CAPITULO 23. CONFESIONES Y ALGO MÁS

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-¿Cómo te encuentras? ¿Recuerdas algo de anoche?-dijo él mirándome con cara angelical.

-N…no. No recuerdo nada. ¿Cómo es que estás aquí?

Claro que me acordaba, y eso era lo malo.

-Cuando te desmayaste y tu hermana te trajo aquí con tus padres, me llamó diciéndome que estabas muy mal. Has estado a punto de entrar en coma. Se lo dije a mi madre y me dejó venir y ya de paso me traje a Dylan. Cogimos el primer tren y vinimos en cuanto pudimos. Y gracias a Dios que estás bien.

Me sentía fatal por lo que había hecho esa noche.

-Lo siento…

-Esto ha sido muy perjudicial para ti. No te disculpes conmigo. Hazlo contigo misma.

No sólo me pensaba pedir disculpas, pensaba hablar conmigo misma. ¿Por qué? Simplemente quería saber eso. Porque.

-¿Sabes que ayer bebí demasiado?

-Sí.

Debía decírselo, me sentía fatal.

-Puede que… besara a un chico.

-¿Qué? Bromitas las justas…

-No es broma… lo siento.

Puso la cabeza entre sus manos pensando o algo mientras yo esperaba a que dijera algo.

-Yo sí que lo siento, no debí malgastar el tiempo contigo. Sabía que esto pasaría…-dijo sin mirarme.

Se levantó y empezó a recoger sus cosas.

-Para… no te vayas…-empecé a levantarme pero era inútil.

Se dirigió a la puerta y salió dejándome sola. No se podía ir, era lo único que tenía. Si lo perdía, lo perdía todo. Me levanté de un tirón y grité de dolor. Ojala no hubiera hecho eso… Me quité los tubos y me mareé un poco pero eso no me iba a impedir ir tras él. Reuní todo lo que me quedaba y salí al pasillo.

-¡Carlos! Carlos… ¡No te vayas…!

Se paró y me miró alarmado y vino hacia mí corriendo justo cuando me desmayaba.

Una habitación familiar se extendía delante de mí. Mi cuarto.

-¡Carlos! ¿Dónde está?

Alguien me cogió la mano, la reconocía demasiado bien. Era él, estaba allí. No lo pude evitar y empecé a llorar.

-Creía que te habías ido… para siempre…

-Segunda oportunidad- dijo sonriendo- no llores…

Ya no me dolía nada y me levanté con facilidad sentándome en el borde de la cama a su lado.

-¿Cómo te encuentras?

-Pues no se… he vuelto a nacer Jajaja.

-Me alegro. Y espero que me presentes a ese chico-puso cara de malote.

-Jajaja si…

Me besó y entonces entró mi hermana.

-¿Interrumpo?-preguntó.

-¿Qué pasa Re?- dije.

-¿Te vienes al lago?

-Claro.

-Os esperamos abajo.

Bajó y me volví a quedar a solas con él.

-Antes de que me reproches, iremos. Será bueno para los dos y no te preocupes por mí, estoy bien.

-¿Hay posibilidades de que nos quedemos?

-No-sonreí.

Mudanza a MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora