Capítulo 6 |Nueva edición|

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Muchas veces había escuchado sobre Vincent Van Gogh y su ideología poco común sobre la vida y las teorías que los seres comunes le daban a esta

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Muchas veces había escuchado sobre Vincent Van Gogh y su ideología poco común sobre la vida y las teorías que los seres comunes le daban a esta. De hecho, se dice que por muchos años de su existencia consumió pintura amarilla como alimento y, si bien es cierto, que él mismo se intoxicaba al consumirla, también es cierto que el amarillo es un color que transmite felicidad y él lo que más deseaba era eso, felicidad; al igual que yo.

Por esta razón observaba mi plato con atención mientras que con ayuda de mi tenedor removía el huevo frito que mi madre había preparado exclusivamente para mí, idealizando que ese plato estaba repleto de pintura. Amarillo, amarillo es felicidad, felicidad es amarillo. Primer bocado de comida. Ian es parte de mi felicidad ¿pero dónde está? observé mi móvil aún sin sus llamas. Segundo bocado de comida. Van Gogh y su teoría son un total asco. Último bocado de comida.

Lo que más odiaba de las decepciones, en general, era esa sensación de malestar que invadía todo mi cuerpo. Los alimentos dejaban de ser deliciosos ante mi paladar, el frío llamado desamor o decepción invadía mi estómago, el sueño se apoderaba de mi sistema y por minutos u horas, todo dejaba de ser interesante, pues dentro de mi mente atacaban las teorías, las probabilidades y los porcentajes de querer saber cuándo tiempo iba a tardar en aparecer, cuánto tiempo iba a doler o cuánto tiempo iba a tardar en superar todo en caso de que fuera verdad. Entonces arrastrando mis pies entré a mi habitación, su perfume aún estaba en cada rincón y por si fuera poco, la camisa que usó la noche anterior también estaba tirada a un lado de mi cama.

Tomé la camisa buscando un momento de felicidad, entonces quité mis lentes y acerqué la tela fina hasta la punta de mi nariz e inhale, sonriendo en el acto y decepcionándome aún más. Enojada e indignada tome mí cepillo y de manera violenta pase las cerdas sobre los nudos de mi cabello, llevándome muchas hebras y quedando más calva de lo que ya era. Así forme una coleta alta y pasé mis manos por mi roba, intentando quitar algunas arrugas. Sostuve mi bolso en mano y despidiéndome de ese olor tan refrescante, salí de mi habitación.

En la afueras de mi casa una morena de cabellera manchada esperaba por mí mientras movía sus dedos desenfrenadamente sobre el táctil de su móvil. Esta, al escucharme a un lado de su cuerpo, elevó su mirada con una pequeña sonrisa e inmediatamente entrelazo nuestros brazos para comenzar a caminar en dirección opuesta.

— Buenos días, cariño — comenzó a decir sonriente —. Sabes, hoy es un hermoso día.

— ¿Lo es?

— Así es — dio pequeñas palmaditas sobre mi brazo —. Aunque imagino que no lo sabrás por la noche tan loca que tuviste ¿cierto? — detuve mis pasos extrañada por su comentario — Anoche no pude dormir y digamos que vi a un par de adolescentes saliendo de casa a altas horas de la madrugada y quiero aclarar que eso no me convierte en esa vecina loca que anda espiando — al ver mi cara de "ambas sabemos que eso es mentira" exhalo — . Vamos, soy joven e inocente, pero no estúpida. Sé muy bien lo que hacen dos personas fuera de su casa en plena noche y con las hormonas locas a flor de piel — detuvo sus pasos quedando frente a mí y colocando sus manos sobre su cintura —. Así que seré directa, ¿qué tan cierto son los rumores sobre el miembro de Ian?

Juro enamorarte |BORRADOR|Where stories live. Discover now