Capítulo 1.

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Habían pasado cuatro años desde aquel día en el que Alix le dijo a su madre que quería aprender a conducir.
Hoy en día era, junto con su mejor amigo Nick, uno de los mejores delincuentes juveniles que habían pisado San Francisco. Sus padres, no estaban al tanto de eso, ni siquiera Allan. Eran profesionales y no dejaban ni una sola pista. De vez en cuando, hacían algún que otro trapicheo con los rusos.

Ambos amigos, estaban en el callejón.—¿Dónde cojones están?—Nick comenzaba a impacientarse.

—Calma, Nick. Tienen que estar al caer.—Ambos llevaban más de diez minutos esperando a que los rusos llegaran para hacer un intercambio.

—Vaya, vaya, vaya... Pero si es el mismísimo Alix.

Ambos se giraron para ver al dueño de la voz.—Vólkov.—Pronunció Alix.

Mark Vólkov, el líder de la banda rusa más peligrosa de todo Estados Unidos. Eran cinco, pero cundían como si fueran veinte.

—Toma.—Le dio el dinero Nick y Mark, les entregó la bolsa de heroína.

La droga no era para ellos, pero de los únicos que podían fiarse para comprarla era de los rusos.

—Este fin de semana hay una fiesta en casa de Alek. Estáis invitados.—Alek Ivanov, otro integrante de la banda.

—Sabes que no nos gustan vuestras fiestas.—Fue Alix el que habló.

Vólkov sonrió de lado.—Esta vez será diferente. Invitaremos a todos los de último curso.

Alix y Nick se miraron con una mirada cómplice.—Lo pensaremos.—Y decidieron abandonar el lugar.

Cuando llevaban unos metros recorridos, la voz de Vólkov les hizo parar.—Por cierto, Fernández. Mi hermana te manda recuerdos.

Alix no se giró, simplemente sonrió con una sonrisa pícara y siguió su camino. Natasha Vólkov, tercera integrante de la banda y amiga con derecho a roce de Alix.

Ya era tarde y mañana empezaban las clases, así que, después de entregar la heroína, cada uno se dirigió a su casa.

—¡Alix!—Liz se tiró a sus brazos nada más abrir la puerta.

—¡Bichito!—La rodeó con sus brazos.

—Alix.—Un tímido Aiden se asomó por el pasillo. Era igual de dulce que su madre.

—Hey campeón.—Se acercó Alix a su hermano. Los mellizos ahora tenían seis años.—¿Por qué no estáis viendo la televisión?—Alix sabía que había algo raro, sus hermanos siempre veían la televisión a esa hora.

—Papá y mamá tienen visita.—Le dijo la pequeña Liz.

—¿Quién?

—El abuelo y otro señor mayor.—Se encogió de hombros Aiden.

Alix frunció el ceño. Allan y Gabriel estaban aquí. A simple vista no parecía nada grave pero Allan nunca había venido a casa de los Fernández.

—Venga, enanos. Acostaos que ahora voy a daros un beso.—Se agachó Alix para estar a su altura. Estos asintieron y nada más volverse, les dio una palmada cariñosa.

Se levantó y se dirigió al salón.

—Alix, cariño.—Sonrió dulcemente Emma. Este se acercó a su madre y le dio un beso en la mejilla.

—Bueno, yo debería irme ya.—Habló Allan. Se dio un apretón de manos con Hache y Gabriel y salió.

—Yo también debería irme.—Habló Gabriel. Se despidió cariñosamente de todos y salió.

—¿Qué pasa?—Preguntó finalmente Alix.

Emma y Hache se miraron.—Stuart se ha suicidado.—Fue Hache el que tomó la palabra. Alix conocía la historia de sus padres y sabía cuánto podía llegar a afectarles ese tema, sobre todo a su madre.

Pero Alix no entendía por qué lo decían en ese tono.—Allan está convencido de que no es un suicidio.—Ahora todo le cuadraba, alguien quería venganza.

El viaje desde Nueva York hasta San Francisco se le hizo eterno a Grace, pero por fin había llegado.

Era de noche y se dirigía hacia la dirección del apartamento de Reade. Para ella, Reade era el hermano que nunca tuvo.
A simple vista parecía la típica chica que lo tenía todo, pero lo cierto era que lo que escondía dentro de ella, era más oscuro que la noche misma.

—Estaba empezando a preocuparme.—La sorprendió Reade abriendo la puerta.

—Me he perdido y he estado dando vueltas como una idiota.—Reade estalló en carcajadas.

—Anda pasa.—Le cogió la maleta.

Reade tenía veintiocho años, era un agente joven, pero uno de los mejores con el que el FBI contaba.
En su segundo año, fue cuando sacó a la pequeña Grace de ese infierno; ella tan solo tenía diez años.

Grace no recuerda cómo llegó a parar a aquel lugar, pero si recuerda todo por lo que le hicieron pasar. Uno de sus recuerdos, era el sonido metálico que oía por las noches, ese sonido que todavía seguía sonando en su cabeza.

Después de deshacer la maleta, Grace se dirigió al salón.—¿Y qué tal por aquí?

—Bien.—Sonrió.—En un par de meses habré terminado mi misión.

Grace sonrió con nostalgia. No quería estar sola en una ciudad donde no conocía a nadie llevando a cabo su primera misión.—Weller me ha puesto tu caso, trabajaremos juntos.—Reade le leyó el pensamiento y Grace lo abrazó.

Reade sabía que Grace todavía estaba muy débil y estaba enfadado con Weller por haberle puesto el caso de los rusos. Él la quería muchísimo, era como su hermana y la conocía: todavía no lo había superado.

—Deberías irte a descansar para mañana. Ha sido un viaje muy largo.—Le dio un beso en la frente.

—Hasta mañana, Reade.

Grace subió las escaleras y se dirigió a la que sería su habitación hasta que la misión finalizara. Se sentó en el escritorio y abrió la carpeta del FBI.
A Grace nunca se le había dado bien hacer amigos e infiltrarse entre los rusos iba a ser muy complicado.

Grace fue pasando las hojas con los nombres de los rusos: Luka Serkin, Alek y Mila Ivanov, Natasha y Mark Vólkov.

Este último le llamó la atención, tenía unos ojos azules preciosos y el pelo negro como el carbón: no parecía ruso, pero lo era.

Grace decidió irse a dormir, mañana le esperaba un largo día.

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Espero que os haya gustado el primer capítulo y gracias por darle una oportunidad❤️

Alix. Saga H2 ✔️Where stories live. Discover now