2-Tienes que romper con él

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Todos se apartaron y apareció Ruth. —¡Vayan a una habitación!— gritó.

 León se rió y yo me sonrojé, no estábamos haciendo nada más que mirarnos el uno al otro. Él me llevó la comida y también la pagó, nos acercamos a Ruth.

—Hola.— sonreí.

—Natalia, ¿qué tal la clase?— preguntó sonriendo.

Fruncí el ceño. —Aburrida, gracias a ti.

Se encogió de hombros y se rió. —Tenía otras cosas que hacer que esa mierda. — miró a León, asegurándose de que estuviera distraído antes de continuar hablando pero en voz baja. —Quedé con Ryan, y... ya sabes.— dijo guiñándome un ojo.

—Eres una adicta al sexo, ¿faltas a clase para estar con él?

Ruth era absolutamente guapa y tenía a todos los chicos a su alrededor.

—Sí, tenía que hacerlo, tuve el impulso.

Hice una mueca. —Ruth, demasiada información.

Sonreí a León, quien empujó un plato de pescado y patatas fritas hacia mí. Estaba sentado junto a Ruth y León justo en frente. Comencé a comer, mientras Ruth cogía algunas patatas fritas, sonrió y guiñó un ojo a alguien por encima del hombro de León. Seguí su mirada y ví a Matt, un jugador de fútbol de bajo coeficiente intelectual.

—¿Vas a ir a la fiesta de Johan? Escuché que a va a ser épica?— preguntó Ruth.

Miré a León, quien tenía el ceño fruncido mientras escribía en su teléfono, pero aún así la oyó.

—No, no irá.

—Vamos, León, deja de tratarla como si fueras su padre y déjala vivir un poco.

—No la trato como si fuera su padre, y te he dicho que Natalia no irá a esa fiesta.

Ruth se volvió hacia mí. Me encogí de hombros con impotencia. Miró a León

—Eres un idiota.

León se encogió de hombros y se levantó. Empujó su bandeja de comida a Ruth. —No empecemos. Me tengo que ir.

Se inclinó hacia mí y me dio un beso en la mejilla, me estremecí cuando sus labios tocaron mi piel.

—Nos vemos más tarde, linda.

De repente, se subió a la mesa. Oh no, otra vez no, gemí internamente. Tiré de sus pantalones.

—¡León, no te atrevas!— susurré.

Bajó la mirada y sonrió. —Tengo que hacerlo.                    

Luego levantó la voz, todos pusieron su atención en él. —Escuchen chicos, lo de siempre. No miren a Natalia, no hablen con ella, no coqueteen con ella, ni le hagan daño, ni la inviten a fiestas o no hagan nada inapropiado que saben que no me gustará. Porque si lo hacen, personalmente les daré una paliza y les romperé todos los huesos. Y con nadie quiero decir nadie. Ni gays, ni heterosexuales, ni bisexuales, ni lesbianas, ni transexuales. —agregó lo último de forma jocosa, pero estaba serio. —¿He sido claro? — preguntó.

Todos asintieron y murmuraron un ''sí''. Me sonrojé al ver que todo el mundo se giró hacia mí. León sonrió. Se bajó de la mesa, me sonrió y se fue con sus amigos. Hubo un momento de silencio antes de que todos volvieran a lo que estaban haciendo.

—Maldito loco, estoy más harta de esto.— despotricó.

Por mucho que lo quisiera, tenía que admitir que tenía razón. Todo se estaba yendo fuera de control.

—Tenemos que hacer algo, hacerle comprender que no puede decirte lo que tienes que hacer, joder, tiene que darse cuenta de que necesitas divertirte, salir, disfrutar, estar con otros chicos. — dijo.

Asentí. —No estoy seguro de lo de los chicos, pero sí a todo lo demás.

—Quiero decir como amigos.— sonrió.

Asentí. Sí, también quería tener a chicos como amigos. No todos eran animales enloquecidos por el sexo. Algunos eran  amables. Me encogí de hombros.

—Pero, ¿qué podemos hacer? Siempre ha sido así.

Ruth dejó de comer por un momento, pensando. De repente, sus ojos brillaron. Eso significaba que tenía un plan, no estaba seguro de qué, pero suponía que tenía que ser algo... de locos

—¿Qué?— pregunté.

Ella vaciló. —Bueno, no estoy segura de si te va a gustar esto o no, y a él seguramente que no le gustará. Pero... — se interrumpió. Quería saber de lo que estaba hablando. ¿Qué cosa era tan mala que no nos gustaría a ninguno de los dos? —Bueno, eh...

—Dime.

—Tienes que romper con él.— espetó.

La miré sorprendida. —¿Cómo?

—Rompe con él, dale una lección, muéstrale que no puede controlarte, de lo contrario, podría ser demasiado tarde. — explicó.        

Sentí una agitación desagradable en mi estómago. —No quiero romper con él. Lo quiero.

Ruth suspiró. —Por supuesto, sólo un tiempo, luego, una vez que se dé cuenta de sus errores, pueden volver a estar juntos.

Pensé en ello durante un tiempo. En realidad, parecía una buena idea. Cuanto más pensaba en ello, más me atraía. Tal vez se daría cuenta de que no podía ser dominada continuamente.

—Vale.

Ruth pareció sorprendida. —¿En serio? No pensé que fueras a estar de acuerdo.

Me reí. Era una buena idea. ¿Qué podría salir mal?

—¿Cuando tengo que hacerlo?— pregunté.

—Hoy.

—¿Hoy? ¿Tan pronto?

—Sí. De lo contrario, nunca podremos controlarlo. — dijo con firmeza.

—Está bien. Hoy.

—Entonces vamos. — se levantó de la silla y me cogió de la muñeca, levantándome. —Vamos a buscarlo.

—¿Qué? ¡No!— me entró el pánico.

Ruth me miró. —Ahora.

—P-pero... — me interrumpí.

Podía hacerlo. Dejé que Ruth me arrastrara hasta sacarme de la cafetería, en busca de León. Tragué saliva, secándome las manos en los pantalones. No tenía ni idea de cómo iba a reaccionar León.

Romper con un chico posesivo nunca podía tener buenos resultados.

¿O sí?

 








EX NOVIO POSESIVO | Leon GoretzkaWhere stories live. Discover now