33-Tú ganas.

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—¡Ruth!— tomé su cabeza entre mis manos, apoyándola en mi regazo. Estaba completamente pálida. Temía por ella. —¡Leon!— le miré rápidamente, él estaba apoyado en la pared mirándonos sin inmutarse, no demostraba ni una pisca de preocupación. —¡Leon es tu hermana!

—No es mi hermana, y lo más conveniente es que la saques de mi habitación, comienza a oler a perra barata.— se cruzó de brazos.

Lo miré completamente aterrorizada, ¿pero que podía esperar de él? Así es Leon. No puedo pedir nada de él en este momento, tendré que arreglármelas yo sola.

—Ruth, por favor respóndeme.—exclamé, con desesperación. —Ruth, Maldita sea.— le di una bofetada en la mejilla.

Al ver que no respondía a mis llamados supe que lo que había sucedido era algo grave. No podía marcharme y dejar a Ruth en semejantes condiciones. Le había pasado algo malo, eso era lo más probable luego de haber llegado de una orgía. No entendía como pudo ser tan irresponsable.

—Leon, ayúdame a pasarla a la cama, por favor.

—No, no puedo con tanto peso.

—¿Puedes dejar tus malditas estupideces a un lado y ser útil?—solté exaltada, ahora si estaba enojada. —Te juro que si no me ayudas haré que tu castigo sea mucho peor.

Clavó sus amenazantes ojos marrones en mí, mientras apretaba los puños de sus manos con fuerza. Mi cuerpo no pareció sentir temor ya que la ira era lo único que me controlaba en ese momento.

Y de repente se acercó a nosotras, y tomó a Ruth entre sus brazos, salió de la habitación y caminó hacia la habitación de Ruth, la dejó en su cama y luego se volteó para mirarme a los ojos mientras se acercaba a mí lentamente.

—Llama a tu padre.— cogió el teléfono de su bolsillo y me lo entregó.

Lo tomé rápido, y marqué el teléfono de mi padre con urgencia, me llevé el móvil al oído y esperé a que entrara la llamada.

Un pitido comenzó a sonar en el primer piso, haciéndome recordar que mi padre me había regalado su teléfono móvil. Se me había olvidado por completo.

Estoy jodida.

Leon rió sin gracia, e intentó salir de la habitación pero lo agarré del brazo. No quería sentirme sola en este momento. No sabía a quién llamar ni adonde ir. ¿Debía ir al hospital? eso era algo de lo que estaba dudando, necesitaba que algún adulto me ayudara a tomar una decisión.

—Llévanos al hospital.— le rogué a Leon, tenía la esperanza de que su corazón se ablandara.

—No.— lo que esperaba.

—¿Por qué?— grité.

—Me han castigado.— se encogió de hombros. —No puedo salir de la casa, ¿Qué no has escuchado a Barbara?

—Esto es una emergencia.

—Ay, claro que no. Solo está bajo los efectos de la droga, luego se repondrá.

—Leon...— me llevé las manos a la cabeza tratando de controlar toda la ira que sentía en ese momento, me chocaba la actitud de Leon. Lo único que quería en ese momento era matarlo, literalmente. —Te lo estoy pidiendo con amabilidad. Por favor, Leon. No te cuesta nada y además es tu hermana. Reacciona.— intentaba estar calmada.

Me miró directamente a los ojos.

—Prométeme que el día de mañana estará dedicado a mí.— salió de su boca.

—Lo prometo.— asentí con urgencia, sintiendo las manos de Leon sobre mis hombros. Se inclinó hacia delante y me dio un beso en la comisura de los labios.

EX NOVIO POSESIVO | Leon Goretzkaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن