Capítulo XXIV: La Respuesta de Plume Mortelle

267 27 32
                                    


     Luego de una noche ajetreada en la que no pudo obtener nada nuevo para el Ladyblog, Alya se presentó en el colegio como en cualquier otro día normal. Se detuvo para recibir los elogios de un par de chicos mayores, que celebraron con ella que la transmisión del mensaje de Ladybug ya había alcanzado los tres millones de visitas. El Ladyblog crecía cada vez más, todo gracias a su arduo trabajo. Y a su misión secreta como cómplice de los defensores de París.

Llegó finalmente a su clase, descubriendo que era la primera en el cuarteto de oro. Nino, Adrien y Marinette no daban señales de vida aún. Entabló una pequeña conversación con Rose antes de sentarse en su sitio. Buscó su portátil en el bolso y siguió trabajando en lo suyo. Nunca antes se había sentido tan inspirada.

Ni bien colocó el título de una nueva entrada, dedicada a recopilar las teorías más originales de sus seguidores sobre el origen de Plume Mortelle, escuchó aquellas voces susurrantes que se escucharon con más fuerza gracias a que el aula no estaba totalmente concurrida.

La voz de su mejor amiga, y la voz del codiciado súper modelo adolescente.

—Promete que será nuestro secreto —dijo ella.

—Lo prometo —dijo él.

Arqueó las cejas al verlos entrar juntos. Sonrió cuando se percató de que Adrien llevaba el bolso de Marinette, además de sus propias cosas. Esperó en silencio hasta que Marinette ocupó su sitio a su lado. Adrien dejó el bolso de la chica de ojos azules sobre la mesa. Un adorable y pequeño sonrojo adornaba las mejillas de Marinette.

—Hola, Alya —dijo el chico.

—Hola —respondió ella—. Adrien, luces demasiado tranquilo después de lo que sucedió anoche. Un akumatizado afuera de tu casa, y parece que dormiste como un bebé.

—Chat Noir me sacó de la mansión justo a tiempo —dijo el chico.

—Y a mí me dijo que debía irme de ese lugar.

— ¿Pudiste ver algo, Alya? —dijo Marinette.

—No pude ver demasiado —se quejó Alya—. Y cuando pude acercarme, todo había terminado. Sólo me di cuenta de que nada volvió a la normalidad. Eso es extraño.

—Al parecer, Ladybug nunca llegó —dijo Marinette, sintiéndose incómoda y expuesta ante la mirada de su mejor amiga.

—Sólo pude ver pocos detalles de su aspecto —dijo Alya—. Lucía brutal.

—El akuma no fue destruido —dijo Adrien—. Eso deja en duda si Coeur Brisé aún está rondando.

—Si es así, tendremos otro problema —dijo Marinette.

—Que Le Papillion puede akumatizar a más de uno a la vez —razonó Alya.

La repentina llegada de Nino hizo que el tema de los cómplices quedara en el aire. Adrien se separó de las chicas para reunirse con su mejor amigo. Alya no esperó un minuto más, pues sintió que la curiosidad le quemaba por dentro.

— ¿Y bien? —dijo, mirando a su mejor amiga.

Marinette le devolvió el gesto, confundida y totalmente dispersa.

—Ayer estabas sumida en la depresión, y hoy ustedes dos parecen inseparables. Incluso te ha ayudado a traer tus cosas.

—Nada ha cambiado.

—Los escuché hablando de un secreto.

Alya arqueó las cejas. Marinette suspiró y miró en todas direcciones, sólo para asegurarse de que el secreto se mantendría a salvo. Balbuceó en el último momento. No encontró ninguna forma de confesarle a Alya cada acontecimiento que derivó en su momento inolvidable en la terraza. ¿Cómo decirle que incluso en ese momento seguía estando akumatizada? ¿Cómo explicar el hecho de que la confesión de Adrien ocurrió justo después de confesar sus secretos? ¿Cómo seguir manteniendo su doble vida, si su compañero defensor de la justicia ya había descubierto el misterio de sus pendientes?

Miraculous: El Akuma IrreversibleWhere stories live. Discover now