Capítulo 15

4.6K 579 78
                                    

No estoy segura si estar aquí sea una buena idea, pero le dije que vendría y no quiero decepcionarlo.
Tomo un poco de aire, acomodo mi cabello y cruzo las puertas de vidrio de la cafetería.
El lugar está lleno de gente, no hay ni una sola mesa disponible y en los pocos segundos que me tomo para inspeccionar el lugar, puedo verlo al otro lado del salón, en la mesa doce.
Tiene la bandeja entre manos y coloca con delicadeza el pedido sobre la mesa.
Es lindo y el grupo de chicas a mi derecha ya lo ha notado porque no dejan de mirarlo como yo también lo estoy haciendo.
Tomo coraje, acomodo mi cabello y camino con seguridad hasta el mostrador.
No tengo idea de lo que pasará, él se ve muy ocupado y tal vez apenas pueda hablar cinco minutos, pero de todas formas me agrada. Me hace sentir bien, y me gustaría verlo nervioso.
Él aún no me ha visto, pero cuando camina hacia el mostrador y eleva la mirada, se detiene en seco, observa a su alrededor y pasa una mano por su cabello.
-Hola...
-Hola -respondo de la misma manera, e inspecciono su atuendo-. Me gusta la camiseta rosa -bromeo con una sonrisa.
Sus brazos se ven fuertes, no son gigantes como los de Max, pero... ¿Por qué demonios estoy pensando en Max?
-Es mi camiseta favorita -miente.
-Te ves muy ocupado -comento, y después observo el lugar. Ni siquiera hay una mesa disponible.
Él parece entrar en pánico, deja su bandeja en la mesada y mira el reloj en la pared.
-Cambié mi hora del almuerzo por una hora libre apartir de las cuatro...
-¿Qué?
Tengo una estúpida sonrisa y él se ve mucho más relajado.
-¿De qué sabor quieres tú batido?
Me estoy poniendo algo nerviosa, no estoy acostumbrada a toda esta atención y estos detalles, pero me siento bien, diferente, y me gusta demasiado.
-Que sea un batido de fresas.
Él asiente, después se pierde en la cocina mientras que yo espero a un lado.
Guardo dos rebanadas de pastel en los moldes de plástico, los coloco en la bolsa de papel y cuando todo está listo, él aparece delante de mí con una chaqueta negra que se le ve increíble, muy similar a la que tenía el día de la entrevista, y dos batidos para llevar entre manos.
-¿Estamos pensando lo mismo? -pregunta al ver la bolsa que tengo entre manos.
-¿La banca que está a mitad de la cuadra o el parque?
Otra sonrisa...
-La banca.
Asiento, él le dice algo a la encargada de la sección de cafetería y después cruzamos juntos todo el lugar.
El grupo de chicas no ha dejado de verlo, y él solo les sonríe al pasar.
Es muy bonito, demasiado para ser real, diría yo. Demasiado bonito como para no tener novia, y hablar conmigo.
Estoy yendo muy rápido con todo lo que tengo en mi cabeza, tengo que detener todo esto. Sólo es un batido. No significa nada.
-¿Cómo estuvo el primer día de cafetería? -pregunto mientras que caminamos lentamente hacia esa banca frente a la tienda de vestidos de fiesta que está a mitad de la calle.
-Bueno, siento lástima por mi -responde con esa increíble sonrisa que me hace sentir más nervios.
-Los sábados son así desde que tengo memoria. Y hay descuento en rebanadas de pasteles.
Llegamos a la banca, me siento y el me entrega el vaso transparente con mi batido color rosa.
Coloco la bolsa de papel a un lado, tomo los moldes de plástico y le entrego un rebanada de pastel.
-Espero que te guste el de triple chocolate -murmuro, buscando las cucharas de plástico del interior.
-Es un almuerzo muy nutritivo -bromea, y me hace reír de verdad por segunda vez.
Pruebo mi batido, lo saboreo y disfruto del pequeño momento de silencio que se formó, pero me pongo nerviosa al notar que él está mirando mi.
-¿Qué sucede? -pregunto en un susurro, pero me distraigo con el pastel porque no me atrevo a mirarlo.
-Nada... Es solo que... Te ves muy bien.
Sonrío levemente y miro mi ropa. Los jeans y la blusa color coral no son gran cosa.
-Gracias.
-Y tienes frío -asegura.
Miro mis brazos y noto como mi piel está erizada. Sí, tengo frío, hay viento, pero no lo había notado hasta que él lo dijo.
-No te preocupes.
Él niega rápidamente con la cabeza, y se quita su chaqueta de cuero. Le digo que no es necesario, pero él insiste y cuando lo noto, tengo su chaqueta cubriéndome del frío viento de Londres.
Los minutos pasan, la conversación es algo difícil, pero poco a poco él comienza a relajarse y yo también. Empiezo a entrar en confianza, me río más de tres veces y lo hago de verdad. Puedo sentir como todo ese dolor que antes apenas me dejaba respirar, se esfuma por completo.
Es como si él tuviera esa anestesia que acaba con todo lo que me hace daño.
-Y trabajo para mí padre en la empresa hasta el medio día.
-Eso es impresionante.
-Y no es todo. Luego de la empresa tengo universidad, y a partir de las cinco doy clases de baile.
Él abre un poco los ojos y la cara de sorpresa que veo me genera placer. Acabo de sorprenderlo por completo.
Hasta que recuerdo que ya no doy más clases en ningún lado.
-¿Qué estás estudiando?
Sacudo mi cabeza rápidamente y trato de que Max y toda su mierda no arruinen mi momento. Tengo que hacerle caso a mis padres por primera vez. Pensé que se equivocaban con respecto a Max durante estos tres años, pero siempre tuvieron razón en casi todo, pero no quería verlo.
-Estás viendo a una futura arquitecta -alardea con mi mejor sonrisa, y eso genera que nos pongamos a hablar sobre todo el asunto.
Nick es curioso, divertido, me hace sonreír y genera que quiera saber mucho más de él. Pero también es algo reservado. Aún no pude saber nada, sólo lo básico, y creo que preguntar esto hora es muy pronto.
Su celular comienza a sonar, él lo toma de su bolsillo trasero y hace una mueca de disgusto.
-Es la alarma. Debo regresar.
-Está bien -digo, un tanto decepcionada. Quería hablar más, siento que podría estar todo el día aquí en esta banca con él, y no me cansaría de ello.
-Lo lamento, de verdad que no quiero hacerlo, pero...
Me pongo de pie al igual que él y le digo que no se preocupe, que lo entiendo perfectamente-. Fue un placer "almorzar contigo".
Me río.
-Sí, fue un placer...
Ambos nos miramos sin saber que más decir. Ahora de verdad estoy algo nerviosa y siento que tendré que ser yo la que haga algo más.
-¿Quieres mi número? -pregunto sin pensarlo dos veces. Me siento como una niña, pero al mismo tiempo sé que es lo correcto.
Él pasa una malo por su pelo, suelta una risa nerviosa y asiete una vez.
-Solo si quieres.
Estiro mi mano hacia y espero que me entregue su celular. Tecleo mi número en la pantalla, lo guardo y después caminamos juntos hasta la entrada de la cafetería.
-Adiós.
-Adiós...
Él me observa unos segundos, pero no sé muy bien por qué. Doy un paso al frente, él acerca su cara y yo beso su mejilla.
Cielos... Él huele delicioso. A Paco Rabanne, y su barba hizo cosquillas en mis labios.
-Te llamaré -asegura después del sonoro beso.
-Espero que lo hagas -respondo rápidamente, y después me pongo sería al notar lo que está sucediendo-. Nick...
-Dime...
-¿Esto no fue una cita, verdad? -pregunto con la voz entrecortada. No sé por qué lo hago, pero no quiero que él piense que... Aún no estoy lista para esto.
Nick parece sorprendido, y creo que no sabe muy bien qué decir.
-No, no lo fue. Bueno, a menos que tú quieras que sea una cita -agrega rápidamente.
Sonrío y me siento más relajada de inmediato.
-No, no fue una cita.
-Lo que tú quieras está bien, Kya.

Llego a mi coche, me coloco el cinturón y cuando estoy por encender el motor, mi celular suena.
Abro el mensaje y después me miro en el espejo retrovisor.
¡Oh, cielos! ¡Lo olvidé!

*Me gusta tu chaqueta*

¡Olvidé regresarle su chaqueta!
Me río por unos segundos y respondo el mensaje.

*¡Lo siento! ¡Lo olvidé! Te la llevaré enseguida*

Su respuesta es casi inmediata.

*No te preocupes. Me la devuelves otro día*

Nick tiene algo que me hace sentir mejor. Cuando habla logro olvidar todo lo malo, me siento real, puedo decir lo que realmente pienso, no tengo temor en opinar, en hacer alguna broma o en reír a carcajadas.
Todo es diferente...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora