CAPITULO 15. RECOINCILIACIÓN.

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Me giré y le miré. Tenía el pelo oscuro revuelto como siempre y no me lo podía imaginar con el pelo bien hecho. Desaliñado con la camisa a cuadros por fuera y unos vaqueros negros combinados con unas zapatillas de Pull&Bear.

-Te has acordado…-dije haciendo que sonara más como una pregunta.

-Por supuesto… siento haber sido un imbécil y haberme enfadado contigo.

-¿Y porque has vuelto?

-Te echaba de menos. Perdóname…

-Nunca estuve enfadada contigo, sino conmigo misma preguntándome que había hecho mal para que no me hablaras y me evitaras continuamente. He estado muy mal, he estado mucho tiempo pensando, he bajado las notas y me he comido la cabeza muchas veces pensando en qué pasaría si no me volvías a hablar nunca más. En la vida. Y hoy, se ha hecho realidad mi deseo de cumpleaños. Te he visto, pero nunca pensaría que llegaría a que me hablaras.

-Vaya. No pensaba que…

-¿Qué me importaras? Pues sí. Aunque sé que para expresarlo me cuesta lo mío, pero sí que me importas, mucho.-dije yo cortándole.

-Ahora está todo arreglado pues.

-Pues... ¿Qué haces mañana? Ah, déjame adivinar. Estarás con tu nueva novia.

-Ya no es mi novia.

Esas palabras causaron en mí un alivio inesperado haciendo que todo lo que tenía en la cabeza (todos mis líos y preocupaciones) se esfumaran de repente.

-Mañana te recogeré a las 11. Estate lista.-dijo él con una sonrisa.

-Está bien. Nos vemos mañana.

Entramos juntos al bloque de pisos y subimos en el ascensor en completo silencio. Se abrió el ascensor en su planta y salió primero y tuve el valor de decirle una cosa, que no estaba entre mi vocabulario habitual, antes de que se cerraran las puertas y fuera a mi piso.

-¡Carlos!-dije.

-¿Sí?

-Te quiero.

Se cerraron las puertas y el ascensor subió hasta mi planta.

Mudanza a MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora