11-Un Plan Que Salió Mal

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—Lighters... — me giré hacia él.

—Está bien. Te llevaré.— gruñó León, cogiendo mi brazo.

—No. Le preguntaré a Lighters.— traté de escapar de él, pero León me gritó.

—¡Escúchame! Te llevaré, punto final.— me sacó de allí, pero no antes de escuchar a la mujer del sofá.

—Oh, me encantaría un hombre tan fuerte y guapo como él, y encima es posesivo, eso sólo lo hace aún más atractivo.— ronroneó.

—Puedes quedártelo.

León me sacó antes de que pudiera oír su respuesta. Caminamos por el jardín. Respiré el aire fresco, feliz de estar fuera. León abrió la puerta.

—Entra.— tiré de su agarre y entré dentro.

—¿Contento?— pregunté sarcásticamente.

Mi respuesta fue un portazo. Un momento después, León se sentó a mi lado con el ceño fruncido y arrancó el coche. Hubo unos momentos de silencio, mientras León decidió romperlo.

—¿Qué quieres de mí, Natalia?— su voz sonaba afligida.

Tragué saliva, sintiéndome mal. Odiaba cuando él estaba así.

—León, es sólo... No puedo explicarlo.— oí un golpe y me dí cuenta de que había golpeado el volante con su puño.

—Fantástico.— lo miré, ya no se sentía mal.

—No es mi culpa, eres tan...

—¿Soy qué?— preguntó, con los dientes apretados.

Apreté las manos sacudiendo la cabeza. —Olvídalo.

—¡No!— rugió, se produjo un fuerte chirrido cuando ferozmente paró el coche. Grité y me fui hacia delante, estaba a punto de chocar contra el parachoques pero entonces León me paró con su mano.

—Ponte tu cinturón de seguridad.

—No, no me digas lo que tengo que hacer todo el tiempo.

—Ponte el puto cinturón de seguridad.— gruñó lentamente. —Te vas a hacer daño.

Sacudí la cabeza y me alejé de él. Entonces sentí su mano serpentear mi cuerpo, haciendo que se me pusiera la piel de gallina por donde él tocaba. Me volví a mirarlo, nuestros ojos se encontraron, y me perdí en su mirada, tan profunda como siempre. Sentí una fuerte atracción. Cogió el cinturón de seguridad.

Miré su rostro, sus ojos, sus cejas, sus pestañas, su nariz, sus pómulos, hasta que miré sus labios. Me acordé de los sentimientos que sentía cuando nos besábamos, cuando agarraba su pelo entre mis dedos. Entonces oí un clic. El clic del cinturón de seguridad me sacó de mi sueño y me di cuenta de que León estaba tan cerca de mí, lo aparté y miré por la ventana, sintiendo un rubor en mis mejillas. León se aclaró la garganta y oí que arrancaba el coche de nuevo.

Mientras nos dirigíamos a casa, mi mente iba de forma frenética a lo que había pasado si lo hubiera besado. Sería sin duda un error. El viaje en coche era en silencio, sin duda León estaba pensando en lo que acababa de ocurrir. Se detuvo frente a mi casa, me volví hacia él, después de abrir la puerta, hablé con desesperación.

—León, mantente alejado de mí.

Él pareció sorprendido y luego furioso. —¿Qué?— dijo entre dientes.

—Ya me has oído.— consciente de que mi corazón latía dolorosamente. — Mantente alejado de mí.

—¡No!— espetó, mirándome perplejo, se acercó a mí, pero se apartó y salió del coche. — Natalia

—Déjame en paz, León. Ya me has oído. ¿Por qué no puedes hacerme caso?

—Porque eres mía.

—No soy tuya. ¡Déjame en paz!— grité, de repente. Tenía que mantenerlo alejado de mí, de lo contrario, no sabía lo que podría hacer.

—Natalia...

—¡No! ¡Déjame en paz!

—¿Qué es lo que te pasa?— preguntó, pareciendo confundido y molesto.

—Tú. Tú eres lo que me pasa.

—¿Cómo?— di un paso hacia delante, señalándole con el dedo índice.

—Tu eres lo que me pasa. Así que déjame en paz.

Me miró un par de segundos en silencio. —Dilo otra vez. Dilo y te dejaré en paz.— dijo, agarrando mis hombros, atrayéndome hacia él.

—Déjame en paz.— susurré.

Parecía sorprendido, antes de que un gruñido saliera de su boca, pero antes de que pudiera hacer nada, se alejó de mí, subió a su coche y se fue en él, dejándome allí, mirándolo mientras se iba.

Preguntándome si había cometido un error.  

EX NOVIO POSESIVO | Leon GoretzkaWhere stories live. Discover now