Capítulo 19.

2.8K 60 1
                                    

Escuchaba golpes. No sabía de donde provenían exactamente, ni donde me encontraba. Solo veía oscuridad. Me acercaba a los ruidos, sintiéndome cada vez más aturdida, dolida, desgarrada. Cada paso era una debilidad más, cada pisada me incitaba a caer, a derrumbarme, a retorcerme del daño de mis piernas. En el punto final, sus ojos. Ese color verde aguado, celeste a veces, azul en otras. Encandilaba, era sofocante, abrumador, hechizante.

Me acercaba a él, escuchando entre los sonidos las voces de mis amigas haciendo eco por todo el lugar rodeado de negro. Intentaba bailar como me indicaban y no podía, mis piernas entumecidas, el sufrimiento en mi cráneo a punto de estallar carcomiendo todo mi uso de razón. Un agujero negro, mi caída en cuanto más cerca estaba de mi objetivo, de sus ojos, de lo que más había querido alguna vez… al vacío. Unos dedos largos envolviendo mis muñecas fuertemente, tirando de mí, aunque eso no me interesaba. Mi cabeza estaba baja, y ya había dejado de luchar por salir de ahí. Todo era incluso más sombrío y más triste que el anterior lugar… pero cuando sentí dos manos envolver mi brazo, supe que había algo mejor. Levanté mi cabeza, encontrando dos figuras conocidas, dos personas importantes, dos almas que estaban dispuestas ayudarme, pero que accidentalmente lograron que caiga otra vez. Y esta vez, sin retorno. Esta vez, a la completa desolación, con miedo a lo desconocido, suplicando por ayuda, gritando a todo pulmón…

- ¡Despiértate de una maldita vez, Kate! –me zamarreó Lily mientras gritaba, intentando que despertara de aquel sueño… o mejor dicho pesadilla.- Hay un auto en la puerta, tocando bocina hace cinco minutos, insistentemente. Ocúpate, por favor. –ordenó con desprecio, y volvió a desaparecer por la misma puerta por la que entró.

Diablos. Tenía que ir al instituto.

Menuda forma de empezar la mañana.

Me encontraba sudada, dolida y con jaqueca. Increíble. Lily venía a arruinar incluso más mi mañana, además de aquel imbécil que tocaba bocina sin motivo que mi madre pretendía que me ocupara. Ugh. Como si yo supiera a esa hora siendo que recién me despertaba de que iba todo eso.

Tomé mi iPhone antes de levantarme, intentando entender por qué diablos no había sonado mi alarma matutina que comenzaba con mi rutina. Antes de poder comprobar la falla, me topé con dos mensajes de Harry junto con una llamada perdida.

“Paso por ti en veinte minutos x”

“Estoy aquí xx”

¿Acaso dormí tan profundamente como para no escuchar los mensajes, ni la llamada? Como fuera, no tenía intenciones de caminar con Harry hasta el instituto. Ni de verlo siquiera. Aún debía planear la forma de ir hasta Bradford y no tenía tiempo para los juegos de Harry. Cuando mi mente pensaba en frío, no podía dedicarse a otra cosa más que a ello. Y eso eximía toda distracción principal como lo era él. Pero mientras me decidía finalmente a buscar una solución, un ruido de afuera me interrumpió.

Una bocina. Automóvil. Mensajes y llamadas. Harry Styles.

Estaba en mi puerta, y con un maldito vehículo, generando sonidos exasperantes para una persona recién despierta.

- ¿Qué diablos estás haciendo, Harry? ¿Por qué demonios haces tanto escándalo? –grité a través de mi móvil tras escuchar la voz ronca de Harry recibiéndome alegremente. Sinceramente, era lo único alegre que encontraba en ese momento, ya que me encontraba furiosa con él, con mi madre, con Nathalie, y con todo organismo con vida.

- Hey, cálmate…

- ¡No pienso calmarme Harry! Estás aquí, en mi puerta, hace diez minutos tocando bocina como si fuera la última vez que fueras a conducir un maldito automóvil, ¿qué mierda es lo que sucede contigo?

All Over Again [Harry Styles]Where stories live. Discover now