Capítulo 7

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Jueves, un maldito jueves en donde por fin siento que soy libre de todo el desastre de la universidad. Acabé con los exámenes más difíciles y hasta la próxima semana podré relajarme un poco.
Apenas he visto a Max en estos días, y estoy desesperada por verlo esta noche.
Todavía no puedo creerlo, miro ese anillo una y otra vez y no parece real. Me lo quito en la oficina para que papá no lo vea, y muera de un infarto, pero en los demás lugares lo luzco orgullosa.
Muchos lo han notado, pero nadie ha dicho nada, y no sé si eso es bueno o malo.
Cuando estaciono el coche frente al museo, veo a Iris salir con prisa. Se ve algo desesperada y corre hacia mi mientras que su cabello rubio se mueve de un lado al otro.
-¡Son las cinco, es hora del té! -grito con una sonrisa. Ella se coloca el cinturón y después me saluda con un beso en la mejilla.
-Tenemos que pasar por el hospital, antes -me dice sin apartar su mirada del tráfico que hay más adelante.
-¿Te sientes bien? -pregunto rápidamente, y ella asiente.
-Son solo análisis de chequeo. Nada grave, pero necesito buscarlos ahora.
-Bien. Al hospital, entonces.
Conduzco por la ciudad mientras que le cuento mi caótica semana, y después señalo el asiento trasero en donde descansa mi hermoso vestido para la boda de Mike.
-Es precioso, me enamoró el color, se me ve bien, y muero por enseñartelo. ¡A Max le encantará!
-¿Max sí irá?
Hago una mueca y dudo en responder por un momento, pero luego le sonrío y le digo con completa seguridad que sí lo hará, porque lo hará.
-¿Tienes idea de que regalarles? Alex no ayudó mucho con eso, sus ideas son malas.
-No lo sé. Soy mala para esas cosas. Por algo somos hermanos.
Iris y yo nos hicimos muy buenas amigas, y tengo que decirle sobre el anillo, no puedo ocultarselo. Necesito un consejo...

-Regresaré en un momento -me dice antes de bajar del coche. Después la veo subir las escaleras de entrada y perderse en el interior.
Tomo mi teléfono y le envío un mensaje a Max, pero me sorprende ver lo rápido que ha respondido. Siempre demora horas en responder...
Kya: *Cena esta noche?*
Max: *Sólo si tú haces la cena ;) *
Sonrío levemente y dejo mi celular dentro de mi bolso.
Jamás hemos tenido conversaciones muy profundas por mensaje, pero con cualquier tontería cómo esta me hace sonreír.
El celular suena y al ver que Max está llamando, siento que me voy a desmayar. Max jamás llama a menos que sea necesario y comienzo a asustarme por creer que algo malo sucedió.
-¿Qué sucede? ¿Todo está bien? -pregunto rápidamente.
Oigo un suspiro al otro lado, pero no es uno de esos suspiros malos. 
-Todo está bien. Creí que sería bueno llamar.
-¿Y ese milagro? -pregunto con otra sonrisa estúpida.
-El apartamento se sintió vacío todos estos días -confiesa levemente.
-¿Estás tratando de decir que me extrañaste?
-Tal vez...
Este es mi Max, el que me enamora siempre, el Max dulce y tierno que nadie conoce, que nadie sabe que existe. Sólo yo, y me siento malditamente afortunada por eso.
-Estaré ahí en un par de horas. Estoy con Iris justo ahora. Es jueves y vamos a tomar el té.
-Bien.
Hay un corto silencio, pero puedo apostar todo lo que tengo a que él está sonriendo.
-Te veo luego.
-Te espero en casa.
Él finaliza la llamada y yo me quedo con esas dos palabras que adoro oír, y más si él lo dice. "En casa". 

Iris deja su bolso encima de la mesa del comedor y se sienta con algo de prisa. La noto extraña, no ha dicho absolutamente nada desde que salió del hospital con ese sobre y comienzo a preocuparme.
-¿Todo está bien?
Ella regresa a la realidad y me mira. La tomé por sorpresa y no sabe que decir.
-¿Quieres calentar el agua? Voy a leer esto -Señala el sobre que tiene entre manos.
-Bien.

En la cocina me encargo de preparar todo para el té. Acomodo las tazas en la bandeja y busco las galletas de avena y chocolate que tanto adoramos, pero no las encuentro.
-¿Ya no hay galletas de avena y cho...?
Me detengo en seco al verla ahí, sentada con ese papel entre manos, llorando como si algo realmente malo estuviese sucediendo.
Reacciono, me muevo hacia ella y toco su brazo, pero parece ser aún pero, porque cubre su rostro y niega levemente con la cabeza.
-¿Qué sucede?
-Negativo... -susurra por lo bajo, se oye triste, destrozada y no sé qué hacer-. Negativo otra vez...
-No entiendo.
Ella sorbe su nariz y me entrega el papel, después busca algo en el interior de su bolso y cuando veo las dos pruebas de embarazo quiero gritar de emoción, pero noto que esto no es bueno.
Las dos pruebas son negativas y lo que dice el papel... No entiendo nada.
-Tenía un retraso, náuseas... Creí que está vez si...
Ella comienza a llorar un poco más fuerte y no sé cómo consolarla. Todavía no entiendo.
-Iris... Lo siento.
-Creí que está vez sí era posible. No puedo creerlo. ¿Por qué nos está pasando esto?
-¿De qué hablas?
Ella seca sus mejillas y después estruja el papel con rencor.
-¿Sabes una cosa? ¡Esto es un maldito castigo! ¡Lo merezco!
-Iris...
-Yo no quería ser madre aquella vez, no estaba lista... -Su voz se quiebra, y si la veo así un minuto más, voy a comenzar a llorar también-. Ahora que quiero serlo... Esto es un castigo.
-No, no digas eso.
Ella mueve su cabeza a modo de negación un par de veces y después sus hombros de sacuden por el llanto.
No sé qué más hacer, sólo la abrazo, acaricio su cabello y oigo su llanto.
-Un año, Kya. Alex y yo lo estamos intentando desde hace un año, y no sucede... Es mi culpa.
Estoy en shock, no puedo creerlo y no hay palabras suficientes para hacer que ella deje de llorar.
-Iris... No tenía idea.
-Alex vendrá y tendré que decirle que no de nuevo. Es el sexto no... Y es mi culpa.
-Iris...
No puedo verla así. Voy a comenzar a llorar en cualquier momento.
Jamás creí que ella y Alex estuviesen buscando un bebé...
-Jamás lo comentamos con nadie. No queremos ilucionar a nadie más. Es horrible, Kya. Es horrible ver ese signo negativo una y otra vez...
-No... Tal vez es como dicen por ahí: cuanto más lo buscas, menos posibilidades tienes de que suceda. No llores, Iris, por favor...
Ella trata de calmarse, pero no funciona. No sé si quedarme aquí, no sé si regresar a la cocina y darle su espacio... Estoy realmente sorprendida y confundida también.
-Voy a traerte un poco de agua.
Corro a la cocina y cargo el vaso con un poco de agua del refrigerador.
Definitivamente no tenía nada de esto en mente. Quería decirle sobre el anillo, sobre todo lo que hablamos con Max aquella noche, sobre las miles de cosas que he imaginado por más que sepa que no deba hacerlo, pero creo que no es buena idea.
-Bebe un poco -le pido.
Ella toma el vaso con algo de torpeza y puedo notar que sus manos están temblando. Sus ojos están rojos y se ve diferente. Jamás imaginé a Iris así.
-No sé lo digas a nadie.
-Nadie lo sabrá -aseguro de inmediato, la abrazo y me separo cuando la puerta de la entrada se abre.
Alex acaba de llegar a su casa y la sonrisa que tiene en el rostro se borra al ver a su novia así.
-¿Qué sucede? ¿Tienes el resultado?
Ella se pone de pie, da un par de pasos hacia él y niega con la cabeza un par de veces-. No lo estoy -susurra con la voz entrecortada-. El análisis de sangre dió negativo, otra vez...

Es horrible ver cómo los ojos de mi hermano dejan de brillar. Las esperanzas para él se han apagado una vez más y no quiero imaginar ni por un segundo lo que se debe sentir estando en su lugar.
Ambos han pasado por mucho, perdieron un bebé, volvieron a estar juntos, se aman, y ahora...
Esto es una mierda y siento que tengo que dejarlos solos.
-Es mi culpa... Lo siento, lo siento...
-No, no es tu culpa. Volveremos a intentarlo en un par de meses...
-Es mi culpa, Alex...

Tomo mi bolso y mi teléfono, después me despido de ambos.
-No sé lo digas a nadie, Kya -me pide Alex.
-No lo haré.
Alex se ve triste, pero trata de ser fuerte por ella.
Me siento muy mal por ambos. Merecen ser felices, merecen esa familia...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora