Capítulo 20

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Miro la pantalla de mi computadora una vez más y después suelto un suspiro.
Simón me entrega la taza de té con cuidado y luego se sienta a mi lado.
Él es el único que sabe lo que realmente sucedió con Max, la única persona a la que me atreví a decirle, el único que tal vez no hará una locura y no me gritará todo lo que ya oí alguna vez.
-¿Te sientes mejor?
-Claro que sí. Me prometí que no lloraría por esto, y aún no lo hice.
-Cielos... -Simon pierde su mirada en alguno de los objetos de la mesita ratona y niega levemente-. Max va a tener un bebé... Bueno, no va a tenerlo, pero... Lo que sea, tú me entiendes.
-Aún no puedo creerlo.
-¿Y qué harás?
Sonrío levemente y bebo un pequeño sobro, pero solo porque está demasiado caliente.
-Bailar -respondo con sequedad-. Voy a volver a bailar. No puedo hacer nada.
-¿De qué estás hablando?
Volteo mi computadora hacia su dirección y sonrío al ver que él abre sus ojos.
-¿Bromeas? No me digas...
-Tengo que pasar la siguiente audición.
-No puede ser, Kya. Papá estará muy feliz. Siempre fue su sueño verte bailar.
-Lo sé, y últimamente noté que necesitaba algo, y ese algo era esto. Quiero hacerlo.
-¿Es para olvidar a Max?
No estoy segura de qué responder, pero muchas cosas están más que claras en mi cabeza, y sé que quiero esto más que cualquier otra cosa.
-Lo único que sé es que me hace bien.
-Entonces hazlo.
Asiento una vez más y dejo la taza de té a un lado.
Apenas han pasado dos noches desde que ví a Max, pero comprendí que tal vez lo perdí hace mucho tiempo, y mi propio cuerpo se niega a recibir otro golpe, algún otro dolor. Ya ni siquiera me han quedado fuerzas para llorar. Todo está así... Normal, quieto, como siempre, pero sin él, y no siento absolutamente nada...
-¿Cuándo es la audición? -pregunta levemente y logra distraerme.
Suelto una risita cargada de rencor y apoyo mi cabeza en la palma de mi mano.
-Es mañana.
-¿Mañana?
Asiento una vez, y él no logra comprender por qué estoy así, tan relajada.
-Vi el correo esta mañana, no es mi culpa.
-¡Kya! ¡Tienes que ponerte a ensayar algo! ¿Te sabes la obra por lo menos?
Pongo los ojos en blanco y asiento una sola vez. Sé todo lo que haré en la segunda audición, sé cada paso, cada detalle, pero todo está en mi cabeza, no lo he practicado...
-¿Y qué sucedió con Nick? -me pregunta después de que logro convencerlo de que mañana pasaré esa audición.
-Nick estaba siendo demasiado entrometido.
-Sí, pero se preocupa por ti.
-No me gusta Nick, Simón -aseguro por primera vez en voz alta y siento algo de alivio al decirlo-. Es mi amigo, pero no me gusta ni un poco. Estoy tan molesta con él...
-Tienes que separar las cosas. Él no es como Max.
Suelto otro suspiro y me pongo de pie con desesperación. Quiero darme un baño, escuchar alguna canción que podré bailar mañana y luego dormir.
-Estoy cansada, Simón.
Él hace su peor y más detestable cara de ofendido.
-¿Estás echándome?
-Sí, quiero estar sola.

Lunes, y como todo el mundo, detesto los lunes. Esta tarde es la audición, pero no tengo idea de lo que haré. Sólo quiero estar en la casa y dormir, comer alguna cosa y volver a dormir. Lo de siempre, como cada vez que Max y yo discutíamos, pero con la diferencia de que sé que esta vez todo se fue a la mierda de verdad.
Miro mi reloj de nuevo, después reviso los planos en la pantalla de mi computadora y vuelvo a suspirar. Ya no quiero hacer esto, no quiero estar aquí.
El intercomunicador suena y me hace dar un brinco, regreso a la realidad y espero impaciente para oír la voz de Nat.
No quiero más reuniones, ni llamadas.
-¿Qué sucede? -pregunto, al ver que nadie dice nada.
-Hay alguien que quiere verte.
Pongo los ojos en blanco.
-¿Es Nick?
Hay un corto silencio. Pero es Lunes, y Nick siempre escoge los lunes para verme.
-No, es una chica.
-Mia -dice ella.
Escucho su voz y me siento derecha de inmediato, luego le pido a Nat que la haga pasar y me pongo de pie delante de mí escritorio para recibirla.
Sé que nadie obligó a Max a que se acostara con ella, pero en este momento la detesto tanto... No está bien que diga que quiero verla en el suelo, pero tengo mis motivos para hacerlo.
Fui demasiado buena con mucha gente que no debía. Y ella también tiene culpa de todo esto.
Los dos.

La puerta se abre y ella camina hacia mi lentamente. Me mira fijo, pero yo desvío mi mirada para ver sus botas de cuero, sus jeans y su chaqueta. Se ve tan delgada como lo recuerdo la última vez, pero pálida, y parece que por dentro está gritando.
-¿Qué haces aquí? -pregunto secamente.
Ella se detiene delante de mí, me observa, traga el nudo de su garganta y después suspira.
Quiere verse fuerte y segura, pero voy a aplastarla.
-Sé que fuiste a ver a Max el viernes por la noche -comenta como si estuviese enojada y eso despierta a esa Kya que nadie conoce, pero que todos pueden odiar.
-No fui a ver a Max, fui a buscar mis cosas -respondo con naturalidad, como si no sientiera nada, pero lo cierto es que estoy furiosa con ella, furiosa con él, conmigo...
-Tu maldito perfume Chanel estaba por todo el apartamento, me dió náuseas y...
-¿Y? -la interrumpo elevando el tono de voz.
-Max va a cambiar... No quiero que vuelvas a verlo.
Espero unos segundos, sonrío levemente en su dirección y sin pensarlo dos veces muevo mi mano con todas mis fuerzas, y tal vez un poco más, hacia su mejilla derecha. Ella no se lo espera en absoluto, pero abre su boca y respira rápidamente cuando su cara está hacia el otro lado.
-¡Estoy embarazada!
No me importó hacerlo, ella sabe que se lo merece.
Quería hacerlo, y ahora me siento bien.
-Tu solo eres una perra asquerosa que se acuesta con el primero que le sonríe. Y Max es otra mierda, con una evidente debilidad por las perras. ¡No te preocupes por mi, cariño!
-¡Me golpeaste!
-¡Lo merecías!
Ella comienza a llorar y da un paso hacia atrás. No logra convencerme de nada, sólo sé que siento odio, rencor, que quiero sacarla de aquí.
-Max va a cambiar por el bebé. Tienes que dejarlo en paz. Lo voy a necesitar y no te quiero cerca.
Sonrío de nuevo y trato de hacer que esa Kya débil resista en mi interior. Después de todo esto ya no queda nada, y la odio a ella. La odio por miles de razones.
-¿Quieres que te diga una cosa? -Doy un paso más hacia ella, para tenerla más cerca, y me alegra ver que gracias a mis tacones estoy más alta-. Nunca vas a dormir tranquila, porque por más que Max y tú tengan un bebé ahora, él va a buscarme.
-No voy a permitir eso.
-Sabes que él lo hará. Antes era yo la estúpida que regresaba, pero las cosas cambiaron, y vas a ver qué se va a volver loco, me buscará...
-¿Por qué no solo te olvidas de él y nos dejas en paz? Quiero que mi bebé tenga a su papá. Estoy sola aquí... Kya, tienes que entenderme.
-Yo lo tenía todo hace unos meses, creía que era perfecto, y luego apareciste tú...
-No fue solo mi culpa.
-Tal vez, pero no me importa.
-¿Vas a volver con Max solo para vengarte de mi?
Al oírla decir eso simplemente me río. Me gusta este papel, soy buena actriz, ella se va a creer todo lo que le diga, pero por dentro yo también estoy gritando.
-No voy a volver con él. Jamás arruinaría mi vida por segunda vez. Pero... Tienes que saber que jamás vas a poder estar tranquila, porque él vendrá a buscarme, siempre... Él si va a querer volver conmigo. No te dará la familia feliz que tanto deseas.
-Kya, tienes que alejarte -me suplica, y sus ojos rápidamente se llenan de lágrimas.
-No estoy segura si eres sorda o si solo eres estúpida, pero ya te lo dije dos veces. No voy a buscar a Max, él va a buscarme a mi...

KYA 2 - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora