35-¿Debía hacerlo?

781 52 4
                                    

-Fue una estupenda idea, ¿No lo crees?- sonrió ampliamente.

-Leon...- susurré nerviosa. -Nunca he estado a solas contigo y...

-Siempre hay una primera vez Natalia.- se alejó de mí. -¿Quieres comer algo antes de que salgamos a dar un recorrido por la finca?-preguntó.

Respiré con tranquilidad. Saldríamos. No estaríamos solos en la casa.

-No. Por ahora no tengo hambre. -Fingí una sonrisa.

-Bien, entonces vamos.- volvió a mí y me tomó de la mano.

Salimos de la casa, bajamos por las escaleras y caminamos lentamente mientras observábamos el paisaje. Desde allí, podíamos observar las fincas de la montaña.

Leon pasó una mano por mi cintura para atraerme a su cuerpo mientras caminábamos. El clima estaba completamente frío y lo único que me daba calor era el cuerpo de Leon.

-La vamos a pasar grandioso. -comenzó a decir Leon. -Mañana iremos a las caballerizas y escogeremos dos caballos para dar un paseo.- susurró.

Asentí, sin decir nada.

-¿No hay alguna sirvienta en casa?-pregunté.

-No.- contestó.

Entonces era aún más preocupante.

-Leon... Quiero hablar sobre algo.- me las arreglé para decir.

-¿Sobre qué?- preguntó, mientras pasábamos por el puente que conducía al lago.

-Leon, nosotros nunca hemos estado juntos -comencé a decir, mi voz salió como un susurró.

-Sí, eso lo sé.- dijo sin dar importancia.
-Me siento nerviosa por lo que pueda pasar.- confesé y me detuve.

Leon se giró para mirarme. Bajé la mirada hacia el suelo y sentí que se acercó.

-Natalia, llevamos más de dos años saliendo. No comprendo por qué te sientes nerviosa.- tomó mi barbilla. -No quiero que le tengas miedo a ese tipo de cosas. Puedes confiar en mí, yo nunca te haría daño.

Sus palabras infundieron temor dentro de mí. Pues supe que en los planes de Leon si estaba intentar hacer el amor conmigo, y no es que yo no quisiera, porque en realidad no me imaginaba perdiendo la virginidad con otro chico que no sea él. Sólo que, pensaba que no era el momento indicado, habíamos tenido muchos conflictos y en ese momento estaba allí porque me había amenazado de cierta forma.

Quería que nuestra primera vez fuese especial. Tal vez le daba muchas vueltas al asunto, tal vez nada de lo que pensaba era correcto y era hora de entregarme a Leon... Tal vez.

-¿Confías en mí?- preguntó, sacándome de aquel transe.

-Sí, confió en ti.- me mordí el labio, sintiéndome insegura.

-¡Bien!- acarició mi cabello y volvió a caminar. Lo seguí. -De niño solía venir todos los fines de semana con mis padres, pero al pasar el tiempo se incrementó su trabajo y no pudimos volver tan seguido.- comentó. -Siempre tenían una excusa perfecta. Según ellos, trabajan para darnos lo mejor, el problema es que descuidaron por completo el momento en el que nos debieron educar.

-Ruth también piensa lo mismo.

-Será en lo único que estamos de acuerdo.- se encogió de hombros. -Tu padre siempre ha estado contigo y eso es bastante bueno, ¿No lo crees?

-Sí... mi padre lo es todo para mí. -reconocí con cierta nostalgia. -Aunque me hubiese gustado tener a mi madre... muchas veces pienso que fui el impedimento para que ella y mi padre estuviesen juntos.- miré hacia otro lugar.

-Claro que no, Natalia.- se detuvo nuevamente y sostuvo mi cara entre sus manos. -No estaban destinados a estar juntos, tenían pensamientos e ilusiones diferentes. Se casaron muy jóvenes y seguramente no tenían claro que hacer con sus vidas.

-Mi madre me abonó.- mi voz se rompió. -Al menos pudo haberme dicho adiós, pero ni siquiera lo hizo. Siempre me dijo que era una inútil que no servía para nada... Esas palabras las tengo clavadas en mi mente, todas las noches aparecen y hacen que quiera morirme. Tal vez si yo no hubiese nacido ella y mi padre seguirían juntos... Leon yo...

-Natalia.- intervino. -Tú no tienes la culpa de nada. Tal vez tu madre no estaba preparada para una familia. Olvídate de ella, somos muchas las personas que te amamos. Ella no merece tus lágrimas y mucho menos te merece a ti.

-Ella ni siquiera me ama.- bajé la mirada, las lágrimas se me venían sin control.

-Algún día se arrepentirá. Justo cuando se quede sola y no tenga a nadie, ese día se arrepentirá de haberte abandonado a ti y a Thomas. Lo juro, Nat.- presionó su frente contra la mía.

-¿Algún día te cansarás de mi?-pregunté, cerrando los ojos. Esa idea había invadido mi cuerpo haciéndome sentir frágil.

-Nunca. -contestó. Su voz sonaba sincera, y a pesar de todo lo que había pasado, sabía que Leon iba a estar siempre junto a mí. Pasará lo que pasara. -Te amo y mi amor es infinito. -añadió.

Sonreí tímidamente. Amaba ese lado de Leon, cuando era terno y sensible sentía que estaba con el amor de mi vida, por muy cursi que parezca.

***

Me puse el pijama rápidamente, estaba aprovechando que Leon estaba cepillándose los dientes.

Íbamos a dormir juntos en una habitación, era grande pero no tanto. Solo había una cama y dos mesillas de noche con una lámpara encima cada una.

-Estoy agotado.- exclamó Leon saliendo del baño.

Le miré y sonreí. Traía nada más un pantalón negro. Su abdomen estaba desnudo, dejándome observar su abdomen marcado el cuál seguramente hace derretir a más de una en la escuela.

Caminó hacia la cama, quitó el tendido y se metió debajo de las cobijas, acurrucándose. Dejé mi reloj encima de la mesilla y me acerqué a la cama para meterme debajo de las cobijas.

-Tengo sueño.- susurré.

Soltó una pequeña risita.

Leon, estaba romántico. ¿Era mucho pedir que se quedase así para toda la vida?

Se acercó a mí y echó mi cabello hacia atrás, colocó su mano en mi cuello y me acercó a él para besarme. Sentí electricidad en mi cuerpo. Su lengua succionó mi labio inferior pidiendo la entrada, me di por vencida, dejándole explorar mi boca. Mis manos fueron a su cabello castaño para acariciarlo y profundizar el beso, mientras sus manos bajaron a mis caderas y luego a mi trasero, lo apretaron con ansiedad.

-Leon...

Me empujó en la cama para que quedase boca arriba, se puso encima de mí y me besó salvajemente. Mi mente estaba nublada. Sabía lo que Leon quería y que no había nada que pudiese interrumpirlo. Ahora la que tendría que decidir era yo.

-Natalia- gimió, deslizando su mano dentro de mi camiseta para luego ir hacia mis pechos.

Acarició mis pechos por encima de la tela de mi sujetador, haciendo que éstos se endurecieran. Solté un suspiro en sus labios. Agarró mis dos manos, las colocó a cada lado de mi cabeza y comenzó a besar mi cuello.

-Leon... -sentí arder en llamas. -No... No podemos. -tragué saliva.

-Si podemos.- siguió besando mi cuello.

Cerré los ojos, sentía mi cuerpo temblar bajo el de Leon. Pero en ese momento solo una pregunta ocupaba mi mente, ¿Debía hacerlo?

EX NOVIO POSESIVO | Leon GoretzkaWhere stories live. Discover now