Capítulo XXVI : El Cuartel General

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     Al romperse el objeto creado por el Lucky Charm, Ladybug no tuvo oportunidad de reconstruir la escuela. Tuvieron que depender de los bomberos, la policía y los servicios de emergencia médica para asegurarse de que habría una oportunidad para sus compañeros, incluso para los desconocidos. Sin embargo, las sábanas blancas comenzaron a aparecer. Un total de dieciocho estudiantes fueron asesinados por las plumas afiladas de Plume Mortelle. Veinte más resultaron heridos. Alix, Max y Rose entre ellos. La primera, con las plumas incrustadas en su brazo. El segundo, con contusiones tras ser aplastado por la multitud que pretendía escapar. Y la tercera, con una mano rota luego de caer cuando Kim delató la posición de la heroína enmascarada.

La prensa tardó en llegar, tanto que no pudieron encontrar aún a los héroes de París que tampoco tuvieron tiempo de acompañar a las víctimas mientras estaban siendo atendidos. Mucho menos pudieron quedarse a ver cómo Chloé era trasladada al hospital más privado y prestigioso de París, sin compañía alguna gracias a que los paramédicos cerraron las puertas de la ambulancia. La pequeña Sabrina permaneció a mitad de la calle, observando cómo su única amiga se alejaba en el horizonte.

Mientras Lila Rossi se perdía entre la multitud, sin poder escapar de las miradas acusatorias de sus compañeros de clase que se fijaban en ella y en el Miraculous falso, un grupo más de estudiantes esperaba a que un paramédico limpiara la herida en el rostro de Marinette, mientras otra doctora se aseguraba de que los golpes en la nuca de Nino fuesen sólo pequeños rasguños. Alya y Adrien esperaban impacientemente, mientras Tikki y Plagg permanecían ocultos en el bolso de la chica de las gafas. Comían cada uno una galleta y un trozo de queso Camembert. Plagg gozaba de cada bocado, mientras Tikki sólo miraba hacia la abertura desde donde llegaba la voz del paramédico que atendía a la chica de los ojos azules.

—Tienes suerte —decía el paramédico—. No necesitas sutura. Y no es muy profundo, así que tal vez no dejará cicatriz.

Marinette asintió en silencio, esbozando una última mueca de dolor cuando el vendolete cubrió el corte.

—Ya está —dijo el paramédico—. ¿Necesitas ayuda con algo más? Podemos darte una píldora para los nervios.

—Estoy bien.

La chica se alejó de la ambulancia antes de que el interrogatorio siguiera, reuniéndose con Alya y Adrien en espera de que Nino fuese liberado también. Se llevó una gran sorpresa cuando el protector brazo de Adrien la rodeó por la espalda, actuando también como un gran consuelo.

Una vez que Nino terminó con lo suyo y pudo ir a casa, Adrien y Marinette lideraron la huída en dirección contraria hacia donde la conmoción aún no terminaba. Pudieron ver las camionetas de los noticieros, desde donde bajaban a toda velocidad los reporteros. A Marinette le pareció extraño ver a Nadja Chamack en el centro de la acción, a pesar de que la mujer seguía luciendo demacrada. Y saber la razón que ella tenía para lucir de esa manera, hizo que Marinette apretara el paso.

En silencio, acordaron implícitamente seguir a Adrien hacia la mansión Agreste. No objetaron cuando Sabrina los alcanzó, corriendo a toda velocidad hacia ellos. Ni bien entraron a través de la gigantesca puerta principal, Nathalie se percató de quién era la chica que acompañaba con más cercanía al muchacho rubio. No perdió un solo segundo antes de hablar, mezclando el fastidio ante la rebeldía con la angustia de que Adrien sufriese otra reprimenda.

—Adrien, ¿qué haces aquí? Deberías estar en la escuela.

El aludido se separó de Marinette para colocarse al frente de ella, y de sus otros tres amigos.

Miraculous: El Akuma IrreversibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora