdad, prefería que toda la endemoniada institución se enterara de quien era. Porque iba a presentarles a la verdadera Kate; la que se maquillaba exageradamente para ir al instituto, la que cortaba su uniforme para sentirlo más acorde a su personalidad, la que amanecía en otra cama y se dirigía de esa forma deplorable e impresentable a clases.

Aunque no estaba segura si esa era verdaderamente yo. Me costaba entender quien realmente era luego de todo lo que había ocurrido en las últimas semanas.

¿Era realmente la rebelde?¿O me acercaba más a la tímida que se alejaba del resto?

No lo sabía. No podía siquiera conocerme en esa situación, pero no me interesaba. Porque mi mente seguía inmersa en esa nebulosa que no me permitía pensar de forma coherente las veinticuatro horas del día; sino que, por el contrario, me regalaba sólo algunos momentos de lucidez total que los aprovechaba para lamentarme por lo ocurrido, cayendo una vez más en la misma inconsciencia.

Todo otra vez.

Mi estómago decidió saltearse el desayuno, tomando mis pertenencias para finalmente retirarme de la casa. Ni siquiera sabía donde Lily estaba, ni tenía interés en saberlo. En los últimos días, me había observado detenidamente, casi con compasión, como si comprendiera mi estado. Pero en realidad, no lo hacía. Porque, de cierta forma, ella era parte de quienes lo habían incentivado, porque gracias a ella Edward nos había abandonado.

Llegué al instituto luego de recorrer las cinco calles que me separaban caminando y pensando cuantas veces en las últimas semanas lo había hecho con Harry, para terminar en mi habitación descargando nuestro sufrimiento interno en la cama. Había remontado mi memoria mucho antes, a cuando a escondidas tomaba mi mano, con Jenn y May a sólo algunos cortos pasos, jugando conmigo y tentándome hasta límites que no sabía que existían en mí.

All Over Again [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora