Capítulo 23.

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Desperté sintiendo unas caricias en mi mano. Eran tan cálidas que creí que era Nathalie quien estaba a mi lado. Susurré su nombre antes de abrir mis ojos, encontrándome con los ojos café de Jenn, y un delicioso olor a miel que inundaba el cuarto.

Una vez despierta, observé paranoicamente el lugar, en busca de Harry. Lo encontré apoyado sobre el la puerta cerrada, con sus brazos cruzados por sobre su pecho. Me sonrió para tranquilizarme, dándome a entender que ya se había encargado de las pequeñas mentiras para encubrirnos.

- Dos días sin verme y ya te has olvidado mi nombre. -simuló enojo, sonriéndome luego.- ¿Cómo te sientes, amiga? -consultó tiernamente, continuando con sus toques amables.

- Creo que mejor. -dije apenas audible, a lo que ella sonrió con pena.

- Mi abuelo siempre decía que el té con miel soluciona cualquier problema. Es útil con la gripe, así que si lo combinamos con algún antibiótico quizás funcione. -comentó, acercándome la taza de té al parecer preparada por Harry.

Él observó nuestros movimientos, deslizándose cerca nuestro para acomodar mis almohadas y ayudarme a que me recostara algo más recta. Jenn me dio la taza. Quemaba, pero sabía que eso calmaría un poco a mi congelado cuerpo.

Harry se sentó del otro lado de mi cama, mirando cuidadosamente como el líquido se deslizaba por mi garganta, arrollador y sedante. Había aprendido sobre sus miradas desde aquella fiesta en Bradford en la que comenzamos a tener algo más que una relación de algunas pocas palabras; y sabía que en ese preciso momento quería besarme.

Pero lo que sabía con muchas certezas era que yo también quería hacerlo, pese a mi estado de agotamiento orgánico. Sonreí con desaliento, terminando con la colación.

- Gracias por venir, Jenn. El té estaba delicioso. -admití, recuperando algo de mi voz, aún en susurros.

- Él lo hizo, aunque fue mi idea. -alardeó, burlona. Él rodó sus ojos.- Creo que sería bueno que te dieras un baño. ¿Qué opinas? -preguntó.

Los dedos de Harry rozaron los míos en ese preciso momento, y supe que recordó lo mismo que yo. No había siquiera entrado a ese baño desde que había salido con él, luego de algunas cosas interesantes que sucedieron entre nosotros. Una sonrisa intentó disimularse en su rostro y lo miré asesinamente sin que Jenn lo notara, para que dejara su obviedad de lado por algunos segundos.

Ahora si.

Quería besarlo. Con toda la certeza que había en el mundo.

- Está bien. -acepté, sabiendo que el vapor y el agua casi hirviendo ayudarían a mi enfermedad. Aunque no sabía cómo lograría levantarme de allí, ya que me sentía demasiado ligera y poco estable. Como si estuviera leyendo mis pensamientos y mis necesidades, Harry habló.

- Prepara el baño. Yo la llevaré hasta allí cuando esté listo porque dudo que tenga la fuerza necesaria para llegar hasta allí. Luego la controlas adentro. -propuso.

Lo miré y luego a Jenn, quien afirmaba la propuesta, apretando mi mano levemente y dirigiéndose a mi cuarto de baño.

Dejándonos solos. Otra vez.

 Lo observé detenidamente, mientras esperábamos el sonido de la puerta cerrarse. Y cuando se produjo, Harry se acercó a mi. Lenta y cautelosamente. Como si estuviera pidiéndome algún tipo de permiso. Me miró a los ojos y creí derretirme pese al frío que aún recorría mi cuerpo.

Lo besé, sin resistirme un segundo más a él. Acarició mi cintura aún por encima del abrigo, en un gesto reconfortante. Lo acerqué más a mi tomando su nuca, mi lengua invadiéndolo, igual que la suya a mí. Un pequeño suspiro de su parte bastó para separarse finalmente, su frente descansando sobre la mía con cuidado. Volvió a hacer presión sobre mi boca, sentándose nuevamente en su lugar a mi lado.

All Over Again [Harry Styles]Where stories live. Discover now