Capítulo 9

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Entro a la cocina y suelto mi bolso del gimnasio en el suelo. Mis padres me están observando detenidamente, y no sé si es por las inmensas ojeras que debo tener, por lo cansada que me veo o porque realmente no entienden qué hago aquí.
-Buenos días -digo por lo bajo, pero no los miro.
Detesto notar esas miradas de lástima, esas miradas que dicen en silencio "¿Y ahora que te hizo Max?
-Buenos días, cielo -responde mamá con su deslumbrante sonrisa-. No creí que vendrías a casa hoy.
-Llegué hace un par de horas.
Papá está callado, no me mira, finje que Lee algo en su tablet, pero sé que está atento a todo lo que diré.
-¿Dónde está Simon? -pregunto al notar que hay poco ruido aquí, y no huele a comida extraña.  
-Aún no ha despertado.
-Ah.
-¿Cómo estuvo la boda? -pregunta papá.
El bombardeo ha comenzado, y ya estoy muerta.
Suelto un leve suspiro y abro el refrigerador. Es obvio que ellos ya saben que algo sucedió, pero solo espero que no me digan nada.
-Estuvo bien. Fue una boda muy hermosa. Ambos estaban realmente felices...
Me siento tan extraña con todo esto. Es obvio que mis padres muy en su interior también saben que podría haber sido mi boda.
-¿Tienes que dar clases hoy? ¿Vendrás a casa después o te quedarás con Max?
Suelto otro suspiro y dejo la botella de agua encima de la mesada con brusquedad.
Estoy tan cansada, dolida y de mal humor...
-¿Por qué haces tantas preguntas mamá? Ya sabes la mayoría de las respuestas -respondo bruscamente.
-Kya... -advierte papá, pero estoy cansada de esto.
-¿Por qué no me preguntan lo que en verdad quieren saber? -reclamo, sintiéndome aún más estúpida y molesta que antes. No estoy molesta con mis padres, pero me enfada tanto que ellos siempre tegan razón en todo con respecto a mí relación.
-Max no fue a la boda, ¿verdad? -pregunta mi madre, y otra vez está mirándome de esa forma que tanto odio.
-No, mamá. Max no quiso acompañarme a la maldita boda, y antes de que digas alguna cosa...
-Estamos cansados de decirte siempre lo mismo, Kya -interviene papá.
-Y yo estoy cansada de pelear por esto.
-Entonces reacciona. Entiende que es una relación tóxica, que sólo está jugando contigo. Él no te merece.
Lo miro, pero no sé qué decir. No tengo con que defenderme porque ambos tienen toda la razón.
-Llegaré tarde.
-Terminemos de hablar, por favor. Tienes que escuchar a tu padre.
-Adios.
Tomo mi bolso del suelo y salgo de la cocina a toda prisa...

Lo malo de llegar al gimnasio es que sé que por más que trate de evitarlo, voy a cruzarmelo en algún momento. No sé si estamos peleados, o lo que sea, pero estoy molesta y no quiero verlo.
Me dolió ver a Alex e Iris bailar aquella hermosa canción romántica a mitad de la noche, pero me dolió aún más saber que si Max estaba ahí, no se habría movido de esa silla para bailar conmigo...
¿A dónde va a terminar todo esto? ¿A dónde quedó ese Max que tanto me empezaba a gustar, el Max que estaba cambiando?

TNT suena a todo volumen en el interior, cruzo el recibidor, saludo a la chica detrás del escritorio y me preparo para lo que será el minuto más largo de mi vida. Atravesar ese gimnasio sin mirarlo será todo un reto.
-¡Buenos días, señora Pearson!
-¡Buenos días! -grito en dirección a Chad que está con otro sujeto en la sección de pesas. Tengo una falsa sonrisa, y ya estoy acostumbrada a eso de "Señora Pearson". Es la forma en la que Max le advierte a todos que estoy completamente prohibida.
Antes me resultaba divertido, pero ahora creo que es estúpido.
Admito que observo el lugar con disimulo al pasar, pero todos me saludan y él, para mi suerte, no está aquí.
Llego a mi sala de ensayo, abro la puerta y enciendo las luces. Todo se ve en su lugar y preparo las pistas musicales para el primer grupo de la mañana.
Estoy agotada, pero tengo que hacerlo. Necesito olvidarlo todo. Necesito quitar de mi cabeza esas imágenes de la boda, ese beso de recién casados, esa sonrisa de felicidad en Mike, ese primer baile casi perfecto en dónde ambos se miraban fijamente, se sonreían y se decían alguna que otra cosa mientras que aquella canción romántica sonaba a todo volumen... Quiero olvidar todo lo que sucedió ayer. Y me siento mal al reconocer que todo esto que tengo en el interior es envidia, mucha envidia porque estoy completamente segura de que con Max tal vez no tendré nada de eso...
-¿Por qué no respondiste mis llamadas?
Dejo de estirar mis músculos y me pongo de pie con brusquedad.
Sabía que esto pasaría, siempre sucede.
Peleamos, me enfado, él se disculpa y luego todo está bien, bueno, él cree que todo está bien, pero nunca nota que en realidad me duele...
-No tenía deseos de hablar contigo -digo con sequedad.
-Estaba preocupado por tí. 
-No tenías porqué.
Él se acerca un poco más a mi y me observa con cautela. Sé que dirá alguna cosa, pero estoy dispuesta a seguir peleando porque necesito sacar todo esto que llevo dentro.
-¿Pudiste descansar? ¿A qué hora llegaste?
Suelto una risita y niego levemente con la cabeza. Sé que él detesta que me comporte así, pero lo haré a propósito. Voy a irritarlo hasta ver a dónde llega esta pelea.
-¿Ahora te importa?
-¿Estás molesta por esa estúpida boda? Es ridículo.
Sí, ahí está. Maxwell completamente irritado.
-No, claro que no. Todo está bien entre nosotros, somos una feliz pareja y todo es perfecto -respondo con sarcasmo y una sonrisa.
Él cierra los ojos con frustración y suelta uno de esos largos suspiros.
-No hagas eso, Kya -advierte, y yo sonrío de nuevo.
-¿Hacer qué?
Max me toma de la cintura y apega su cuerpo al mío, trata de confundirme de nuevo, pero ahora empiezo a comprenderlo. Esa venda empieza a caerse, muy lentamente, pero se cae, y me siento agotada, sin fuerzas. Siento que esto ya no tiene sentido alguno.
-Puedo hacer que ese enfado desaparezca en sólo unos minutos -alardea, y después me enseña esa maldita y hermosa sonrisa arrogante.
La Kya estúpida quiere olvidarlo todo y besarlo, pero esta Kya no va a caer de nuevo.
Es como si todos los consejos y sugerencias de mis padres estuviesen haciendo efecto.
Y él no tiene idea de cómo me duele todo esto.
-No funcionará esta vez, Max.
Él coloca sus manos en mis mejillas, trata de besarme, pero aparto mi cara y miro hacia otro lado.
-Kya...
-No digas nada.
-No quería ir, y tú lo sabías desde el primer momento. Lo siento, pero...
-¡No digas que lo sientes! -grito rápidamente. Estoy cansada de esto-. ¡No digas que lo sientes porque tú y yo sabemos que te importa una mierda!
-¡Estás exagerando la situación!
-¿Era demasiado pedir que me acompañarás por unas horas? -cuestiono tratando de mantenerme firme, pero todas esas imágenes de la pareja feliz y perfecta en su boda regresan a mi y me lleno de envidia una vez más-. No tenías que hacer gran cosa, sólo tenías que estar ahí...
-Te dije que lo siento.
-¿Sabes qué es lo peor? Esperé toda la noche por tí, creí que cambiarías de opinión y llegarías en cualquier momento...
Mi voz se quiebra y muerdo mi labio inferior porque no quiero llorar por esto, pero estoy tan dolida, tan cansada...
La bomba que está en mi interior aún no ha estallado, pero inició su conteo y cuando llegue a cero, no sé que sucederá con nosotros.
-Lo siento -vuelve a decir. Ya no se ve molesto, tiene esa expresión de arrepentimiento que ya no me creo.
-Siempre dices que lo sientes, Max.
Esa maldita lágrima escapa de mi ojo derecho y la quito rápidamente, pero él puede verme. Trata de tomar mi brazo, pero doy un paso hacia atrás y me zafo de su agarre.
-Vete, por favor.
-Lo siento.
-Mi clase está por comenzar.
-Kya... -vuelve a acercarse a mi, pero me alejo una vez más. Cierro los ojos con fuerza y cuando las lágrimas se van, camino hacia el equipo de sonido.
Lejos, sólo quiero a Max lejos de mi por ahora.
Él sigue ahí, en medio del salón, puedo verlo a través del espejo, pero finjo que no está aquí.

"Cambiaste mi vida, me enseñaste lo hermoso que es amarte, y me hiciste ser un hombre mejor..."

No puedo quitarme esa frase de la cabeza, formó parte de los votos de Mike, y quedó completamente grabada en mis recuerdos.
-Estaré en mi oficina por si quieres hablar...
-¿Puedo hacerte una pregunta? -digo antes de que cruce el umbral. Él se detiene y se voltea en mi dirección, después asiente levemente-. ¿Cuándo vas a hablar con mis padres sobre el anillo?
Él suspira, lo tomé por sorpresa y ahora se ve desesperado.
-No lo sé, Kya.
-No lo sabes... -me cruzo de brazos.
-Te dije que necesito tiempo.
Sí, ahí está lo que quería oír. No necesito más. Me siento tan estúpida, y tan segura de lo que quiero hacer que no es necesario que Max lo sepa aún.
-Bien -respondo sin más, pero lo que él aún no sabe es que yo también necesito tiempo...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora