Capítulo 39.

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Alix's POV.

Solo faltaban siete días para la Golden Gate y hoy era el cumpleaños de mi madre. Mi padre había preparado el desayuno para todos en el salón. Aiden y Liz estaban muy ilusionados, al igual que todos los años.

Mi madre bajó las escaleras y Aiden y Liz se tiraron a sus brazos.—¡Felicidades!—Les dio un casto beso en la frente y un abrazo.

Yo sonreí y fui a felicitarla al igual que mi padre. Ambos ya habíamos hablado de lo que queríamos regalarle, por eso me fui a comprarlo con Liz y Aiden.

Ambos lo trajeron. Antes de abrirlo, mi madre leyó la nota que había: para la mejor corredora de todo San Francisco.

Lo abrió y se encontró una de las cosas que siempre había querido tener: un mono de piloto. Era negro y blanco. Ahora que venía la Golden Gate, quizás se animaba a retomar por completo su carrera como corredora profesional y no ilegal.

Mi madre sonrió como hacía mucho que no lo hacía.—Me encanta.

-

Era por la noche y habíamos invitado a cenar a Dani, Gabriel, Allan y Grace, por cortesía de mi madre.
Estábamos terminando de cenar.
Mis padres habían entablado una conversación con mi tío, Allan y Gabriel mientras Grace hablaba con Aiden.

—¿Se va a quedar?—Me preguntó Liz.—Me cae bien, y es muy guapa.

Yo sonreí para mis adentros, que mi hermana dijera eso significaba mucho para mí. Ella no soportaba a Natasha.

Al cabo de un rato, mi madre comenzó a recoger los platos. A lo que Grace se ofreció a ayudar, al igual que yo.

-

Entramos al salón y Aiden le dijo a Grace que se sentara a su lado. Así que, yo me fui con Liz. Hablando con ella me di cuenta como Dani y Grace se miraban. Era una mirada de complicidad, estaba seguro que ellos se habían visto antes.

—He de irme, Reade me está esperando.—Se despidió con dulzura. En el fondo, esperaba que se quedase.

Grace's POV.

Me había quedado callada, no le había dicho nada al médico. Estaba sola en la celda cuando la alarma empezó a sonar. Los iban a coger, iban a matarlos.
Me acerqué a las rejillas y lo único que pude ver eran más hombres como Cooper yendo en dirección al ascensor.

Un disparo. Dos disparos. Tres disparos. Cuatro disparos. Cerré los ojos y me estremecí. En el fondo tenía una pequeña esperanza de que fueran a dejarlos vivir, pero Axel tenía razón.

Me tumbé de nuevo en la cama y Axel entró. Se quitó la sudadera, ensangrentada, y la tiró al suelo.

—¿Por qué estás lleno de sangre?

—Eso no es de tu incumbencia.

¿Dónde había quedado el Axel amable de antes? ¿Iba a volver? Bufé y me volví a girar. En ese instante, entró Cooper.

—Mocosa, arriba.

—¿Para qué?—Me atreví a preguntar.

—Arriba.—Repitió pausadamente y con tono nada amable.—Joe quiere verte.

Me levanté antes de que hubiera consecuencias. Conforme andábamos por el pasillo, me di cuenta que Cooper me había engañado. No íbamos a ver a Joe.

—Por aquí no está el despacho de Joe.

—Cállate.—Me agarró del brazo con fuerza.—¡¿Qué hiciste con mi tarjeta?!—Me gritó.

Alix. Saga H2 ✔️Where stories live. Discover now