Capítulo 18

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Las puertas del ascensor se abren​ y corro hasta el escritorio de Nat sin mirar el camino. Me choco con alguien, pero no logro ver quién es, sólo grito un "Lo siento" al pasar.
-¿Dónde estabas?
-Me quedé dormida -susurro y después suelto un suspiro. Nat niega levemente con la cabeza y yo tomo los papeles que me esperan al lado de la pantalla de la computadora.
-Te ves terrible.
Suelto un bostezo y asiento. Sí, sé que luzco terrible, creo que apenas pude peinar mi cabello y lavar mi cara.
-Esta tarde tengo exámen, he estado toda la noche despierta... No sé qué me sucede.
-Te llevaré café en unos minutos.
Le sonrío, asiento y camino hasta mi oficina.
Cada vez que Max y yo peleamos este piso se convierte en mi enemigo. Aquí hay tantos recuerdos de años atrás, tantas cosas que siento que fueron estúpidas e innecesarias...
Abro la puerta, llego a mi escritorio, suelto mi bolso y al voltear, mis ojos completamente agotados y dormidos se abren de par en par.
Mis tacones hacen ruido mientras que me acerco a la mesita ratona, me cruzo de brazos cuando tengo el ramos de rosas delante de mí, y miro ese sobre color amarillo pálido con temor.
Nunca he recibido flores en la oficina, esto es completamente nuevo y francamente no sé cómo reaccionar.
Tengo cientos de cosas en la cabeza, tengo la sensación de que me voy a desplomar en el suelo en cualquier momento por causa del sueño, y además de eso, estoy aterrada porque sé que el siguiente exámen será un desastre.
-Aquí está tu café -comenta Nat, entrando con una bandeja-. Te traje la cafetera completa, sé que lo necesitarás.
La miro, y ella observa el arreglo floral.
-¿Y esto?
-Oh, lo olvidé por completo. Las trajeron esta mañana, muy temprano.
Asiento, porque no tengo ni una sola palabra.
Es Nick, tiene que ser Nick, o papá o Alex, o quién sea... Pero no debo ilucionarme con esto que tengo en la cabeza, porque solo me voy a sentir estúpida de nuevo.
-Gracias, Nat. Te llamaré sí necesito alguna cosa.
-Bien.
La puerta se cierra, yo tomo un respiro y abro el sobre.
Esto parece irreal, y siento enfado, confusión...

"No hay forma de pedirte perdón. Jamás serás feliz conmigo, mereces a alguien mejor, mil veces mejor"

Mis ojos se llenan de lágrimas de inmediato y suelto el pedazo de papel.
No, definitivamente no estaba lista para leer esto. Y las flores...
Nunca en estos tres años ha enviado flores y ahora que todo es una mierda él lo hace, y sólo para decirme que tengo que olvidarme de él y de lo nuestro.
No tengo idea de lo que haré con esto, pero necesito saber el porqué. ¿No me ama? ¿Nunca me amó? ¿Qué demonios hice mal? ¿Por qué se acabó así sin más?
Tengo tantas preguntas, las mismas preguntas que me hago una y otra vez, en el momento menos pensado, me toma por sorpresa y sólo empiezo a preguntar y preguntar, es como una avalancha, y me entierra, me ahoga por completo.
Tal vez él tenga razón, tal vez todos tengan razón, pero necesito que me diga que sucedió.
Tomo mi celular, abro la conversación y veo esa maldita nota de voz que aún he oído.
Solo dura unos diez segundos, muero de ganas de saber que dice, pero al mismo tiempo no quiero que él lo sepa.
Cometí el error de no hablar en el momento en que sucedió. Estaba tan dolida y enojada que traté de superarlo, traté de fingir que no me importa lo suficiente, que era fuerte... Pero al paso de los días noté que jamás podré vivir en paz si no sé qué le pasa por su cabeza realmente.
Antes de esa deuda todo estaba tan bien... Él seguía siendo Max, pero era diferente.

"Kya... -hay un largo suspiro y un silencio-. Yo... -Otro silencio-, Hay muchas cosas tuyas en el apartamento, y... Creo que podrías necesitarlas. Lo siento, no sé qué más decir."

Suelto mi celular encima de mi escritorio, doy unos cuantos pasos desesperados y después paso unas manos por mi cabello algo enredado.
Acomodo mi falda, miro a mi alrededor y sin pensarlo dos veces, tomo mis cosas y corro por el piso seis hasta el ascensor.
-¿Y ahora a dónde vas? -Grita Nat, siguiendo mis pasos apresurados.
-Cancela mis citas, Nat. Tengo algo que hacer.

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora