Prólogo: Misión Nocturna

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¡Hey, hola! Un consejito: Escuchen la canción que les dejo en multimedia al final del prólogo, y prepárense para iniciar una nueva aventura. ¡Bienvenidos y que disfruten el capítulo!

     — ¡Cuidado, Ladybug!

La chica del traje rojo saltó justo a tiempo, a la par que el gato negro bloqueaba el ataque enemigo. El gran trozo de concreto cayó al suelo, casando un cráter un tanto mayor que el que se había originado cuando el enemigo lo había tomado. Sus manos perforaban las calles en busca de más proyectiles que los dos héroes no podían seguir esquivando. Y teniendo únicamente aquella manguera moteada en las manos, la chica tenía que pensar con más velocidad. Dio un gran salto, llevando consigo a su compañero, para esquivar el siguiente disparo.

La manguera seguía pareciendo inútil.

Cubiertos detrás de un muro de concreto, creado por los restos de los ataques del enemigo, ambos se miraron fugazmente.

El monstruo, cuyo cuerpo asemejaba a una de esas máquinas que mezclan el concreto de las calles, golpeó el muro con la única intención de derribarlo.

—El akuma está oculto en su casco —dijo Ladybug, por tercera vez consecutiva desde su llegada al campo de batalla.

Un segundo golpe.

Obedeciendo a su instinto, el muchacho cubrió a la chica con su cuerpo para evitar que un par de escombros cayeran sobre ella.

—Pero cada vez que intentamos tomarlo, él dispara el concreto de sus manos —le recordó Chat Noir—. Si el concreto cae sobre nosotros, no podemos movernos.

—Tiene que haber una manera...

Tercer golpe.

La barrera comenzó a cuartearse.

Ladybug subió por un instante para evaluar sus opciones, fijando su atención en los pequeños canales de los que brotaba el concreto de las manos del monstruo. Se percató entonces del hecho de que lo que ella buscaba siempre había estado frente a sus ojos.

Los canales a través de los que brotaba el concreto.

Bajó de nuevo hasta donde esperaba su compañero. Extendió un poco la manguera y la sujetó con fuerza.

—Tengo un plan —dijo ella—. ¡Chat Noir, distráelo!

— ¡Sus deseos son órdenes, mademoiselle!

Chat Noir se impulsó con ayuda de su báculo, llegando a tal altura que se convirtió en la distracción perfecta. El enemigo giró su cabeza con la intención de seguir con la mirada a su contrincante. Sin embargo, aquello no fue suficiente. Ladybug intentó poner en práctica su plan, aún a sabiendas de que el enemigo ya había fijado sus ojos en ella. Apenas tuvo tiempo de extender lo suficiente la manguera. No tuvo más opción que detenerse al sentir que el puño del enemigo se impactaba contra su rostro. Cayó de espaldas en el suelo soltando un quejido. Y ese sonido bastó para despertar todos los sentidos ocultos de Chat Noir. El gato negro, sin pensarlo dos veces, invocó los poderes de su Cataclism.

— ¡Oye, monstruo! —Exclamó Chat Noir, dando un salto para colocarse justo entre la chica y el enemigo—. ¡Te daré una lección para que lo pienses dos veces antes de lastimar a mi chica!

— ¡No soy tu chica!

Chat Noir se limitó a reír. Esa sonrisa no se borró en ningún momento, ni siquiera cuando corrió hacia la bestia y colocó sus manos en las del enemigo. De esa manera quedó totalmente destruida la armadura de concreto que cubría su cuerpo. Los canales de sus manos quedaron totalmente al descubierto, demostrando ser un tanto más grandes y expuestos de lo que parecían. Enfurecido, el enemigo dejó salir un gruñido. Un resplandor con la forma de una mariposa apareció frente a sus ojos.

— ¡Déjate de juegos! —Exclamó una voz dentro de su cabeza—. ¡Quiero los Miraculous!

Chat Noir cubrió nuevamente a Ladybug, recibiendo por completo el disparo de concreto que estaba destinado a aplastarla a ella. Gracias a la agilidad del gato, fueron únicamente sus piernas las que quedaron sujetas al suelo cuando el concreto secó inmediatamente. Quedó totalmente inmovilizado, y no le quedó más que observar cómo la chica corría hacia el enemigo y lanzaba uno de los extremos de la manguera para incrustarlo en uno de los canales. Saltó nuevamente para colocarse en la posición correcta y esbozó una sonrisa triunfal al darse cuenta de que su plan daría resultado. Los canales expulsaron el concreto nuevamente y ella pudo controlarlo mediante la manguera, dirigiendo el concreto hacia el cuerpo del contrincante. Quedando totalmente paralizado, para Ladybug fue sencillo saltar de nuevo y tomar el casco de su oponente. Lo lanzó al suelo y le dio un pisotón, liberando a la mariposa de colores oscuros que por un momento intentó escapar.

—Tendrás que hacer algo mejor que eso, pequeño akuma —dijo ella—. ¡Yo te libero de la maldad!

Atrapó a la mariposa oscura, purificándola y liberando en su lugar a una mariposa de color blanco que finalmente pudo emprender el escape.

—Adiós, pequeña mariposa.

En pocos segundos, la chica se encargó de devolver a la ciudad a su estado natural. Las calles fueron reparadas. Los parisinos paralizados volvieron a la normalidad. Chat Noir pudo caminar nuevamente. Y aquel hombre poseído por el akuma pudo volver a ser él mismo.

— ¿Q-qué...? ¿Q-qué sucedió...?

Ladybug rió antes de acercarse a él para ayudarlo a levantarse. El negro de la noche comenzó a desaparecer, para dar paso al azul apagado del inicio del amanecer.

—Descuide —dijo la chica una vez que el hombre estuvo de pie—. Ya todo está bien. Vaya a descansar, es tarde.

Chat Noir esperó a que el hombre desapareciera en la distancia. Sonrió y chocó sus puños con los de Ladybug para celebrar la victoria. Terminado el ritual, el gato rodeó los hombros de Ladybug con un brazo y esbozó su sonrisa de conquistador empedernido. Ladybug puso los ojos en blanco.

—Ahora que estamos solos, mi lady, tal vez podamos discutir si eres mi chica o no.

—No lo soy —dijo ella entre risas—. ¿Qué hora es? Creo que perdimos toda la noche aquí...

—Comienza a amanecer. Mira el cielo.

—Sí... ¡El amanecer! ¡Demonios! ¡Tengo que volver a casa! M-mañana tengo un día muy largo y... y-y...

Se sonrojó al instante. ¿Cómo era que lo había olvidado? Pasar la noche peleando junto a Chat Noir no era una buena manera de alistarse para el mejor día de su vida.

—Puedo invitarte a mi casa para que tomes una siesta —propuso Chat Noir sin borrar su irresistible sonrisa—. Aunque quizá tengas que pagarme con un beso.

Y preparó sus labios para besar la mejilla de la chica, quien respondió apartándose de él.

El anillo y los pendientes emitieron un sonido, alertando a sus portadores de que el tiempo comenzaba a agotarse.

—Tengo que irme —dijo Ladybug acalorada—. ¡Nos vemos!

Le dedicó un guiño y una cálida sonrisa al gato antes de emprender el escape. Chat Noir sonrió nuevamente y tomó el amino contrario. Se ocultó dentro de un callejón oscuro, dejando ir su transformación para convertirse en ese muchacho rubio y extremadamente atractivo. No se dio cuenta de ninguna manera de que mientras él recompensaba a su diminuto amigo de color negro con un trozo de queso camembert que sacó de su bolsillo, un intruso lo observaba desde uno de los tejados de las casas aledañas al callejón.

Aquella persona, ataviada con una ondeante capa de color negro, tomó su móvil para fotografiar al chico rubio. Lo observó alejarse, en silencio, y esbozó una siniestra sonrisa.

—Identificado —dijo, delatando que se trataba de una mujer—. Adrien Agreste... Interesante.

Y dicho aquello, la siniestra figura se esfumó en una nube de humo negro. El único rastro que quedó de ella fue aquel par de plumas de cuervo que se convirtieron en cenizas cuando fueron iluminados por los primeros rayos del sol.

Miraculous: El Akuma IrreversibleWhere stories live. Discover now