Extra. Max

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Mia está en mi apartamento, sigue ahí en el sillón y en la última semana se me hizo una maldita costumbre tenerla aquí.
Tenemos que resolver esto, y sé que no hay solución. Sólo tengo que enfrentarlo.
-¿Cómo te sientes? -pregunto una vez más, ella no responde, pero cuando me acerco al sillón, su cuerpo se mueve hacia adelante y veo como vomita en el suelo, otra maldita vez.
Se ve terrible, pálida, parece estar muriendo.
Suelto un suspiro, algunos insultos y me acerco a ella.
-Vay a vomitar de nuevo.
La ayudo a ponerse de pie, la llevo hacia el lavabo de la cocina y pocos segundos después ella empieza a quitar toda esa mierda de su cuerpo. Sostengo su cabello y trato de mirar hacia otro lado. El olor es aqueroso, ella parece débil y no sé detiene.
-¿Qué sientes?
-No lo sé... -responde en un susurro, pero deja de hacerlo. Su respiración se normaliza y luego moja su cara y su cuello con agua fría. Eso parece hacerla sentir mejor. Y lo cierto es que no sé qué mierda hacer en este momento.
Mia no tiene familia, no tiene amigas, no tiene a nadie, y temo que mi peor pesadilla se está haciendo realidad por un maldito error.
Por dos horas en las que lo arruiné, lo heché todo a perder.
Mi vida empezaba a acomodarse, y sin embargo, sólo un simple desliz, una maldita broma de mal gusto de ella me hizo reaccioonar con brusquedad, con impulso. Ahí lo perdí todo, incluyendo a Kya.
-¿Quieres que te lleve?
Ella asiente, seca su cara con la servilleta de papel y después camina hacia su bolso.

Nos subimos a mi coche, empiezo a conducir y ella mira por la ventanilla. Aún no hemos hablado de todo esto. Sentí que debía impedir esa locura, pero aún tengo muchas dudas, miles de cosas que pensar.
-Llevo un maldito mes sin poder dormir tranquilo, Mia.
-Yo igual.
Suelto un suspiro y golpeo levemente el volante del coche.
-Mi vida estaba siendo casi perfecta, todo estaba saliendo bien, quería casarme con ella...
-Lo lamento, Max...
-Mejor, cierra la boca.
-¡No me hables así!
-¡Voy a hablaste como se me dé le gana! ¡Tu eres responsable de todo esto! ¡Esta mierda es tu culpa!
-¡No fue solo mi culpa! -grita rápidamente. Está alterada, pero la conozco. Es solo drama y estoy harto de eso-. ¡Te acostaste conmigo esa noche! ¡No te obligué a nada!
-¡Arruinaste mi maldita vida!
-¿Yo? ¡Esto es problema de los dos ahora!
-No, aún no sé si es mío, jamás voy a estar seguro de eso.
-Sabes qué, Max. Basta.
Suelto un suspiro, trato de calmarme, pero no es tan sencillo. Ella puso mi mundo de cabeza en sólo unos minutos.
-¿Sabes qué, Max?
-¿Y ahora qué?
La miro por un instante y veo que está llorando, pero seca sus mejillas.
-Tienes razón... Tal vez no sea tuyo. No tienes que meterte en esto. Voy a regresar con mis padres y no voy a molestarte.
-Lo dices ahora que ya arruinaste mi vida.
-Eres un idiota.
-Es lo mejor que puedes hacer. Estoy casi seguro que no es mío.
-Bien, si estás tan seguro, ¿por qué impediste que abortara?
Detengo el coche cuando por fin llego a su edificio, pero no tengo nada que responder.
No sé porqué lo hice, pero supongo que no quería sentirme culpable.
-Llama si necesitas algo.
-No voy a necesitar nada de ti. Sólo olvida que esto sucedió. Regresa con Kya, vuelve a tener tu vida perfecta... No volveré a molestarte con esto. Tal vez tengas toda la razón y no sea tuyo...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora