Alix. Saga H2 ✔️

Capítulo 14.

Alix's POV.

¿Qué hacía ella con Mark? ¿Era corredora? Apreté los puños y la mandíbula con tal fuerza que parecía que estaba a punto de reventar, la ira se había apoderado de mi.

—¡Arranca!—Su voz me hizo volver y apreté el acelerador.

Esquivé las miles de personas que corrían sin rumbo alguno y salí de esa calle infernal. Teníamos un coche de policía detrás pero lo perdimos de vista en dos giros bruscos.

Por el rabillo del ojo podía ver cómo Grace estaba asombrada por mi manera de conducir. Nick estaba callado en el asiento de atrás.

—¿Eres corredor?—Preguntó cuándo ya no teníamos peligro de ser atrapados.

—Sí.—Soné frío.—Y por lo que veo tu también.

—No, solo corro de vez en cuando.—Fruncí el ceño y la miré fríamente. ¿Cómo alguien que no corría habitualmente era de los mejores corredores que había visto?

Volví a mirar al frente sin decir una palabra y aparqué en el garaje de mi casa. La suerte que teníamos era que Nick y yo éramos vecinos.

—Hasta mañana, Nick.—Y con la mirada le indiqué que al día siguiente teníamos muchas cosas de las que hablar.

—Hasta mañana.—Se despidió y cruzó de acera.

Grace se quedo extrañada.

—¿No vas a llevarme a casa?

—No.—Dije indiferente.—La policía va a estar dando vueltas y es arriesgado. Dormirás aquí.

Ella abrió los ojos como platos.—No.

Me encogí de hombros.—Ahí tienes la puerta, yo no pienso acompañarte.

Rodó los ojos y bufó.—Debo avisar a Reade.—Sacó su teléfono.

—Venga, avisa a tu novio y entremos. Es demasiado tarde.

Ella me fulminó con la mirada, me estaba comportando como un completo imbécil. Pero verla con Mark, hizo que me enfadara. Ella no sabía dónde se estaba metiendo, esa carrera era parte del negocio sucio de Mark.

Pero lo que realmente me llamó la atención fue el hecho de que supiera conducir así. Había visto a miles de corredores profesionales y no tan profesionales y ninguno corría así, la única que vi fue a mi madre. Ella corre igual que mi madre, ¿dónde había aprendido esta chica?

—No es mi novio.—Dijo con tono frío cuando terminó de avisar a Reade.

No dije nada, simplemente caminé hasta entrar en casa. Ella me siguió.

Mi casa era enorme. Subimos las escaleras y la guié a mi habitación. La suerte que tenía era que mi habitación estaba al final del pasillo y la de mis padres y mis hermanos al principio.

Encendí la luz pequeña y cerré la puerta. Me quité la camiseta y me acerqué a la cómoda y saqué una camiseta mía.

Se la tiré a Grace, quien se había quedado embobada mirando el águila que tenía tatuado en el pecho.