Capítulo I: Día de Ensueño

765 67 46
                                    


     Una mano salió de debajo de las sábanas para apagar torpemente la quinta alarma de emergencia. En la pantalla del móvil ponía que pasaba del medio día. El sol no podía colarse a su antojo a través de las cortinas, pues la persona que dormía en esa pequeña y rosada habitación apenas daba señales de vida. La mano cayó por el borde de la cama. Y aquella diminuta criatura de color rojo brotó también de debajo de las sábanas para mirar la hora en la pantalla del móvil. Acalorada, la pequeña criatura tomó el dedo índice de aquella persona y tiró de él con tanta fuerza como pudo.

La única respuesta que obtuvo fue un quejido que aquella chica soltó, antes de hacerse un ovillo debajo de las sábanas.

— ¡Marinette, ya es hora!

Aquella criatura tomó las sábanas y comenzó a tirar de ellas para dejar al descubierto el cuerpo de la chica, quien no tardó en buscar a tientas la sábana para cubrirse de nuevo. Comenzó un pequeño forcejeo entre la chica y la criatura, luchando por la sábana. La vencedora fue la chica, causando que la criatura fuera a dar a la silla frente al escritorio.

Si tan sólo hubiese estado lúcida, quizá la chica habría esbozado una sonrisa triunfal.

— ¡Marinette! ¡Despierta!

Nada.

La criatura intentó retirar nuevamente la sábana, pero la intervención de una segunda voz la obligó a buscar un escondite. Un segundo después, la trampilla que daba acceso a la habitación se abrió para que aquella jovencita morena hiciera su aparición. La recién llegada buscó con la mirada, hasta que descubrió ese bulto que aún estaba en la cama. Puso los ojos en blanco y tomó las sábanas con ambas manos, retirándolas con violencia.

Aquella otra chica, de segundo negro, sólo se quejó y abrazó una de sus almohadas.

— ¡Marinette!

Víctima de un poco de frustración, la chica morena abrió con violencia las cortinas. La luz del sol fue lo único que logró hacer que la chica recostada abriera finalmente los ojos. Los frotó por un instante y se sentó en la orilla de la cama, quedándose por un momento con la mirada perdida.

— ¡Marinette! ¡Venga, arriba!

La chica morena intentó tirar del brazo de Marinette para hacer que se levantara, sin conseguirlo. Marinette cayó nuevamente de espaldas en la cama y cerró los ojos, por lo que su amiga tuvo que tomarla por los tobillos para obligarla a despertar.

— ¡¡Marinette!!

Lo único que la chica morena consiguió fue que Marinette cayera de la cama. Aunque aquello fue suficiente como para hacer que la chica pudiera articular apenas un par de palabras.

—A-Alya... ¿Alya...? ¿Qué haces aquí?

— ¿En verdad estás preguntando eso? ¡Levántate! ¡Mira la hora que es!

— ¿Qué hora es? Estoy cansada...

— ¡Has estado esperando esto desde hace dos semanas! ¿Cómo pudiste quedarte dormida?

— ¿De qué hablas?

Como respuesta, Alya buscó en la habitación hasta encontrar el calendario en el que Marinette había señalado con pequeños corazones, y con la diminuta fotografía de un atractivo chico rubio, la fecha de ese mismo día.

Domingo, 12 de septiembre.

Sintiendo una descarga de adrenalina en su cuerpo, Marinette tomó el calendario y soltó un grito agudo, para después lanzar el calendario a la cama y sucumbir a un ataque de nervios. Tomó a Alya por los hombros y comenzó a sacudirla con violencia para enfatizar sus palabras.

Miraculous: El Akuma IrreversibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora