Capítulo 17

5.2K 604 90
                                    

-¿Qué haces aquí? -pregunto rápidamente.
Me aparto de Nick y me acerco a Max lo suficiente como para que pueda escucharme. No quiero un escándalo en la calle el día de hoy.
-¡Te llamé miles de veces! ¡Y cuándo por fin respondes, hay un tipo al otro lado de la línea!
Miro a Nick, pero no puedo decir nada. Sé lo que está sucediendo.
Sí, esto es como antes. Ahora yo soy la culpable y responsable de todo.
-No voy a pelear contigo, Max.
-¿Quieres decirme qué sucede? ¿Quien es él?
Suelto un suspiro y miro a mi alrededor, hay personas viéndonos, y me recuerda a esas viejas peleas.
-No tienes derecho a hacerme una escena, Max. Ya no somos nada.
No voy a alzar la voz, no voy a reaccionar como lo hice antes. Lo mejor es acabar con esto y hacer las cosas diferente.
Me gusta que haya venido, y me resulta tierno verlo celoso, pero para mí esto no es suficiente, ya no.
-Kya... Necesito hablar contigo.
-No quiero hablar, Max. Ya no tenemos nada de que hablar, y no deberías estar aquí.
Él pasa una mano por su pelo, se mueve un tanto incómodo y desesperado, después suspira.
-Es algo muy importante. Necesito arreglar esto.
-No. Creo que es mejor que nos tomemos un tiempo. Yo estoy bien así. Todo es mejor lejos de tí.
Trato de regresar hacia Nick, pero él me toma del brazo con delicadeza y me detiene.
Soy débil por dentro, me destroza volver a verlo, pero sé que estar separados es lo mejor.
-De verdad es importante, Kya.
Me tomo unos segundos para verlo, y me sorprende notar que está destrozado. Sus ojos ya no tienen ese brillo particular, se ve triste, preocupado. Sus ojeras están muy marcadas... No se ve como antes.
-¿Terminaste conmigo porque había algo más?
Él asiente.
-No sé cómo empezar.
-Siempre escondes algo, Max. Y estoy cansada de eso. Sea lo que sea, ya no me importa -miento tratando de sonar segura.
-Necesito decirte la verdad, Kya.
Me suelto de su agarre, doy un par de pasos hacia Nick, pero Max me detiene de nuevo. Se ve desesperado, perdido...
-¿Estás saliendo con él?
Max mira a Nick por encima de mi hombro, pero no hay ni un gramo de soberbia o desprecio en su actitud. Es más bien miedo, mucho miedo.
-Déjame en paz, Max...

Nick se coloca el cinturón de seguridad y yo me atrevo a mirarlo. El ambiente está bastante tenso, me siento incómoda y molesta.
Sé lo que sucedió.
-¿Por qué hiciste eso? -pregunto de inmediato, pero noto que él no tiene respuesta.
-No lo sé.
-Mi celular estaba apagado. ¿Por qué lo hiciste?
Suspira, peina su cabello y desvía su mirada de la mía. Noto que está avergonzado, pero no lo entiendo del todo.
-Solo quería que nos viera. Necesita dejarte en paz. Encendí tu celular y él comenzó a llamar... No sé qué me sucedió, sólo...
-Nick... Lo último que quería era esto.
-Lo lamento. Sé que estás furiosa, pero... Quería que me viera contigo.
Niego levemente y coloco ambas manos en el volante.
No tengo palabras, no sé lo que siento realmente, pero comienzo a conducir por la ciudad. Ya está empezando a anochecer y francamente estoy agotada. Ya no quiero ninguna sorpresa. Ni siquiera sé si debo molestarme con Nick por esto.

Estaciono frente a la pastelería y Nick suelta un suspiro. No sé qué demonios estoy haciendo.
-Estás molesta. Lo comprendo.
-Tambien estoy cansada -susurro sin mirarlo-. Necesito una ducha y mi cama.
-Lo entiendo.
Él se baja del coche sin decir más, veo como se sube a su motocicleta y me saluda con la mano antes de irse.
Trato de sonreír, pero no hay nada en mi rostro. Él se va, y yo también...

Son las diez, no logro dormir, he dado cientos de vueltas en la cama y me siento más que culpable.
Nick quería presentarme con sus amigos, y lo olvidé por completo en el momento de mi enfado.
¿Estuvo bien lo que hizo? No tengo idea, pero me siento fatal.
Max jamás me ha presentado a sus amigos, ni siquiera los tiene en realidad, es igual que yo, con la diferencia de que él aleja a todos de su alrededor. Y me ha acostumbrado durante tres años que es mejor que seamos solo él y yo. Antes creía que eso era bueno, pero ahora empiezo a notar que no es tan así.
Me pongo de pie, camino hasta mi teléfono, desconecto el cargador y marco el número de Nick.
Es lunes, mañana debo trabajar, estoy agotada, pero no me importa lo suficiente.
-¿Hola?
-Nick...
Oír su voz es un alivio.
Hay algo de barullo al otro lado, pero él no se oye para nada contento.
El silencio me mata, no sé qué demonios estoy haciendo.
-¿Aún estoy a tiempo de conocer a tus amigos? -pregunto, tratando de cambiar de actitud. Le sonrío al teléfono, y a los pocos segundos, él hace lo mismo.
-Pasaré a recogerte en medía hora -asegura y después cuelga.

Lanzo mi celular a la cama, me quito el pijama y corro hasta mi armario.
El tiempo vuela y me pruebo cientos de cosas hasta que él timbre suena un par de veces.
Y no estoy lista.
Llevo botas, jeans y una blusa cualquiera. Peino mi cabello con mis dedos, por causa de la ducha está algo rebelde y tengo ondas por todos lados, me coloco un poco de labial rosa y tomo mi celular y las llaves.
Me siento desastrosa, pero ya no tengo tiempo.

Bajo las escaleras del recibidor del edificio y camino hasta el portón de entrada. Él está ahí, esperándome con esa deslumbrante sonrisa. Tiene esa chaqueta de cuero que me gusta y se ve genial en su motocicleta. El sueño de cualquier chica.
-Luces como un chico malo -bromeo cuando cierro el portón de entrada.
-Oh, sabes que soy el bueno.
Me acerco a él, beso su mejilla y lo miro.
Es mejor ignorar ese comentario en estas circunstancias.
-Lamento lo que sucedió. Estaba molesta... Bueno, no sé cómo me siento en realidad.
-Yo te debo una disculpa. Sé que estuvo mal.
Le creo cada palabra, y no necesito más. Quiero olvidar a Max.
-¿Nos vamos?
-Te vas a congelar.
Veo como se quita su chaqueta y me la entrega rápidamente. Lo cierto es que hace frío, sólo un poco, pero lo suficiente como para tener piel de gallina.
-Gracias.
-Ahora sí, sube.
Me monto en la motocicleta, rodeo su cintura con mis brazos, él acelera segundos después y yo cierro los ojos por un momento.
Las luces de la ciudad desaparecen rápidamente, todo se mueve y va quedando atrás. El viento golpea mi cara, congela mi piel y me hace sentir diferente. Tengo miedo por la velocidad que tomamos, siento que mi cuerpo va a volar por los aires y se va a hacer pedazos en la calle en cualquier segundo, pero al mismo tiempo, él me hace sentir segura y tengo una mueca en el rostro que dice "Me gusta esto, pero estoy aterrada".

Nos detenemos en un bonito vecindario a unos quince minutos del centro de la ciudad.
Nick me observa para confirmar que sigo entera, y después sonríe sonoramente.
-¿Qué?
-¿Estás bien? -Asiento, pero no logro comprender a qué se refiere-. Aún puedo sentir tus brazos haciendo​ presión sobre mi estómago. Si algo malo me sucede será tu culpa.
Logro sonreír, pero ahora estoy nerviosa.
-Lo siento... No soy fan de las motocicletas.
-Sí, como cualquier chica que tiene un convertible.
Pongo los ojos en blanco, él toma mi mano y me dirige por la acera hasta la puerta de entrada de la casa de dos pisos.
En el interior hay risas, algo de música y huele a pizza.
Él golpea levemente, la puerta se abre y una chica de cabello negro con mechones rosados nos sonríe.
-Ya era hora.
Ambos entramos, observo el lugar con disimulo, pero todo parece bien.
No soy buena haciendo amigos, no soy divertida, ni nada de eso. Definitivamente no soy buena con esto y el grupo de gente que está en la sala de estar es bastante grande.
-Ven...
Nick vuelve a tomar mi mano, caminamos juntos hasta la sala de estar y ahí debo enfrentar a todos ellos, que me observan detenidamente, poniéndome más incómoda de lo que podría imaginar.
-Chicos, ella es Kya...
Me cruzo de brazos y sonrío.
Por Dios. Siento que me voy a desmayar. Llevo mucho tiempo sin pasar por esto.
Nick me dice los nombres de cada uno de ellos, pero no sé si podré recordarlos a todos. Son tres chicas y cuatro chicos, se ven simpáticos y uno de ellos me ofrece una porción de pizza de inmediato.
El ambiente es cálido y tengo que relajarme un poco.
-¡Aquí tienes lugar, Nick! -Grita uno de los ellos. Nick vuelve a tomar mi mano, y nos sentamos en el pequeño sillón individual color marrón.
Apenas cabemos los dos, pero trato de ignorar ese pequeño detalle.
Él estira su brazo y me ofrece todo lo que está a su alcance, pero le digo que no.
Soy así de tonta cuando conozco a nuevas personas. Aún no he dicho ni una sola palabra y estoy segura que todos pensarán que soy extraña.
-Solo relájate. Son buenos chicos.
-Lo intento.
-Oye, Kya, ¿quieres una?
El sujeto de camiseta negra me ofrece una cerveza, y la tomo sin pensarlo dos veces.
-Gracias.
-Puedes hablar con ellos de lo que sea. Vamos... Eres una chica increíble.
Asiento y escucho atentamente la conversación. Todos debaten sobre marcas de cervezas, yo quiero decir algo, pero no estoy segura si deba hacerlo. No quiero que piensen que soy una presumida o algo así...
-Sí algún día quieren emborracharse con cerveza, deben ir al Oktoberfest -murmuro, y logro captar la atención de todos ellos.
-¿Estuviste en el Oktoberfest? -pregunta la chica de cabello rosa con algo de sorpresa. Asiento levemente y noto como todos parecen interesados en saber más, escucho preguntas y hay caras de sorpresa, curiosidad y diversión...

-¡Jamas imaginé ver a mi padre borracho, y menos con cerveza! -exclamo entre risas por recordar esas vacaciones, y todos ríen conmigo.
Llevo más de diez minutos hablando y estoy por acabar mi cerveza.
-¿Lo ves? Eres genial... -susurra Nick sobre mi oído. Mi corazón late rápidamente, me siento feliz, diferente, siento que puedo contarles muchas anécdotas más que pueden hacerlos reír, y quiero hacerlo. Todos me agradan.
-Gracias por esto -le respondo del mismo modo.
Él me sonríe, ambos volvemos a prestar atención a la conversación, pero me pierdo por completo cuando él estira su brazo y rodea mi hombro, así sin más...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora