Roxas se sentó de repente al lado de Scarlet; ella volvió a bufar, estaba frustrada de que la gente comenzase a ser tan abierta con ella. Echó un mechón rubio dorado detrás de su oreja y miró a As. Su amigo −posiblemente su mejor amigo desde Oriel−.
− ¿Qué pasa As?
− No deberías ser tan ermitaña Scar. Sé más sociable
− El problema es que yo no quiero ser sociable−dijo tajante Scarlet.
Volvió a su sopa, era desconcertante que de un día para otro estuviese sola y al otro alrededor de ¿amigos?
− Venga desembucha −siguió Scarlet.
Damian y Elie los miraban disimuladamente.
El ojiazul son que el mismo se diese cuenta los miraba con recelo, sentía enfado de lo cerca que estaban sentado el uno del otro y de cómo hablaban con tanta soltura.
− Es imposible contigo −dijo As con una sonrisa en su rostro− he oído que eres buena con la fabricación y reconstrucción de cachivaches…
− Si…a ver As, que necesitas reparar o fabricar.
− Necesito que me ayudes a reparar un coche que recogimos hace unos meses, he intentado de muchas formas distintas, pero parece imposible ¿me ayudarías?
As estaba confuso, preguntarle a Scarlet algo como eso era como que te dijesen no, incluso antes de preguntar, pero no perdía nada. Ella era su única esperanza o eso había oído, que tenía un gran don con la ingeniería y mecánica.
Scarlet tomó otro sorbo de su sopa y pensó un poco.
− ¡Claro! Porque no…a demás hace mucho que no paso tiempo con “cachivaches” como tú los llamas.
Él estaba sorprendido de que ella hubiese aceptado.
− Venga vamos −dijo Scarlet poniéndose en pie, ni siquiera había acabado su sopa y As ni siquiera había comenzado a comer su filete.
− ¿A-ahora?
− Claro, que esperas que espere a que el señor acabe de tomarse su filete. No, ahora o nunca, muévete.
As a regañadientes se puso en pie y dejó su filete a parte. Siguió a Scarlet a pesar de que ella no sabía hacia donde iba.
− Sabes a caso hacia donde vas.
− No −respondió ella− pero puedo encontrarlo gracias a mi olfato, deberías saberlo ya, Asy.
Scarlet se cruzó con su tío Guil por el camino, quien iba a darle un mordisco a manzana, pero entonces ella le arrebató la manzana.
− ¡Ey! Eso es mío sobrina ladrona.
− Lo siento, tengo hambre.
Y siguieron su camino.
− Oye…no me dejas comer y tu sí −reprochó As, aunque en verdad no le importaba mucho.
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Crónicas Elementales 2: Agua de Cristal. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]
RomanceSegunda parte de crónicas elementales
Capitulo 8. Luna llena plateada.
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