Capítulo 22

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Nick observa la tienda con evidente asombro, me hace reír en el interior, pero por fuera finjo que sé lo que estoy haciendo.
-No creo que comprar aquí sea una buena idea -susurra por lo bajo.
-¿Por qué no? Es una de las mejores marcas de indumentaria masculina.
-Sí, pero eso significa que voy a dejar mis órganos aquí...
Río levemente y niego con la cabeza. Él hará lo que yo le diga. Así ha sido la última semana.
-¿Puedo ayudarlos? -pregunta el vendedor con perfume Armani y camisa celeste.
Yo asiento y observo el mostrador al otro lado.
-Buscamos camisas.
Nick no está del todo cómodo con esto, pero hago que se pruebe una y otra y otra sin parar. En todos los cortes y colores.
Él suspira, se mira al espejo y después estira un poco sus brazos para que la prenda se acomode.
-No me pongo una camisa desde el funeral de mi madre -comenta con desdén, y hace que abra los ojos de par en par.
Me siento mal de un momento al otro, pero al notar que él no se ve afectado por lo que acaba de decir, siento un poco de alivio.
-Lo dices como si no fuera nada.
Él hace una mueca.
-Fue hace tiempo. Sólo hay que superarlo.
Sacudo mi cabeza para pensar en otra cosa y después niego levemente al ver que esa camisa que tiene ahora no me gusta.
-No, esa no me gusta... Mejor, prueba otra.
Nick pone los ojos en blanco, entra al probador una vez más y segundos después sale con una impecable y clásica camisa blanca, que le queda a la perfección y marca cada maldito y sensual músculo de su cuerpo.
-Esta me gusta.
Asiento y camino un par de pasos hasta estar delante de él. Lo observo más de cerca, acaricio la tela y después acomodo el cuello.
-Sí, esta me gusta -respondo en un susurro, y me acerco un poco más a su boca.
Él rodea mi cintura y muerde mi labio inferior, pero no quiero un beso ahora, sólo desvío mi cara hacia el otro lado.
-¿Podemos largarnos de aquí?
-Aún tenemos que buscar algo para mí.
Él pone los ojos en blanco.
-Tienes miles de vestidos en tu armario.
-No me importa -respondo con sequedad, y me aparto lo suficiente-. Si vas a acompañarme te espero afuera, y si no lo harás, quítate eso y vete.
Sé que estoy siendo demasiado dura con él, pero hay veces en las que simplemente no lo soporto y otras veces en las que simplemente me vuelve loca.
Tengo que recordarme una y otra vez en mi mente que Nick no es Max, y que jamás dejaré que nadie me vuelva a tratar como el me trató cientos de veces.
Pero ambos tienen tanto en común... Sé que todos los hombres detestan ir de compras, pero ¿por qué no pueden esforzarse un poco sin protestar? Como lo hizo papá miles de veces...
Ahora soy yo la que decide, la que tiene el control de todo, y eso no va a cambiar.
-Bien, llevaremos esta si te gusta.
Asiento una vez y me cruzo de brazos.
-Sí, esa me gusta. Pagala, y vámonos. Aún tengo mucho que comprar.

Esta noche vamos a celebrar el cumpleaños de Alex, y todo este asunto me tiene histérica. Detesto esta fecha, detesto los miles de recuerdos que me atormentan y detesto recordar que cometí tantos errores en el pasado.
Nick va a acompañarme esta noche, pero solo porque quiero saber que se siente. No puedo dejar de comparar a a Nick con Max en muchas situaciones, y hasta ahora con Nick todo sale bien, él hace lo que espero, pero hay un problema... Nick me aburre, me aburre a más no poder, no tiene gracia, no tiene sentido, no tiene nada de todo eso que me hacía sentir Max.
Es como una marioneta a la que puedo controlar.

Estaciono el coche frente a la casa de Alex y observo que soy la última en llegar.
Es la típica cena familiar de todos los años, pero por ser el cumpleaños de Alex, esta es la primera vez que vengo acompañada.
-Mi hermano y su novia viven aquí.
Nick observa la casa y sonríe.
-Por fuera se ve como una típica casita inglesa, pero apuesto que por dentro está llena de lujos como tú apartamento.
Sonrío y asiento.
-Sí, es así como lo imaginaste. Nos gusta la comodidad.
-No quiero parecer un idiota, pero me siento algo nervioso.
Suspira y después acomoda las mangas arremangadas de su camisa.
-Solo es una cena, y el pastel como postre. Mi abuelo es bueno para las charlas, seguramente a mi hermano le vas a agradar, y Simon está ahí.
Nick me observa un instante y después estira su brazo para mover un mechón de cabello de mi cara.
Estoy tratando de ser buena, comprensiva, de sentir algo más, pero es difícil. Ya no soy la de antes.
-Ese vestido se te ve... No tengo palabras.
Sonrío y bajo la mirada. No quiero esto ahora.
Antes moría por un cumplido de Max, y ahora Nick me da cientos de ellos todos el tiempo, y no significan nada.
-Solo es un vestido, Nick.
-Un hermoso vestido de encaje, que se te ve impresionante.
Todo en mi ha cambiado, ya no quiero ser una niña, ya no me gustan los colores alegres, mi armario paso de los vestidos pasteles, blancos y rosados, a los negros, café, gris... He cambiado muchas cosas en sólo unas semanas, pero aún no logro sentirme bien conmigo.
-Vamos, se nos hace tarde.

Nick se ve un tanto incómodo al principio, pero después Alex lo une a la conversación y me siento más relajada al ver que sonríe y bebe vino con los demás.
Mamá y la abuela están terminando la ensalada y yo ayudo a Iris a poner la mesa.
Llevo tiempo sin hablar con ella, sin siquiera molestarme por enviarle un mensaje, pero por sus ojos apagados puedo suponer que todo sigue igual. Y siento aún más rabia por causa de Max.
Alex sí quiere un bebé, Alex sí formará una familia con la mujer que ama, Alex es diferente y merece que se cumpla ese deseo, y sin embargo...
No sé cómo reaccionaría Alex si supiera la verdad. Creo que estallaría y lo odiaría aún más.
-¿Cómo has estado? -le pregunto en un susurro, y termino de colocar el último plato que me queda en la mano.
Ella me sonríe y coloca otra servilleta encima de la mesa.
-Ya no hablamos sobre eso desde hace unas semanas.
-Pero tal vez ahora sí funcione -la aliento.
-Tal vez solo debemos esperar un poco más. Pero estamos bien.
-Bien -respondo, sintiéndome un poco incómoda.
-Voy a buscar más servilletas. Me gustan las de tela, pero no tengo muchas.
Asiento y ella se marcha, después el abuelo entra al comedor y me abraza tiernamente.
-Me encanta el rubio -susurra con una sonrisa, y deja su copa de vino a un lado-. Te ves como toda una mujer fatal.
-Quería un cambio.
-Todos necesitamos cambiar cuando algo va mal.
Agacho la mirada y me cruzo de brazos.
-¿Mamá te lo dijo?
Él niega levemente con la cabeza.
-Te conozco desde que eras de este tamaño -separa sus manos un poco-, y tu cara lo dice todo. Se te nota, princesa.
Trago el nudo que tengo en la garganta y me siento neviosa de inmediato.
-Ya se acabó, y estoy bien.
El abuelo me abraza de nuevo.
-Nick me agrada, parece buen muchacho.
Asiento una vez.
-¿Te digo una cosa?
-¿Qué? -lo miro una vez más.
-Tuve una buena vida, casi perfecta, con tu madre, luego tú, tus hermanos, la abuela... Fui muy feliz...
-¿Y entonces?
-La vida es demasiado corta para tanto drama, Kya.
Oír su risa me reconforta.
-Lo sé, pero...
-Sí Max es lo que te hace feliz, a su manera, y tú estás bien con eso, sólo olvída lo demás.
-Lo que él me hizo no se puede perdonar, abuelo -lo interrumpo de inmediato.
-No puede ser tan malo. Aún eres joven y puedes equivocarte muchas veces, como él también puede equivocarse...
Suelto un suspiro y todos empiezan a llegar al comedor, el abuelo me sonríe otra vez, es ese gesto de complicidad que tiene conmigo, pero que me acaba de dejar casi sin habla.
Nick rodea mi cintura y me sonríe levemente, después corre mi silla para que me siente y apoya su mano en mi rodilla cuando está a mi lado.
Trato de sonreír, trato de hacer algo, pero no es así como imaginé todo esto.
En los cumpleaños de Alex siempre estuve sola, y ahora que por fin tengo a alguien a mi lado, no me gusta, no me hace sentir nada, sólo incomodidad.
¿Nick es el error del que habla el abuelo? ¿O se refiere una vez más a Max?

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora