Capítulo 19

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Observo el desastre de la sala de estar y miro a Nick solo un instante.
-No saldré con ustedes esta noche -digo rápidamente y fuerte para que por lo menos los chicos en el sillón me puedan oír.
-¿Y ahora qué sucede?
-Tengo algo importante que hacer.
-¡No puedo creer que irás con él! -grita Nick, viéndose realmente enojado.
-¡No te tiene que importar lo que haré. Sólo necesito que se vayan pronto! -exclamo en su dirección, y después noto que estoy siendo un poco grosera, pero Nick y esa actitud me ponen histérica.
-¡Claro que me importa, Kya! ¡Vas a volver con ese idiota que seguro solo quiere...!
-¿Qué sólo quiere qué? -lo interrumpo acercándome más a él. Sé perfectamente lo que iba a decir.
-Chicos...
Cuando lo noto, las chicas están en la sala de estar a medio vestir, y los chicos se ven realmente incómodos.
Esto está siendo un completo desastre.
-Nosotros nos vamos -me informa uno de ellos.
Yo asiento, pero no digo nada. Todos toman sus pertenencias, incluso Carly tiene un par de mis zapatos en sus manos y sale descalza del apartamento.
Nick y yo nos miramos unos segundos y todo esto parece regresar a mi una vez más. Las peleas estúpidas, las respiraciones aceleradas, estos silencios y miradas... Todo es igual, pero con otra persona.
-Lo siento, Kya... -susurra por lo bajo. Y vuelve a convencerme de que es igual, exactamente lo mismo.
Siempre algo malo y después las disculpas.
-Tu también lárgate, Nick.
-Pero... -Él da un paso al frente.
-¿Te digo una cosa? Esta última semana solo me has dicho que debo y que no debo hacer, y como la estúpida que siempre fui, te hice caso...
-Yo no soy la misma mierda que él, Kya.
-No, pero creo que tampoco eres el indicado. Y creo que es mejor que te lo diga ahora.
Trata de tomar mi brazo, pero no lo permito. Esta es una primera decisión propia en varios días.
-Sí quieres seguir siendo mi amigo, vas a dejar de meterte en mis asuntos. Tu no me das órdenes y... Debí dejarte todo en claro la primera vez que tocaste mi teléfono. Lo cierto es que esto ya no está gustandome para nada.
-Creo que estás exagerando la situación, Kya -insiste-. No me gusta que vayas a verlo, no te hará bien.
-Me importa una mierda si te gusta o no. Iré a ver a Max, hablaré con él y haré lo que se me dé la gana.
-Él solo va a lastimarte de nuevo.
-Vete, Nick.
-Estás comportandote como una niña caprichosa.
-¿Adivina qué? En mi casa me comporto como se me dé la gana.
Él niega levemente con la cabeza, no parece feliz con mi respuesta, pero se va con los demás.

Me detengo frente a la puerta y golpeo levemente. Sé que puedo entrar sin más, tengo mis llaves aquí, pero no sería correcto. No es una pelea más.
Oigo sus pasos al otro lado, luego el ruido de la cerradura.
Mi estómago se revuelve de los nervios, mi corazón se dispara y mis ojos se inundan al verlo.
Luce mal, completamente diferente, cansado, tal vez algo más frío que antes.
-Vine por mis cosas -susurro.
Él abre un poco más la puerta y después me deja pasar.
El lugar se ve desordenado, y abandonado. Como si él no hubiese estado aquí en mucho tiempo, pero todo está tal cual lo recuerdo, y lo dejé.
En la mesada de la cocina hay una caja de cartón donde solo puedo ver algunos materiales y viejos planos de la universidad que sobresalen.
-No voy a perder el tiempo en decir esto, Kya.
-¿Por qué las flores?
-Porque fui y siempre voy a ser un imbécil que no sabe hacer nada por alguien más.
Frunzo el ceño y me cruzo de brazos mientras que intento descifrar su mirada.
-Todo estaba bien, todo era casi perfecto antes de esa maldita deuda, Max...
-Nunca hubo una deuda, Kya.
Lo miro, pero no logro comprender y él sabe que debe seguir hablando.
-Chad te prestó dinero... Ibas al banco... ¿Qué demonios me estás ocultando?
No quiero ni pelear ni gritar de nuevo. Sólo lo dejaré hablar.
Él suelta un suspiro y pasa una mano por su pelo, después mira mi caja con cosas. Trata de hacer tiempo.
-Él fin de semana que peleamos y te fuiste a Manchester con tu familia...
Mis ojos se abren lentamente y creo que comienzo a comprender a dónde va todo este asunto.
Fue hace un par de meses atrás, no recuerdo cuanto, pero si recuerdo que solo peleamos porque mis padres habían planeado un maldito fin de semana en familia y Max no quiso ir conmigo. Típico, lo de siempre.
-¿Qué hiciste? -grito con rencor y después me siento estúpida. No puedo ni siquiera pensarlo-. ¿Qué demonios hiciste?
-Mia...
-¿Mia?
Mi brazo cobra vida propia cuando logro conectar cada cosa, cuando empiezo a imaginar cada detalle... Golpeo la mejilla de Max casi en seco, haciendo​ un ruido lo suficientemente fuerte como para saber qué le hice daño.
-¡Eres una maldita basura! -grito una vez más, pero él ya no me está mirando-. Te acostaste con ella... Max, dime qué no te acostaste con ella.
Sé que él no tiene que decir nada, porque sé que sí lo hizo y eso me destroza por dentro, pero... Max ya me ha lastimado tanto, que esto no duele como debería, ya no quedan más trozos de mi corazón por romper, ni uno solo.
-Cometí un error, Kya... La deuda fue lo único que se me ocurrió, no sabía cómo decírtelo, no quería perderte.
-Tu no me amas -aseguro-. ¿Qué tiene que ver tu maldita deuda con esto?
Él se mueve con algo de prisa y me toma de ambos brazos. Estoy llorando, sólo un poco, pero debería ser mucho más. Debería estar destrozada, gritando cientos de cosas, pero algo me dice que esto aún no es todo.
-Kya...
-Sí no me amas dime de una vez, Max. Dime todo lo que sientes y acabemos con la fantasía que tengo en mi cabeza desde que empezamos a salir.
-Yo no quería acostarme con ella...
-Eres un maldito. ¡Yo debería...! ¡Debería...! -No tengo ni una sola palabra y me sorprende mi calma, pero ahora que lo pienso no me sorprende Max.
Él toma el sobre blanco que descansa al otro lado de la barra y después me lo entrega.
Lo abro con prisa, leo el nombre de la clínica después el nombre completo de Mia, y en el medio de la página...

GCH              POSITIVO
(Prueba de embarazo)

-¿Prueba de embarazo?
La voz se me quiebra y empiezo a soltar las lágrimas, Max asiente, muerde su labio inferior y noto como sus ojos también están llenos de lágrimas, incluso unas cuantas logran salir y noto que está desesperado. No logro identificar como me siento.
-Ella está embarazada...
-¡No estabas seguro de pedirme matrimonio, pero a ella la embarazaste! No puedo creerlo... Podría esperar todo de tí, todo, menos esto.
-No sé si es mío...
Doy un paso hacia atrás y dejo el papel sobre la mesada.
-¡Deja de ser un maldito cobarde y asume la culpa, la responsabilidad o lo que sea! ¡No puedo creerlo! Yo pensaba que juntos íbamos a pasar por esto algún día...
Comienzo a llorar de nuevo, me rompo de verdad, siento que me falta el aire y él trata de tocarme, pero lo alejo con asco, con furia, con todo lo que siento yo y que no soy capaz de describir en este momento.
-Yo estaba decidido a casarme contigo, Kya. Compré tu anillo...
-¿Lo compraste antes o después de acostarte con ella? -grito una vez más y Max cierra los ojos-. ¿Después, cierto? Entonces no querías casarte, sólo sentías culpa.
-Kya, yo te amo -asegura con un hilo de voz, y por más que duela decirlo, esta es la primera vez en la que en realidad le creo lo que dice, pero al mismo tiempo sé que no tiene sentido seguir con esto.
-Vas a tener un hijo con ella... ¿Tú crees que yo soy tan estúpida como para querer estar contigo después de esto?
-Kya... ¿Y si no es mi hijo? No puedo estar seguro...
-Deja de ser un imbécil.
-Ella quiso abortar al bebé.
-¿Qué?
-Sí yo de verdad fuese aún más imbécil lo hubiese permitido, se terminaba el problema y yo podía seguir contigo como si nada... Sin embargo, hubo algo que me hizo detenerla...
Me duele escucharlo decir eso, me duele toda esta situación, me duele su mentira, me duele que se haya acostado con ella, pero nada me duele más que ver ese brillo en sus ojos, esa cosa que no sé explicar, me duele saber que hay muchas posibilidades de que ella le dé a Max algo que yo le quería dar.
-Dime algo, por favor -implora con desesperación.
-Felicidades -susurro-. Estoy segura que el bebé te hará cambiar...

Seco mis mejillas, trato de hacerme fuerte, me sonrío a mi misma, me digo que todo estará bien, después tomo mi caja de cosas y salgo del apartamento mordiendo mi lengua muy fuerte...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora