Capítulo 8

4.3K 591 43
                                    

Son más de las siete y estoy corriendo de un lado al otro por todo el apartamento. No sé por qué me siento nerviosa y extraña, pero será una experiencia nueva.
Mike va a casarse esta noche y no sé cómo reaccionar. Por más que trate de no sentir nada, debo admitir que hay un poco de... No sé si son celos, pero no puedo describirlo con exactitud.
Me miro una vez más y acomodo mi precioso vestido, luego peino mi cabello y cuando las pinzas están calientes empiezo a rizar las puntas. Todos dicen que me parezco mucho a mamá cuando tengo rizos, y lo cierto es que hoy quiero sentirme tan hermosa y segura como ella.
Max aún no ha llegado, pero sé que va a darse un baño y a vestirse en menos de diez minutos.
Quiero que diga algo, quiero que vea mi vestido y se quede sin palabras. Lo escogí para él, y estoy segura que le encantará.
Estaremos juntos en la boda y no quiero enloquecer, se lo prometí cuando me entregó el anillo, pero mi cabeza no ha dejado de imaginar cosas, y sé que con lo de está noche será aún peor.
No dejo de pensar en posibles lugares, en el vestido, en el pastel... Las bodas se organizan con tiempo, uno o dos años, y estoy segura que después de que él hable con mis padres podré empezar con todo esto.
¿Será un año? ¿Dos? Detesto ser tan débil, ser tan cuidadosa con Max. No me atrevo a preguntarle nada porque se qué se va a molestar y no quiero arruinarlo. Él lo está intentando y siento que debo dejarlo en paz por un tiempo. Tengo la esperanza de que el solo venga y me diga todo lo que quiere hacer y lo que no.

Oigo como las llaves chocan con la mesada de la cocina, eso quiere decir que Max finalmente está aquí, y aún tenemos tiempo.
Me miro al espejo de nuevo, compruebo que mi maquillaje se ve perfecto y después suelto uno de los últimos rizos del lado derecho.
Max entra a la habitación y observa todo el desastre. Mis cosas están por todos lados...
-Prometo que lo arreglaré -digo rápidamente. Él por fin me mira, escanea mi cuerpo lentamente y se detiene en mi rostro. Le enseño mi mejor sonrisa y espero ver algo, alguna expresión, pero no hay absolutamente nada. Y eso me pone en alerta máxima.
-Hola... -digo con la voz débil, y después enredo otro mechón en la rizadora.
-Hola.
Un nudo se forma en mi garganta y sólo espero a que él haga algo más. Este es el Max que detesto, que me hace sentir como una niña pequeña que hizo algo mal.
-¿Todo está bien?
-Sí, voy a darme un baño.
A los pocos minutos escucho como la ducha de abre, el tiempo pasa y yo ya estoy completamente lista, sólo lo espero a él.

En la cocina tomo la caja y coloco la tarjeta de felicitaciones en la parte superior con un poco de cinta. No tenía idea de que regalarles, así que compré un precioso juego de té. ¿A quién no le gustaría? Viene con la tetera incluída y una exquisita selección de té, con los sabores más exóticos y deliciosos. Y lo sé porque los he probado a casi todos junto con Iris.

Max capta mi atención de inmediato cuando aparece en la cocina. Su cabello está húmedo, y luce esa camiseta de algodón azul y el pantalón deportivo.
-¿Qué haces?
-No voy a ir, Kya.
Mi corazón se detiene rápidamente y me siento completamente decepcionada de inmediato.
-¿Qué...? ¿Por qué?
Él suelta un suspiro y da un par de pasos hasta estar delante de mí.
-Te invitaron a tí a la boda, Kya. No es necesario que vaya.
-No. Nos invitaron a ambos, tú trabajabas en la empresa también. Puedes ir...
Estoy desesperada, no sé qué más decir, pero tengo que hacer que cambie de opinión.
-No es correcto que esté ahí, y lo sabes. No quiero molestar a ese tipo el día de su boda, no importa que tan idiota creo que sea. Él no me quiere ahí, y francamente me importa una mierda ir.
Muerdo mi labio inferior para que esa sensación que tengo en el pecho desaparezca, pero parece ser aún peor.
-Max...
Él me observa una vez más, igual que la vez anterior. Me escanea muy lentamente y coloca su mano en mi mejilla.
-Te ves hermosa...
-No puedo creer que me hagas esto.
Él cierra los ojos por un momento y acaricia mi mejilla.
-Nunca quise ir. Y no lo haré. Ve y diviértete, yo estaré aquí. Mañana es sábado, y sabes que el gimnasio se vuelve una mierda.
-Me prometiste que irías -insisto, pero sé que no voy a conseguir nada, y por más que me sienta muy mal y como una estúpida, muy en el fondo sabía que esto pasaría. Sucede lo mismo cuando él me promete que sí me acompañará a visitar a mis padres y al momento de hacerlo inventa alguna excusa.
-Kya, no iré. Y se acabó.
Sí, lo sabía.
-Bien.
Estoy furiosa y dolida, pero no pienso pelear por esta mierda. Quería ir a esa boda, esperé mucho por ella y voy a disfrutarla con o sin Max.

Tomo la caja de la mesada, luego las llaves del coche y antes de marcharme lo miro una última vez.
-Sé que todo lo que me has dicho son excusas, Max. Pero no voy a pelear contigo por esto, de hecho, ya no voy a pelear por nada...
-¿De que estás hablando?
-Me rindo. No voy a perder más tiempo contigo. No quiere ir, no vayas...

El hotel en el centro es el elegido para la celebración de la boda, y creo que también la ceremonia. No es la gran cosa, sé que será una boda sencilla, pero las flores de la entrada se ven muy bonitas.
Tengo que pensar en cualquier otra cosa y no en Max. Estoy realmente molesta y dolida. Les dije a todos que iríamos juntos, y ahora voy a llegar completamente sola, y lo peor es que sé que Alex e Iris me van a mirar de esa manera que tanto odio, me van a decir que Max es un idiota y que no me quiere, y en este momento estoy tan vulnerable que voy a creerme cualquier cosa.
Suelto un suspiro, me miro una vez más en el espejo retrovisor, y después tomo la caja colorida.
Me bajo del coche y subo esas escaleras como si nada malo estuviese sucediendo.
Me imaginé a Max a mi lado, con ese traje negro que tanto me encanta, me imaginé a ambos posando para una fotografía, bailando...
Quería lanzarme como loca al momento en el que la novia arroje el ramo, quería besarlo a cada instante, quería ver su enfado y hacer lo imposible por hacerlo sonreír con alguna de mis tonterías... Imaginé miles cosas para esta noche, cosas que no podré hacer y que ahora solo quiero olvidar. 
-Kya Eggers -digo con seguridad a la chica que está en la entrada.
Ella busca en la larga lista y me observa. Ya lo notó y me siento patética de nuevo.
-Kya Eggers y Maxwell Pearson.
-No. Sólo Kya.
Ella asiente, le hace una marca a mi nombre y me indica por dónde debo caminar para llegar al salón de la recepción y la ceremonia.

El lugar se ve hermoso, hay rosas blancas por todas partes y la combinación de azules hace que todo se vea muy elegante. Las personas que están aquí me observan demasiado y me siento incómoda al notar que mi vestido llama un poco la atención. Tal vez no fue buena idea ponerme un vestido largo color verde agua, pero me enamoré de él y creí que a Max le sucedería lo mismo, pero no dijo nada más que lo habitual.
Visualizo a Mike hablando con un grupo de personas, pero él no me ve.
Luce malditamente radiante, ese traje le queda a la perfección y sigue igual de apuesto que antes, pero hoy, precisamente hoy, mucho más.
Es extraño estar aquí y recordar todo lo que sucedió con él. No fue mucho, pero si lo suficiente para marcarme de alguna manera.
-Esta debería ser tu boda...
Miro hacia mi derecha y veo a Diana ahí, igual que la última vez, sólo que un poco más alta.
Tiene un vestido negro y convers color rosa. Se ve preciosa, pero su mala cara lo dice todo. Ella no quiere estar aquí.
-Diana...
-¿No es cierto?
Esta niña me pone nerviosa como antes, incluso más.
-¿De qué hablas?
Ella me pone los ojos en blanco, se cruza de brazos y observa a su padre a lo lejos.
-Que esta debería ser tu boda. Podría haberlo sido, ¿no?
No sé qué decir, pero miro a Mike una vez más y siento algo en el pecho. No puedo explicarlo.
-Tal vez -susurro por lo bajo, y admito que no siento nada de culpa por imaginarlo.
-Me gustabas más como novia de papá.
-Diana... -advierto con frustración.
-Con Nat es feliz, pero contigo era diferente. Y ni siquiera me agradas.
Me pongo nerviosa, pero logro sonreír al oírla decir eso.
-Tu tampoco me agradas -miento con una sonrisa, y por fin logro ver sus dientes.
-¿Y que pasó con tu novio?
-Él no vendrá...
Mike por fin se voltea y logra verme. Mi corazón se acelera y esa sonrisa me hace sentir un poco estúpida. Está caminando hacia mí y lo único que deseo es poder controlarme.
Ahora tengo miles de preguntas en mi cabeza gracias a Diana, y no sé qué hacer.
-Señorita Eggers -me saluda, pero mantiene la distancia.
Esto no es como verlo en la oficina. Sé que ambos estamos pensando lo mismo. Esta podría haber sido nuestra boda y no puedo creer que de verdad me sienta mal por eso.
-Felicidades, Mike.
Él no deja de sonreír, y me observa detenidamente.
-Te ves muy hermosa, Kya.
-Todos me observan y me siento incómoda porque creo que el vestido largo no era lo mejor.
Mike niega levemente.
-Te observan porque eres preciosa.
Oírlo decir eso me estremece y vuelvo a preguntarme una y otra vez miles de cosas.
-Gracias. Tú también te ves... Te ves bien.
-¿Y Maxwell?
Balbuceo, pero él lo nota de inmediato. Todos pueden imaginar cómo es mi caótica relación con Max.
-No vendrá -respondo finalmente.
-Oh...
-Sí. Típico de Max.
-Bueno... Voy a... -señala otro grupo de gente y yo trato de sonreír.
-Sí, claro. Ve.
-Disfruta la fiesta.
-Lo haré, lo prometo.
Mike puede imaginarse lo que sucede. De hecho, todos saben cómo es Max y detesto que sientan lástima de mí, detesto sentirme así y en este último tiempo empecé a odiar todo esto realmente.

¿Que hubiese pasado si escogía a Mike? ¿Por qué Max es así realmente?
¿Esta podría haber sido mi boda? ¿Debería ser yo la que tiene que estar poniéndose su vestido de novia justo ahora?
Son miles de preguntas, pero la respuesta a todas ellas siempre será "No". Porque escogí a Max, a pesar de todo, a pesar de que tal vez no era la mejor opción...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora